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Zakia Khattabi en #LaUniClimática2022: “Debemos acompañar a nuestras industrias y nuestros trabajadores para no dejar a nadie en la cuneta”

Entrevista con la ministra belga del Clima, Medio Ambiente, Desarrollo Sostenible y 'Green Deal', Zakia Khattabi, que aborda la necesidad de resiliencia, de no cuestionar la crisis climática y de hacer una transición justa.
Fotograma de la entrevista. Foto: Zakia Khattabi.

Acaba de cumplirse un año de las graves inundaciones que afectaron a Bélgica y Alemania. Aquel evento extremo, que causó la muerte de más de 200 personas, fue mucho más probable debido al cambio climático.

Fenómenos extremos como este, las olas de calor y los incendios forestales que asolan Europa, EE.UU. y muchas otras zonas del planeta demuestran la necesidad urgente de reducir los gases de efecto invernadero que impulsan el calentamiento global. Pero no es la única tarea: la adaptación a los impactos del cambio climático es igual de necesaria para evitar el mayor daño posible.

Sobre ambas vías de acción, la actual crisis energética y de suministros, la transición justa y los informes científicos hablamos con Zakia Khattabi, ministra del Clima, Medio Ambiente, Desarrollo Sostenible y ‘Green Deal’ de Bélgica. A continuación, transcribimos la entrevista que nos conedió en el marco de #LaUniClimática2022, cuya aula sigue abierta todo el verano.

Ha pasado un año de las inundaciones que sufrieron Alemania y Bélgica. ¿Cómo está siendo la recuperación de las zonas más afectadas? ¿Ese desastre ha contribuido a una mayor concienciación de la población?

Un año después, se sigue trabajando. La recuperación no ha terminado. De hecho, esto me recuerda a la catástrofe que tuvo lugar en 2009 en Aquila (Italia), donde más de diez años después la ciudad no se ha reconstruido totalmente. En lo que respecta a Valonia, y especialmente a Verviers, lo cierto es que quedan por hacer obras de infraestructura colosales, queda todo el trabajo de las indemnizaciones, los seguros, etc.

Esto demuestra que no estamos preparados, nuestras sociedades no están preparadas para reaccionar, la resiliencia de nuestras sociedades no está organizada. Así que es una de las lecciones que debemos aprender. Desgraciadamente, aunque el ciudadano está algo más concienciado, no puedo sino constatar que hubo políticos que al día siguiente de la catástrofe ya estaban dispuestos a volver a construir en los mismos términos y las mismas condiciones.

Concretamente, se sabe que ciertas zonas especialmente hormigonadas no consiguen recibir tantas lluvias, y una de las conclusiones sería: vamos a revisar nuestras políticas de gestión del territorio. En cambio algunos están dispuestos a seguir como antes, y esto es preocupante. El reto de la adaptación ha sido durante mucho tiempo el pariente pobre de las políticas climáticas, porque simbólicamente era reconocer el fracaso de nuestra política de atenuación o de mitigación. Pero actualmente vemos que no hay elección: debemos preparar la resiliencia de nuestras sociedades.

Por eso, he planteado a mi gobierno –y estamos trabajando en ello– la creación de una instancia de análisis del riesgo. Es una instancia que nos va a permitir reunir toda la información científica sobre el calentamiento del clima, sintetizarla y sacar recomendaciones políticas para anticiparnos lo más posible y responder del mejor modo a los acontecimientos que lleguen en el futuro. 

¿Qué valoración hace de la actual crisis energética y de suministros? ¿Qué oportunidades y qué riesgos puede suponer para la transición energética y ecológica imprescindible?

La veo como algo grave, en primer lugar, porque esta crisis pone de manifiesto nuestra falta de preparación en cuanto a la transición energética, en cuanto a la resiliencia y a nuestra independencia energética. Por ejemplo, en Bélgica en 2003, un Gobierno decidió abandonar la energía nuclear, pero sin organizar nada para preparar alternativas.

No digo que la preparación de esta transición hubiera evitado la crisis, pero creo que al menos hubiera evitado un choque tan violento. Además, mirando hacia atrás en la historia, hasta los años noventa el sector público controlaba más o menos la política energética. Pero llegó la liberalización del mercado y ahora vemos las consecuencias. No es que piense que el Estado debe gestionarlo todo, pero creo que es necesario que lo público al menos sea regulador, de modo que no cabe duda de que hay que reconstruir eso para que la autoridad pública retome las riendas de esa política en diálogo con la sociedad civil.

¿Cómo avanzan las reconversiones industriales relacionadas con la transición energética en Bélgica?

Para empezar, la cuestión de la reconversión es importante en Bélgica, pero también lo es a escala europea e internacional. Sabemos que debemos acompañar a nuestras industrias y nuestros trabajadores si queremos que la transición sea justa y no dejar a nadie en la cuneta.

Es verdad que la reconversión se plantea en el marco de la transición energética, pero se plantea en todos los sectores afectados por la descarbonización. Así que hay dos retos y dos riesgos potenciales. Uno, como he dicho, la reconversión de los trabajadores: por un lado, debemos repensar los programas de formación, de enseñanza y crear los nuevos empleos del futuro pero, además, la cuestión de la transición energética también plantea la cuestión de la disponibilidad de materiales críticos. Así pues, es un elemento sobre el que debemos trabajar. Sabemos que algunos de los materiales necesarios para esta transición no son ilimitados. Además, conocemos las condiciones en las que se extraen esos materiales, sabemos de dónde proceden. De modo que es indispensable invertir en la investigación, en la innovación, para encontrar sustitutos. Pero también invertir en la transición hacia una economía circular, de forma que los materiales que están ya en circulación puedan seguir el mayor tiempo posible. 

En el último año, el IPCC ha publicado sus tres informes más importantes hasta la fecha. ¿Qué destacaría de ellos? ¿Su ministerio los tiene en cuenta a la hora de armar su política climática?

Los informes del IPCC, como otros informes científicos, ocupan un lugar fundamental en mi política y en ellos se basa mi acción política. A modo de guiño, les remito a mi cuenta de Twitter, donde verán que he puesto esa famosa foto de Banksy que muestra que el cambio climático no es una cuestión de creencias sino una cuestión de ciencia. Para mí es importante, en primer lugar, para sumar a todo el mundo, dado que los hechos están establecidos desde el punto de vista científico. Además, el IPCC aparte de informar y aportar toda la documentación científica sobre la realidad del cambio climático, también hace propuestas, plantea la necesidad de políticas de adaptación. Y va muy lejos en sus recomendaciones. Concretamente, me quedo con una en especial que yo también quiero plantear: por ejemplo, la que menciona cambiar de óptica y que nuestro horizonte deje de ser únicamente el indicador del PIB. Es un elemento que en mi opinión es muy político, no partidario pero sí político, porque asume el hecho de que el cambio climático esta vinculado a un determinado modelo de crecimiento, que debemos cambiar el rumbo,  y eso empieza por un análisis de la realidad social sobre la base de otros indicadores, y no exclusivamente el crecimiento. 

¿Qué es para usted la acción climática? ¿Qué ejemplos pondría de buenas prácticas?

Los ejemplos de buenas prácticas son conocidos: la transición energética, la sobriedad, otro modelo de consumo… Sabemos desde hace mucho lo que debemos hacer y cada día sabemos con un poco más con detalle cómo hacerlo. Para mí, lo fundamental en nuestras políticas climáticas es salir del enfoque de compartimentos estancos. Ese buen gobierno climático del que nadie se ha ocupado hasta ahora. Después de haber asumido compromisos, de haber fijado objetivos, nunca nos hemos dotado de los medios para alcanzar esos objetivos. De modo que desde que asumí mis funciones anuncié que la política de las decisiones por aproximación se había terminado: he establecido un dispositivo de pilotaje de los objetivos climáticos de mi gobierno, con hojas de ruta muy concretas para todos mis colegas: mi colega responsable de Hacienda, mi colega responsable de Movilidad, de Energía, de la Economía… Todos tienen objetivos de descarbonización, con hojas de ruta a medio y largo plazo, y cada seis meses se examinan las trayectorias y en su caso hacemos modificaciones si hace falta. 

Actualmente todo el mundo puede decir lo que habría que hacer, pero creo que el reto principal es el buen gobierno para alcanzar nuestros objetivos climáticos.

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COMENTARIOS

  1. Bla, bla, bla, bla….
    La educación ecosocial para transitar hacia un mundo justo y sostenible
    Ante la necesidad de hacer frente a los escenarios actuales y futuros, la Federación Ben Magec-Ecologistas en Acción sigue apostando una vez más por acercar espacios críticos de análisis y reflexión al alumnado confiando en el papel transformador de la juventud como protagonista en la transición ecosocial.
    El pasado mes de junio finalizó otro curso escolar en el que la Federación Ben Magec-Ecologistas en Acción ha continuado con su gran labor educativa, que se ha puesto en especial relevancia estos últimos años de la mano de proyectos de sensibilización y educación ecosocial de diversas índoles en centros educativos de secundaria.
    Estos proyectos surgen de la necesidad de tomar conciencia y pasar a la acción, especialmente en las nuevas generaciones, para transitar hacia un nuevo modelo ecosocial que ponga en el centro la vida, el cuidado de las personas como seres interdependientes, y el cuidado de la naturaleza como seres ecodependientes.
    El actual panorama socioambiental pone de manifiesto las profundas debilidades de un mundo globalizado que es incapaz de amortiguar sus efectos de una manera socialmente justa y sostenible con el planeta, e invita a una reflexión a la sociedad canaria sobre la necesidad de replantear el modelo de desarrollo del archipiélago y el cómo nos relacionamos con nuestro territorio.
    Es por ello, que ante la urgente trasversalidad de los valores de protección, cuidado y conservación del medioambiente y de una juventud protagonista, activa y crítica que tome las riendas, Ben Magec apuesta hoy más que nunca por una educación de calidad en la cuestión ecosocial que conciba al alumnado como agente social de cambio en el territorio local, invitándolo al análisis, reflexión y elaboración de propuestas valientes y transformadoras.
    A través de estos proyectos de educación ecosocial, se ha intervenido en 86 centros educativos de primaria y secundaria, realizando 331 intervenciones y llegando a un total de 6.725 jóvenes estudiantes.
    El balance de los resultados obtenidos es más que positivo y el éxito de estos proyectos no sería posible sin la acogida que han tenido desde los propios centros educativos, la gran implicación del alumnado y profesorado y el incesante trabajo de un equipo de profesionales que cree firmemente que la educación ecosocial debe tratarse en las aulas de manera imprescindible.
    Por ello, la Federación Ben Magec-Ecologistas en Acción continuará con su compromiso con la educación, confiando en que las semillas sembradas trasciendan y acompañen a una juventud transformadora hacia un modelo socialmente justo y ambientalmente sostenible, que ponga el cuidado de la vida en el centro de las políticas.

    Como dijo César Manrique: “Un pueblo sin educación está condenado a la ruina”.

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