No solo el océano es un gran desconocido, la pesca industrial también lo es. Y es que entre el 72 y el 76% de esta actividad se realiza sin ningún tipo de sistema público de seguimiento, según una investigación de Global Fishing Watch publicado en la revista científica Nature. La mayor parte de la pesca tiene lugar en Asia (sobre todo, en el sur y el sureste del continente) y África.
Mediante tecnología satelital, sistemas de seguimiento de buques (AIS) e inteligencia artificial, esta organización, en colaboración con especialistas de la Universidad de Wisconsin-Madison, la Universidad de Duke, la UC Santa Bárbara y SkyTruth, han ideado un mapa que exhibe el total de la actividad industrial en los océanos, más allá de la pesca.
El análisis de hasta 2 millones de gigabytes de imágenes satelitales entre 2017 y 2021 ―más de 63.000 buques― permite ver que la actividad pesquera se ha reducido un 12% en los últimos años, coincidiendo con la pandemia. Sin embargo, la energía marina y el transporte se han disparado, con entre el 21 y el 30% de las operaciones sin monitorear.
El mapa también puede revelar posibles focos de actividad pesquera ilegal. “Trabajos anteriores mostraban una importante actividad ilícita en las aguas orientales de Corea del Norte, pero nuestra cartografía global muestra que la mayor parte de la pesca no declarada se produjo en realidad en la parte occidental de la península coreana”, explica el estudio.
También se detectaron numerosos buques pesqueros no rastreados públicamente dentro de muchas zonas marinas protegidas. Por ejemplo, hubo un promedio de más de cinco pesqueros por semana en áreas protegidas como la Reserva Marina de Galápagos, y más de 20 en el Parque Marino de la Gran Barrera de Coral.
El equipo investigador también identificó 28.000 infraestructuras marinas a finales de 2021. Los aerogeneradores y las estructuras petrolíferas en zonas de notable producción eólica o petrolífera constituían el 48% y el 38% de todas las infraestructuras oceánicas, respectivamente.
China lidera el desarrollo de la eólica marina, con un aumento del 900% de turbinas entre 2017 y 2021 ―y una media de unos 950 aerogeneradores al año―, muy por delante de las previsiones de la Agencia Internacional de la Energía. En Europa, son Reino Unido y Alemania los países que lideran el desarrollo eólico marino, con un aumento del 49% y el 28% desde 2017.
“Muchos países que han reformado sus pesquerías muestran un descenso real de su esfuerzo pesquero”, concluye el estudio. “La disminución destacada en este estudio puede reflejar esta tendencia más prolongada y es posible que ya hayamos visto el punto álgido de la actividad pesquera en la última década”.
“Por el contrario”, prosigue, “es posible que el tráfico de buques de transporte y energía siga creciendo, siguiendo las tendencias del comercio mundial y el rápido desarrollo de las infraestructuras de energías renovables. En este escenario, los cambios en los ecosistemas marinos provocados por las infraestructuras y el tráfico de buques pueden rivalizar en impacto con la pesca, y una cartografía precisa de estas actividades es fundamental para comprender y gestionar las futuras actividades humanas en el océano”.
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Pobres mares, saqueados y contaminados. Así en la tierra como en el mar.
Alerta: contaminación atmosférica peligrosa en las ciudades portuarias del Mediterráneo.
Los barcos en el mar Mediterráneo contribuyen a niveles de contaminación atmosférica nocivos para la salud.
Las organizaciones vuelven a exigir a los estados del Mediterráneo que establezcan una Zona de Control de Emisiones de Nitrógeno (NECA) para el mar Mediterráneo.
Una red de diversas ONG hemos realizado pruebas de contaminación atmosférica en las principales ciudades portuarias del Mediterráneo y hemos detectado un nivel nocivo para la salud del contaminante del aire óxido de nitrógeno (NOx) a lo largo de las rutas marítimas populares y en las principales ciudades portuarias. Estos resultados deberían ser una alarma para que la población del Mediterráneo levante la voz frente a la industria y para que los gobiernos tomen más medidas contra los contaminantes atmosféricos y las emisiones de gases de efecto invernadero de los barcos.
Los NOx causan daños a la salud humana y dañan plantas y cultivos. Además, es un precursor del ozono a nivel del suelo, es altamente tóxico y provoca frecuentes alertas de smog en las ciudades portuarias. Además, el ozono es un gas de efecto invernadero que acelera el calentamiento global. La región mediterránea está habitada por unos 250 millones de residentes que sufren la contaminación del aire. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que los umbrales de contaminación a menudo se superan más de cinco veces, lo que conduce al asma infantil, enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Dídac Navarro, coordinador del área de Contaminación y Transporte de Ecologistas en Acción de Catalunya, dice: «La gente en torno al mar Mediterráneo sufre graves problemas de salud debido a las prácticas codiciosas de la industria naviera. ¡Queremos que nuestros políticos finalmente actúen y protejan nuestra salud y el medio ambiente! Es una oportunidad perdida que esto no ocupara un lugar destacado en la agenda de este año de la Convención de Barcelona por los estados costeros mediterráneos».