[AVANCE EDITORIAL]: ‘Argonauta’, un viaje literario por los océanos y el cambio climático

Extracto del libro Argonauta, peripecias modernas entre los océanos y el cambio climático (Raspabook, 2020), del doctor en Ciencias del Mar Pablo Rodríguez Ros.

A la venta el 16 de septiembre. Preventa ya disponible.

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Para ayudarnos a mejorar nuestra comprensión del cambio climático como fenómeno y proponer soluciones basadas en la evidencia científica más rigurosa, científicos y científicas de todo el mundo publican sus investigaciones cada día. Con el objetivo de hacer accesible todo el conocimiento que generan, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), una entidad científica perteneciente a la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) creada en 1988, se encarga de proporcionar información objetiva, clara, equilibrada y neutral del estado actual de los conocimientos sobre el cambio climático a los responsables políticos y otros sectores interesados. Es decir, recopila toda la ciencia conocida de este tema mes a mes, año a año, y la transmite a otros sectores que mayoritariamente no pertenecen al sector científico, como el político. El IPCC emite informes cada varios años. En septiembre de 2019, publicó el Informe Especial sobre cambio climático y océanos y criosfera, que evalúa el estado actual de los océanos en cuanto a los impactos del cambio climático, pero también en su capacidad de lucha contra el propio cambio climático. El próximo informe del IPCC, el denominado AR6 de 2021 está en camino y no es nada halagüeño, pero mientras lo esperamos os voy contando qué pinta tiene el panorama. Es posible que cuando muchos de los lectores de este libro lean estas líneas, dicho informe ya haya visto la luz y, como es de esperar, todo será un poco más negro de lo que voy a exponer a continuación. Así que intentad leer estas líneas con la melancolía de lo que pudo haberse evitado, y que dicha melancolía alimente la esperanza contra el cambio climático. Y ojalá sirva esto como un revulsivo en la conciencia de muchos ciudadanos que les inste a movilizarse, de alguna de las múltiples maneras posibles, para luchar y exigir las medidas urgentes que necesitamos.

Tras unas semanas de intensas negociaciones, la COP25 va llegando a su fin (si me permitís la metáfora futbolística) en el segundo tiempo de la prórroga del partido de fútbol más importante que hemos jugado nunca: la lucha contra cambio climático. Y nadie quiere llegar a los penaltis. ¿O sí? En mi humilde opinión, jugárselo todo en los penaltis no es buena idea. La historia nos ha demostrado que la épica es algo que no suele acabar bien. Escribo estas líneas desde la Residencia de Estudiantes de Madrid, lugar donde residieron figuras como Federico García Lorca, José Ortega y Gasset, Luis Buñuel o Salvador Dalí; tras otra jornada intensa en la cumbre y mientras los compromisos ambiciosos necesarios para no superar el aumento de temperatura media global de 1,5 ºC siguen sin llegar. En base a lo que dicen los informes científicos del IPCC, estamos seguros de que se nos acaba el tiempo. En el minuto 116 de la prórroga, sigue sin llegar un Iniesta que meta el gol decisivo para la victoria. Es más, no parece que exista ningún Iniesta del cambio climático. Nuestra última esperanza es el tiempo añadido de la prórroga, es decir, la COP 26 (Escocia, Reino Unido) aplazada a 2021 por la COVID-19 . Allí veremos si la década que acabamos de empezar es la de la lucha contra el cambio climático o es otro tramo del tobogán sobre el que llevamos décadas deslizándonos.