Agua y clima: ¿adaptamos el medio o nos adaptamos a él?

Tendemos a percibir el agua y el territorio por el que discurre como un recurso, es decir, algo que usamos para un fin, y no como un bien a conservar.
Agua y clima: ¿adaptamos el medio o nos adaptamos a él?
Área inundada después de las fuertes lluvias de septiembre en Molina del Segura. J.M. Gª Fernandez/REUTERS TV Foto: 2019-09-13T123817Z_1458834311_RC12BDF2A000_RTRMADP_3_SPAIN-FLOODS-min

En el mundo actual, el clima y el agua son noticia cada día. Ciclogénesis explosivas, inundaciones, sequías, olas de calor, contaminación, pozos ilegales…

Esgrimimos las cifras de las consecuencias de estos fenómenos para reclamar respuestas desde las diferentes administraciones. Pero estas demandas no siempre apuntan hacia una dirección sostenible, ni es siempre el clima el responsable de las catástrofes.

El agua, ¿un recurso… o un bien?

Disponer de agua de calidad es una necesidad básica de la naturaleza y de la humanidad. Sin embargo, la modificación del medio por el hombre a lo largo de la historia y el intenso desarrollo económico desde finales del siglo XIX han provocado el deterioro de las aguas y el diseño de normas para su recuperación.

La Directiva Marco del Agua (DMA) cerró el siglo XX obligando a los estados de la Unión Europea a “alcanzar y proteger el buen estado ecológico de las aguas” como objetivo principal de la planificación de recursos hídricos.

Con aquella norma, pasamos de minimizar el fallo en atender las demandas de agua existentes a perseguir la conservación de la calidad de las masas de agua para los ecosistemas. Es decir, nos obligó a recordar que el agua, más que un recurso escaso, es un bien fundamental en el planeta.

Además, la DMA especifica que:

  • La gestión del agua debe incluir criterios de cantidad y calidad (gestión integral) e integrar la planificación de usos del territorio con las demandas asociadas de agua (gestión integrada).
  • Las cuencas son un continuo que incluye aguas superficiales, subterráneas y costeras, y no pueden gestionarse de forma independiente.
  • Los usos del agua deben incluir criterios de recuperación del coste de inversión y explotación, el coste de recuperación del impacto ambiental asociado y el coste de oportunidad.
  • La participación social es obligada en el proceso de planificación.

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