La erupción de Mauna Loa, el volcán más grande del mundo, interrumpe los registros de CO2 más importantes de la historia

La lava ha cortado el acceso por carretera y ha dejado sin suministro eléctrico el Observatorio de Mauna Loa, referencia mundial para medir la concentración atmosférica del principal gas que impulsa el cambio climático.
La erupción de Mauna Loa, el volcán más grande del mundo, interrumpe los registros de CO2 más importantes de la historia
Imagen aérea de una de las fisuras del volcán. Foto: M. Patrick / USGS.

Cuando el pasado domingo 27 de noviembre la lava empezó a brotar en una de las laderas del Mauna Loa, en la isla de Hawái (Estados Unidos), nadie fue pillado por sorpresa. La última erupción del mayor volcán activo del planeta no tenía nada fuera de lo normal en unas islas muy habituadas a convivir con la lava. Sin embargo, en lo alto del volcán, a 3.400 metros de altitud, la sensación de alarma era más evidente. Allí, a pocos kilómetros del cráter, se encuentra el Observatorio de Mauna Loa, referencia mundial para medir la concentración atmosférica de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero causante del cambio climático. 

Con la erupción, no han tardado en salir los primeros mensajes negacionistas y retardistas. Al ya clásico (y falso) argumento de que los volcanes son los que causan el cambio climático actual, ahora se suma la preocupación por si este evento natural, dada su cercanía, es capaz de alterar los datos recogidos por el observatorio. ¿Qué hay de cierto y qué no en todo esto?

La erupción y el observatorio de Mauna Loa

El Observatorio de Mauna Loa, dependiente del Laboratorio de Investigación del Sistema Terrestre –y que, a su vez, forma parte de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA)–, es la estación de medición de CO2 más antigua en funcionamiento. Pero, ¿por qué en Hawái y sobre un volcán? 

Fue Charles David Keeling el primero en colocar sobre el Mauna Loa su observatorio de medición de gases atmosféricos. Era 1958, y aún había mucha incertidumbre respecto al origen del cambio climático. Sin embargo, la labor del científico permitió demostrar cómo la influencia humana –principalmente por la quema de combustibles fósiles– estaba incrementando los niveles de CO2 en la atmósfera, lo que alteraba el clima. Este aumento de CO2 se representa gráficamente con la mundialmente conocida Curva de Keeling:

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