Adiós al papa más climático

Aunque no fue el primer papa en lanzar mensajes ecologistas, Francisco sí que se implicó en la lucha contra la crisis ecológica como ninguno otro antes.
Adiós al papa más climático
El Papa Francisco en el Vaticano. Foto: Ashwin Vaswani.

El papa Francisco ha fallecido este lunes a los 88 años, poniendo así fin a un mandato de 12 años marcado por intentos de reforma demasiado atrevidos para unos y demasiado poco ambiciosos para otros. Llamarlo el primer papa ecologista no sería justo, pero el papado de Francisco sí ha estado marcado por peticiones constantes para actuar frente a la crisis ecológica y por una implicación sin precedentes en las negociaciones climáticas. Una encíclica que influyó en el Acuerdo de París y una casi asistencia a la COP28 de Dubái marcan el legado climático del último obispo de Roma.

Su predecesor, Benedicto XVI, fue bautizado como «el papa verde» por sus menciones a la responsabilidad ecológica del ser humano y por sus intentos de ecoblanquear la imagen del Vaticano (impulsó la instalación de paneles fotovoltaicos en la ciudad y participó en un programa para compensar las emisiones de la capital del catolicismo). Antes que él, Juan Pablo II (papa de 1978 a 2005) ya incluyó conceptos como crisis ecológica o respeto por la naturaleza en sus discursos. E incluso antes, Pablo VI (papa de 1963 al 1978) hizo referencia a la explotación abusiva de la naturaleza.

Pero el papa Francisco fue un poco más allá. Puede que por convicción propia o quizá porque las señales del cambio climático y sus consecuencias se acumulan de forma cada vez más clara, el argentino Jorge Mario Bergoglio quiso poner el foco en la relación entre justicia, crisis ecológica y pobreza, así como en la importancia de cuidar nuestra casa común.

La primera encíclica ecologista

El 18 de junio de 2015, el papa Francisco publicó Laudato si’, una encíclica papal (una especie de circular que se envía a los más de 1.000 millones de católicos que hay en el mundo). Aunque estas cartas son habituales durante los papados, esta fue la primera vez que una encíclica se dedicó por completo a cuestiones ecológicas. A lo largo de sus 184 páginas, Francisco profundizó en la relación de las personas con el planeta, conectando cuestiones de fe y moral con el conocimiento científico.

En Laudato si aparecen muchas cuestiones religiosas, pero también el ciclo del carbono, el deshielo de los polos, los gases de efecto invernadero o la necesidad de alcanzar acuerdos para mitigar el cambio climático y la crisis de biodiversidad. La encíclica también señala las causas humanas de los grandes desafíos ecológicos de nuestro tiempo y, en particular, apunta al liberalismo y al paradigma tecnocrático, al consumismo y a la especulación financiera. Y conecta, por primera vez en un documento así, la lucha contra el cambio climático con la necesidad de justicia social.

Durante años, el papa Francisco regaló una copia de esta encíclica a cada mandatario que lo visitó, incluyendo a Donald Trump en 2017. Además, el documento (elogiado por el secretario general de Naciones Unidas en aquel momento, Ban Ki-moon) influyó en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015, la COP21 de la que a la postre nacería el consenso para la firma del Acuerdo de París, que establece objetivos para esquivar los peores efectos del cambio climático.

En otra encíclica posterior, Laudate Deum (2023), Francisco revisó algunos de los temas que había abordado en Laudato si ante la falta de acción climática. En sus páginas pidió actuar con urgencia, criticó el negacionismo y el retardismo y mostró su apoyo a la investigación científica y a la cooperación internacional.

Sin visita (pero con presencia) en las COP

Ningún papa antes de Francisco acudió presencialmente a las COP del cambio climático; y él tampoco lo hizo, aunque estuvo a punto. A través del cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, el Vaticano estuvo presente en todas las conferencias del clima durante el papado de Francisco con mensajes constantes a la necesidad de acuerdos y de reformas para reconducir nuestra relación con el planeta. Bergoglio había incluso planeado acudir a la COP28, que se celebró en Dubai a finales de 2023, pero finalmente no pudo estar presente por un estado de salud que ya entonces era delicado.

Además, dos años antes, en 2021, se unió a los líderes de la Iglesia Ortodoxa y la Comunión Anglicana para presionar, de forma conjunta, a los asistentes de la COP26 que se iba a celebrar en Glasgow (Reino Unido). En una carta conjunta hicieron hincapié en la urgencia de avanzar hacia un sistema ambientalmente sostenible, en el impacto de la crisis ecológica en la pobreza y en la importancia de la cooperación global para hacer frente a estos desafíos.

Tras el fallecimiento del papa Francisco, en los próximos días empezarán los preparativos para la celebración del cónclave en el que se elegirá a su sucesor. Los católicos volverán a estar pendientes de la fumata blanca, que señala que los cardenales se han puesto de acuerdo, aunque no estarán solos. El planeta o el clima no tendrán mucho que decir en la reunión, pero como sucede siempre sí sufrirán las consecuencias de lo que allí se decida, en un contexto global en el que la naturaleza anda escasa de aliados.

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Siguiente artículo

Artículos relacionados

Las religiones buscan impulsar la acción climática

Varias comunidades religiosas se han reunido para debatir sobre el calentamiento global y qué hacer para combatirlo. En el acto, se ha presentado el informe 'Aproximación a la mitigación en las comunidades con fe en España', en el que se recogen medidas concretas con esta finalidad, como ritos poco contaminantes y narrativas que favorezcan mejoras ambientales.