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Durante esta y la próxima semana, la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfica discute el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Para que aporten su visión, los distintos grupos políticos que conforman el Congreso han invitado a 15 personalidades. El nombre que más ha llamado la atención es el propuesto por Ciudadanos: Josu Jon Imaz San Miguel, expresidente del PNV y actual consejero delegado de Repsol, la segunda empresa que más contribuye al cambio climático en España.
Imaz, que intervino este jueves, insistió en la idea de “ser competitivos” y en la necesidad de medir las emisiones de dióxido de carbono “manera completa”, porque si no, “se hace trampa”. Un sí, pero no: “La reducción de emisiones es un reto global, el CO2 no es un contaminante, es un gas de efecto invernadero (…) El calentamiento global no es discutible, pero debemos evitar medidas que simplemente laven nuestras consciencias”. Hacía referencia a la exportación de emisiones a otros lugares del mundo y a externalizar la industria. “Si la industria cierra y lo importamos todo, estaremos contaminando igualmente”, insistió. De hecho, ese fue el pilar en el que basó su intervención, en la que también mencionó las diferentes inversiones que tiene Repsol en combustibles sintéticos, en plantas de reciclaje de residuos y la producción de biocombustible en Cartagena (cuya inversión asciende a 150 millones de euros). “Queremos una descarbonización que apueste por todas las tecnologías, no puede ser una lucha entre tecnologías. La electricidad no tiene solución para camiones, barcos, aviones, acero, cementeras, para la industria petroquímica o para una parte importante de la movilidad ligera. No limitemos la tecnología, dejemos que todas contribuyan”.
El diputado Oskar Matute, de EH Bildu, le preguntó si para el 2050 la petrolera tenía previsto alcanzar la neutralidad de emisiones, y le inquirió sobre la orientación de la producción futura de “una empresa que tiene los combustibles fósiles como su vector de negocio”. También le planteó a Imaz si el hidrógeno verde era la mejor opción de reconversión para transitar hacia un nuevo escenario energético, ya que esta fuente de energía tiene un rendimiento del 12% (el resto se pierde por el camino). “No parece que la economía del hidrógeno verde sea un éxito, de momento”, apostilló.
“Tenemos que ver el gas como una parte positiva de la transición”
Josu Jon Imaz insistió en la idea de que “el mundo va a continuar necesitando gas y petróleo”, y que de cara al 2050, Repsol podría reducir hasta el 70% de sus emisiones, pero que “el mayor emisor de CO2 en el mundo es la generación eléctrica; el 42% de las emisiones en el mundo los genera la electricidad (…) Tenemos que ver el gas como una parte positiva de la transición y como un backup”.
Mencionó, eso sí, en varias ocasiones a China, “el principal causante de la subida de emisiones en el mundo” e insistió en la idea de que España tiene que dejar de ser dependiente del petróleo, pero que “desde el punto de vista de balanzas exterior, cuesta más la importación de una batería eléctrica de China para un vehículo eléctrico que toda la importación de petróleo que consume un coche diésel o de gasolina en todo su ciclo de vida”. Para el CEO de Repsol, la solución no pasa solo por dejar de importar petróleo, sino por “fomentar la industria interna”.
Por parte de los grupos de a derecha (Ciudadanos y Partido Popular) y la ultraderecha (Vox) no hubo más que halagos a la gestión de Repsol. El PP tildó el proyecto de Ley como “una ley que antepone la ideología a las necesidades de la realidad”.
Juan López de Uralde (Unidas Podemos) recordó que “el sector petrolero es uno de los que más ha financiado el negacionismo y uno de los responsables del retraso que llevamos en materia de cambio climático. Se continúa financiando la extracción de combustible fósil del subsuelo y la emisión de gases (…) Estamos ante una estrategia de lavado de imagen de la industria del petróleo, pero ¿hay verdaderamente una apuesta a largo plazo para cambiar el modelo productivo? Necesitamos una industria limpia y debemos aprovechar los recursos que tenemos, y esos recursos son renovables”.
Si no quiere incumplir el Acuerdo de París, Repsol debería reducir su producción de petróleo y gas en un 65% de aquí a 2040, según un informe del think tank financiero Carbon Tracker. Otro análisis reciente apuntaba directamente que los objetivos climáticos de las grandes petroleras europeas, entre ellas Repsol, no son realistas.
En la Comisión también intervinieron Louis Lemkow Zetterling, catedrático emérito del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona; Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables y Margarita Delgado Tejero, subgobernadora del Banco de España.
Lemkow, especialista en salud y medio ambiente, aseguró que la cuestión del medio ambiente no es un tema técnico y que “muchos de los problemas ambientales tienen que ver con las actividades de los seres humanos”, e insistió en lo clave que resulta la Responsabilidad Social Corporativa (RSE) pero que hay que evitar el greenwashing. “Algunas empresas optan por el cinismo y eso no lo podemos aceptar”. También hizo referencia a la distribución democrática de los riesgos (normalmente se acumulan en los estratos más vulnerables) y a no dejar de prestar atención a la variable de las desigualdades sociales.
Por su parte, Fernando Ferrando se mostró contrario al proyecto de Ley por considerarlo “un paso atrás” si se compara con lo que está sucediendo en otros países europeos. “Consideramos que los objetivos de esta ley no son exigentes (…) son insuficientes frente a las posibilidades y las necesidades”, sentenció.
Dios los cria y ellos se juntan (sector petrolero y bancos; pero para más escarnio bancos PUBLICOS):
Los bancos públicos de todo el mundo siguen respaldando proyectos de combustibles fósiles, como el proyecto de gas natural licuado de Mozambique, muy controvertido.
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Luego aún hay gente que dice que todxs lxs políticxs son iguales: Opiniones opuestas entre aquellos que defienden los intereses del capital y aquellos a quienes les preocupa la salud del Planeta.