Avance editorial: ‘Menos es más. Cómo el decrecimiento salvará al mundo’, de Jason Hickel

El autor apuesta por el decrecimiento –con medidas como desmercantilizar los bienes públicos y acortar la jornada laboral– para lograr un futuro mejor.
Avance editorial: ‘Menos es más. Cómo el decrecimiento salvará al mundo’, de Jason Hickel
Jason Hickel considera que tenemos que evolucionar más allá de los dogmas del capitalismo hacia un nuevo sistema adecuado para el siglo XXI. ¿Pero qué pasa con el empleo? ¿Y la salud? ¿Y el progreso? El autor aborda estas cuestiones en Menos es más (Capitán Swing). Foto: IMG-3915-scaled

Este es un fragmento del libro Menos es más. Cómo el decrecimiento salvará al mundo (Capitán Swing), de Jason Hickel, antropólogo económico y catedrático del Instituto de Ciencia y Tecnología Medioambiental de la universidad Autónoma de Barcelona, que sale a la venta el 8 de mayo en España.

Vías hacia un mundo poscapitalista

«No podemos salvar el mundo siguiendo las reglas.
Lo que hay que hacer es cambiar las reglas».
Greta Thunberg

«[…] Empecemos por el reto más inmediato al que nos enfrentamos. Según el IPCC, si queremos mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 (o incluso 2) grados centígrados sin depender de tecnologías especulativas de emisiones negativas, tenemos que reducir el consumo mundial de energía. ¿Por qué? Porque, cuanta menos energía utilicemos, más fácil será lograr una rápida transición a las renovables. Por supuesto, los países de ingreso bajo aún tienen que incrementar su consumo de energía para satisfacer las necesidades humanas de su población. Por lo tanto, es en los países de ingreso alto en los que tenemos que centrarnos en este ámbito; países que consumen muchísimo más de lo que necesitan.

No se trata solo de modificar las conductas individuales, como apagar las luces cuando salimos de una habitación. Sí, esas cosas son importantes (y, obviamente, tenemos que pasar a utilizar bombillas led, mejorar el aislamiento térmico de las viviendas, etc.), pero lo que tenemos que hacer en realidad es cambiar la forma en que funciona la economía. Pensemos en toda la energía que hace falta para extraer, fabricar y transportar todo lo que la economía produce cada año. Hace falta energía para extraer las materias primas de la tierra y para hacer funcionar las fábricas que las transforman en productos acabados. Hace falta energía para empaquetar esos productos y repartirlos por el mundo en camiones, trenes y aviones, para construir almacenes en los que guardarlos y comercios en los que venderlos, y para procesar todos los residuos que generan cuando se tiran a la basura. El capitalismo es un gigantesco engranaje succionador de energía. Para que disminuya el uso de energía, tenemos que abandonar el crecimiento agregado como objetivo, reducir las formas menos necesarias de producción y colocar la búsqueda de resultados sociales positivos en el centro de la economía.

A eso es a lo que nos referimos con «decrecimiento». El decrecimiento consiste en reducir los flujos de materiales y energía de la economía para volver a ponerlos en equilibrio con el mundo viviente, al tiempo que se reparten los ingresos y los recursos de manera más justa, se libera a las personas del trabajo innecesario y se invierte en los bienes públicos que necesita la gente para disfrutar de una vida próspera. Es el primer paso hacia una civilización más ecológica. Por supuesto, estas medidas pueden hacer que el PIB crezca más despacio, que deje de crecer o incluso que decrezca. Si eso ocurre, no pasa nada, porque lo que importa no es el PIB. En circunstancias normales, esto podría causar una recesión. Pero una recesión es lo que ocurre cuando una economía que depende del crecimiento deja de crecer: es una catástrofe. El decrecimiento es algo completamente diferente. Consiste en llevar a cabo una transición a un tipo de economía totalmente distinta: una economía que no necesite el crecimiento ya de entrada. Una economía que se organice en torno a la prosperidad humana y la estabilidad ecológica, no en torno a la acumulación constante de capital.»

[…]

solucionar la crisis ecológica requiere salir del capitalismo
  1. Grande, sabia, Greta, una niña impartiendo lecciones a las mentes de pedernal adultas:
    «No podemos salvar el mundo siguiendo las reglas.
    Lo que hay que hacer es cambiar las reglas».
    No queda otra: DECRECER; pero el mundo no se quiere salvar.
    Ya lo decía Eduardo Galeano: «Vamos directos al desastre, pero ¡joder en qué coches …

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