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«Por decirlo suavemente, el gas se acabó». Lo dijo Werner Hoyer, presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), este miércoles en la rueda de prensa en la que presentó los resultados anuales del BEI. Dejó claro así que Europa debe reconocer que su futuro ya no está en los combustibles fósiles.
«Sin el fin del uso de los combustibles fósiles, no podremos alcanzar los objetivos climáticos», añadió Hoyer. Según la hoja de ruta del banco europeo de 2020, el 50% de su actividad será para apoyar la sostenibilidad climática y ambiental, desbloqueando 1 billón de euros destinados a financiación verde para 2030. Este documento también indica que las actividades del BEI deben estar alineadas con el Acuerdo de París.
Aunque el BEI da un apoyo limitado al gas –solo las plantas de energía que emiten menos de 250 gramos de CO2 por kilovatio/hora puede recibir el apoyo del banco–, tiene un largo camino por delante en su promesa por alinearse con los objetivos climáticos.
La red de ONG medioambientales CEE Bankwatch señala que queda mucho por hacer par que el BEI sea el banco climático de la UE. «En el sector del transporte, por ejemplo, el BEI aún podría apoyar autopistas en un momento en el que los vehículos privados con motores de combustión interna necesitan ser restringidos con urgencia y no alentados», según Anna Roggenbuck, responsable de políticas de CEE Bankwatch.
Roggenbuck también ha criticado que la hoja de ruta del BEI carece de orientación sobre la selección de clientes e intermediarios financieros confiables. Un análisis de esta organización concluyó que entre 2013 y 2019, el BEI proporcionó 4.700 millones de euros de dinero público de la UE a empresas con una alta participación de carbón en la generación de energía y calor. EURACTIV