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Durante las próximas semanas, distintos organismos a nivel mundial emitirán su evaluación sobre lo que ha supuesto 2022 para el planeta desde el punto de vista meteorológico y climático. Este martes, ha sido el turno del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) de la Unión Europea, cuyos datos refuerzan lo que es una realidad incuestionable y palpable diariamente: que estamos en una crisis climática que va en aumento.
En su informe, titulado Datos Destacados del Clima Mundial en 2022, el organismo europeo revela que el pasado año estuvo marcado por numerosos récords de temperatura máxima, de incendios y de concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Europa en 2022
El 2022 en Europa recibe, hasta el momento, la medalla de plata entre los más tórridos desde que se tienen registros, según el conjunto de datos del ERA5. Tan solo le supera 2020, y fue ligeramente más cálido que 2019, 2015 y 2014. El verano europeo, en cambio, obtiene la medalla de oro como el más caluroso de todos por un claro margen y tras superar al anterior récord de 2021. A esto se le sumó varias olas de calor prolongadas, intensas y mortales que afectaron al oeste y el norte del continente.
En cuanto al otoño, ha sido el tercero más cálido del continente desde que hay registros y solo superado por los de 2020 y 2006. Las temperaturas invernales en 2022 se situaron en torno a 1°C por encima de la media, lo que deja el invierno de 2022 entre los diez más cálidos. En cambio, las temperaturas primaverales en el conjunto de Europa se situaron justo por debajo de la media del periodo de referencia entre 1991 y 2020.
Respecto a las medias mensuales en Europa, nueve meses estuvieron por encima de la media, mientras que tres —marzo, abril y septiembre— estuvieron por debajo. Según el C3S, la temperatura de Europa ha aumentado más del doble de la media mundial en los últimos 30 años, y presenta la mayor tasa de incremento de todos los continentes del planeta. Para muchos países, entre ellos España, el 2022 ha sido el año con la temperatura anual más alta desde al menos 1950.
Estas altas temperaturas, en combinación con la persistente escasez de precipitaciones, los cielos despejados y la falta de agua en los suelos hicieron que fuese también un año de sequía, especialmente en el sur y el centro del continente. Esto ocasionó importantes impactos en la agricultura, el transporte fluvial y la gestión de la energía.
La sequía, junto al inusual calor, fueron clave en los incendios forestales. Y es que se estima que las emisiones totales por estos desastres en verano (junio-agosto) fueron las más altas para la Unión Europea más el Reino Unido en los últimos 15 años. En Francia, España, Alemania y Eslovenia se registraron las mayores emisiones de incendios forestales en verano de, al menos, los últimos 20 años.
«Nuestro informe demuestra claramente que para evitar las peores consecuencias será necesario que la sociedad reduzca urgentemente las emisiones de carbono y se adapte rápidamente al cambio climático», señala Samantha Burgess, directora adjunta del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S).
El 2022 a nivel global
A pesar de efecto moderador de La Niña –evento climático que enfría las aguas del Pacífico–, el año pasado fue el quinto más tórrido a escala mundial desde que hay registros, aunque con valores muy próximos a los registrados del cuarto al octavo año del listado de los más calurosos. Por ahora, los años más calurosos registrados a escala mundial son 2016, 2020, 2019 y 2017, respectivamente.
La temperatura media anual global en 2022 se situó 0,3 °C por encima del periodo de referencia de 1991 a 2020, lo que equivale a un calentamiento desde la época preindustrial (1850-1900) de aproximadamente 1,2 °C. Con 2022, ya son ocho años consecutivos con un calentamiento de más de 1 ºC.
A pesar de las cumbres, políticas y leyes, las concentraciones de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático siguen al alza. Las de dióxido de carbono aumentaron aproximadamente 2,1 partes por millón (ppm), un ritmo similar al de los últimos años. Y las concentraciones de metano –segundo gas con más potencial de calentamiento– en la atmósfera aumentaron cerca de 12 partes por mil millones (ppb), por encima de la media pero por debajo de los máximos históricos de los dos últimos años.
En el caso de ambos gases, se trata de las concentraciones más altas registradas por satélite y, si se incluyen otros registros, de los niveles más altos desde hace más de 2 millones de años en lo que respecta al dióxido de carbono y más de 800.000 años para el metano.
Tampoco ha sido un año especialmente bueno en las regiones polares, con episodios de temperaturas récord en 2022. En marzo, la Antártida vivió un intenso periodo cálido con temperaturas muy superiores a la media. En la estación de Vostok, en el interior de la Antártida oriental, la temperatura registrada alcanzó los -17,7°C, la más cálida jamás medida en 65 años de registros.
Durante el mes de septiembre, las temperaturas en el centro de Groenlandia fueron 8°C superiores a la media, y los datos de Copernicus mostraron que casi todo el territorio experimentó temperaturas medias superiores a las de cualquier otro mes de septiembre desde al menos 1979.
También en la Antártida se registraron condiciones inusualmente bajas de hielo marino a lo largo del año, y la extensión del hielo del mar Antártico alcanzó valores récord o casi récord durante seis meses. Además, en febrero, la extensión del hielo marino de la Antártida mostró su nivel diario más bajo en los 44 años de registros por satélite. En zonas del norte de Siberia central y a lo largo de la Península Antártica, las temperaturas en 2022 se situaron más de 2°C por encima de la media del periodo de referencia 1991-2020.
A todo hay que sumarle multitud de fenómenos meteorológicos extremos ocurridos durante 2022, y que dejaron cientos de muertes, miles de desplazamientos y pérdidas económicas millonarias.
Los últimos datos son muy preocupantes:
Los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera están en máximos históricos.
2022 ha sido el segundo año más caluroso jamás registrado en Europa y el quinto año más caluroso a nivel mundial.
Fuente: Informe Copernicus Global Climate, Unión Europea.
LA CRISIS CLIMATICA ES UNA CRISIS DE DERECHOS HUMANOS
La eliminación gradual del uso de combustibles fósiles puede garantizar un futuro en el que todas las personas sobrevivamos y prosperemos.
Calor insoportable, incendios devastadores, muertes por olas de calor. Las alertas lanzadas por expertos son una realidad con consecuencias cada vez más graves para nuestras vidas y las de millones de personas en todo el mundo.
Los compromisos climáticos de los Gobiernos deben proteger los derechos humanos.
La emergencia climática pone en peligro el derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, al agua, a la vivienda, al trabajo, al desarrollo y también el derecho a un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible, ya reconocido como un derecho humano.
La evidencia científica ya alerta de que estamos en un punto de no retorno, de daños irreversibles que afectarán a todos los países, pero especialmente a los más empobrecidos y quienes menos han contribuido al cambio climático. En España ya estamos sufriendo algunos de sus impactos: temperaturas más extremas, olas de calor en verano e inviernos más duros, lluvias torrenciales e inundaciones o un aumento de las sequías y la desertización.
Es urgente que los líderes mundiales, en especial los países más ricos, y entre ellos España, pongan en marcha las medidas necesarias para mitigar el impacto del cambio climático protegiendo los derechos humanos y a las personas más vulnerables en esta emergencia.
No hay tiempo que perder: la cuenta atrás ya ha empezado y es hora de actuar para proteger nuestros derechos.
https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/?gclid=Cj0KCQiAhs79BRD0ARIsAC6XpaV610pXLPI4ZSb_-g7SA_DdaMPSp3bGsW61UUPCjYrrWJG0Knxu_X0aArXVEALw_wcB&cHash=b411ae1b37acb197bcc4993cd45c72d2