Etiquetas:
Ver mariposas en ciudades como Barcelona es una rareza este verano. Los observatorios de seguimiento de mariposas en las ciudades, el uBMS y el mBMS, constatan que la abundancia de mariposas en las ciudades es mucho menor este año. La principal causa es la sequía prolongada y la falta de agua asociada, que provoca que la vegetación se seque en los parques y jardines urbanos, que no se pueden regar en muchas ciudades a causa de las restricciones, pero también en otros refugios para las mariposas como las dunas de las playas y o los herbazales de las zonas naturales de las ciudades.
“Al no llover ni poder regarlas, las plantas acaban secándose y las mariposas se quedan sin alimento disponible. En parques como el de la Maternitat de Barcelona todavía quedan algunas zonas floridas y es evidente que se concentran las pocas mariposas que existen”, explica Yolanda Melero, responsable del programa de seguimiento de mariposas urbanas de Barcelona uBMS e investigadora del CREAF y de la Facultad de Biología y el Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona.
Desde el CREAF indican que los resultados de este «verano nefasto», récord en altas temperaturas y seco, no se conocerán con detalle hasta que acabe la temporada, en octubre, pero las experiencias de las personas voluntarias de los observatorios y las visitas científicas a los parques y jardines ya apuntan claramente esta tendencia a la baja en el número de ejemplares de mariposas.
Sergi Herrando, investigador del CREAF, explicaba en La Uni Climática 2023 que «las precipitaciones influyen en mayor medida que la temperatura en los cambios de números de individuos en las poblaciones de mariposas». «Las especies de mariposas de lugares más áridos mostraban tendencias más negativas, mientras que las mariposas de lugares más húmedos tenían tendencias más positivas. En las zonas mediterráneas más secas las especies de aves podían resistir, mientras que las mariposas se llegaban a desecar», señaló en referencia a sus investigaciones.
«Los episodios de calor intenso repetidos también causan que veamos menos mariposas, porque el exceso de temperatura disminuye la supervivencia y reproducción y porque algunas especies se marchan a altitudes más elevadas o más al norte para encontrar la vegetación que necesitan. Además, las orugas son más sensibles que las mariposas adultas y pueden morir por deshidratación», añaden desde el CREAF.
A parte de estos cambios de supervivencia y reproducción de las poblaciones, las mariposas también cambian su comportamiento para intentar sobrevivir a estas situaciones. En primer lugar, se quedan en zonas más frescas y con sombra y no las vemos en los prados más soleados. Del mismo modo, para regular su temperatura corporal, las mariposas vuelan menos en estos días tan calurosos (estivación) e incluso colocan las alas en el ángulo adecuado para que no les dé el sol directamente.
También cambian los patrones de movilidad y no llegan o llegan menos a los núcleos urbanos donde la temperatura es aún más acusada por el efecto isla de calor. Según Melero, “las mariposas cuando se mueven van procesando la información y son capaces de ver que fuera de las zonas más naturales, como Collserola y Montjuïc, quedan pocos espacios con agua y flores, y se dispersan aún menos hacia el interior de la ciudad. No se arriesgan”.
Las mariposas son bioindicadoras
El descenso de mariposas es una muy mala noticia porque son especies bioindicadoras, es decir, informan de cuál es el estado de salud del ecosistema en el que viven. Por tanto, «el hecho de que las mariposas disminuyen por la sequía y el calor es extrapolable a otros artrópodos como abejas o escarabajos e incluso a algunos animales vertebrados». La comunidad científica advierte de la grave problemática de la extinción de insectos por el cambio climático y la destrucción de los ecosistemas.
El trabajo de las personas voluntarias es fundamental para los observatorios de mariposas. Ante esta situación de falta de mariposas en los parques y jardines urbanos y metropolitanos, muchas de ellas se se ven desmotivadas. «Desde los observatorios de ciencia ciudadana y mariposas del CREAF queremos poner de relieve el esfuerzo que realizan para continuar haciendo las visitas a los parques, jardines y playas y manifestar la importancia de no ver mariposas: es la primera vez que los proyectos atraviesan una situación de sequía persistente como la actual y, por tanto, necesitamos los datos para realizar estudios», señalan desde el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales. Estos datos permitirán a los especialistas analizar cómo reaccionan las mariposas urbanitas ante un calentamiento global que «desgraciadamente será cada vez más habitual».