Etiquetas:
La Unión Europea ha alcanzado este año un hito en la lucha contra la deforestación mundial, que a su vez debe contribuir en reducir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad: el pasado 29 de junio entró en vigor el nuevo reglamento contra la deforestación importada (EUDR). Esta legislación establece un sistema de diligencia debida que obliga a las empresas que comercializan determinadas materias primas en el mercado europeo a rastrear su origen. Dichas corporaciones deben demostrar que el cacao, el café o la madera que venden, entre otros productos, no están vinculados a la destrucción de los bosques o a violaciones de derechos humanos.
Sin embargo, la norma solo protege las tierras que la FAO define como bosques, es decir, aquellas superficies superiores a 5.000 metros cuadrados con árboles de altura superior a 5 metros. «Ampliar esta protección a otras tierras boscosas podría proteger alrededor del 25% de las áreas forestales del mundo«, aseguran desde la Alianza Cero Deforestación. Por eso la plataforma, ha lanzado un informe junto a 60 organizaciones internacionales para exigir a la UE que amplíe el ámbito de la Ley.
Cada Estado miembro debe desplegar los procedimientos administrativos y judiciales para realizar un control efectivo en las aduanas a estos productos y para que se puedan establecer las sanciones a las compañías que incumplan la norma. Es un proceso complejo y se estima que algunos aspectos relevantes de la Ley tarden hasta finales de 2024 a aplicarse.
Un año después de la entrada en vigor del reglamento, la Comisión Europea debe realizar una revisión de la legislación de productos libres de deforestación y podría incluir las otras tierras boscosas o nuevas materias primas. Desde Ecologistas en Acción, organización que forma parte de la Alianza Cero Deforestación, explican que su informe será presentado a la Comisión Europea y a la Presidencia española del Consejo de la UE para lograrlo.
La última Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2020 de la FAO revela que hay 977 millones de hectáreas de otras tierras boscosas en todo el mundo, aproximadamente una cuarta parte de la superficie total de los bosques. La mayoría de estas áreas se encuentra en África, con cerca de 446 millones de hectáreas. El resto se reparte entre Asia (190 millones), Sudamérica (147 millones), Europa (100 millones), Norteamérica y Centroamérica (90,5 millones).
La protección de la Amazonia desplaza la deforestación a zonas como el Cerrado
Las organizaciones ecologistas señalan que la protección de algunos puntos de la Amazonia sin contemplar otras áreas vecinas hace que aumente la presión en lugares como en la sabana del Cerrado, en Brasil, donde «la mitad de sus 200 millones de hectáreas ha sido taladas y deforestadas en los últimos años». Se trata de un área más grande que la suma de Francia, Italia y Alemania, España y el Reino Unido, y que alberga el 5% de la biodiversidad mundial.
«Algunos proveedores de soja como alimento animal para la industria cárnica y láctea pueden ver esta brecha legislativa como una oportunidad para intensificar la producción en estas áreas desprotegidas», destaca el informe. En el caso de España, en 2020 se importaron de Brasil 2,6 millones de toneladas de soja para piensos, de las que el 42% procedía exclusivamente de la región del Cerrado, según el documento.
Las organizaciones sostienen que la mayor parte del consumo de riesgo forestal de la UE se produce en estas otras tierras boscosas. Exponen que alrededor del 70% de esta destrucción en 2018 se concentró en Cerrado de Brasil. Si bien gran parte de la Amazonia ha quedado excluida de las importaciones a la UE, con la actual definición de bosque se estima que el reglamento europeo deja desprotegidas tres cuartas partes de la sabana del Cerrado y otras biomas clave amenazados en Sudamérica como Caatinga o el Pantanal.
Desde la Alianza Cero Deforestación resaltan que incluir la protección de otras tierras boscosas en el reglamento europeo es una gran oportunidad para revertir la situación en los ecosistemas que han quedado fuera de su alcance en un primer momento y para "fortalecer en gran medida la ambición climática y de biodiversidad de la Unión Europea". "Esto es particularmente urgente en el contexto de la emergencia climática y de biodiversidad, ya que datos recientes del Instituto de Recursos Mundiales muestran que seguimos perdiendo a gran velocidad bosques y naturaleza en todo el mundo". Preservar la naturaleza es vital para el futuro