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El tercer día de la Cumbre del Clima comienza con música. “Que paguen las industrias. Fuera corporaciones”, cantan de forma rítmica una veintena de activistas procedentes de diversas partes del mundo. “Dad dinero a las soluciones, no a los que contaminan”, dice uno de los carteles que muestran. “No a la captura corporativa del clima”, dice otro.
La canción no parece ser suficientemente pegadiza; las corporaciones no se han ido de la COP 25. De hecho, algunas de las empresas que más emisiones generan tienen un sitio reservado en el corazón del IFEMA, entre los pabellones del Reino Unido y de Italia, entre otros. Aunque no bajo su nombre, sino el de una asociación que se escuda bajo las siglas IETA (la International Emissions Trading Association o Asociación Internacional de Comercio de Emisiones). Y a su refugio en la COP 25 lo llaman el Business Hub (o centro de negocios).
“Las empresas [en la COP 25] están haciendo greenwashing y secuestrando las soluciones reales para cumplir con sus agendas”, asegura Orion Camero, activista de la organización Sustain Us! y líder de los cánticos, cuando le preguntamos sobre el hub.
¿Pero qué es IETA? Según su página web, es una asociación sin ánimo de lucro creada para “establecer un marco internacional funcional para el mercado de las reducciones de las emisiones de efecto invernadero”. Precisamente el punto principal de negociación de la actual COP.
Así se explica su actividad frenética. Cada día, el Business Hub acoge entre seis y siete eventos, la mayoría de ellos relacionados con el mercado de carbono o aspectos relacionados. Hoy vamos a uno organizado por Chevron. Esta petrolera está considerada la segunda empresa del mundo que más emisiones ha generado desde 1965, solo por detrás de Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí.
El evento trata sobre las regulaciones de secuestro de carbono. “A los reguladores les falta experiencia y pocos proyectos se aprueban”, asegura Arthur Lee, de Chevron en su presentación. “Los promotores y los reguladores tienen que trabajar juntos”, continúa.
Entre los asistentes, varios delegados de Estados Unidos y de Japón toman notas, aunque también hay miembros de organizaciones y algún periodista más. A la salida, sentado en sus cómodas butacas blancas, hablamos con Usman Suleiman, técnico de la Nigeria National Petroleum Corporation, quien nos explica que el sitio está siempre lleno y vibrante y que siempre hay negociadores y gente de las empresas en los eventos.
No conseguimos que nadie de IETA nos explique cuál es el objetivo del Business Hub. La responsable de comunicación está ausente y los demás no quieren hablar. Aunque volviendo a su página web vemos que algunos de sus miembros son empresas españolas. Una de ellas ya la hemos visto en los anuncios que rodean al evento: Iberdrola. Naturgy y Repsol también están en la lista, mientras que algunas no españolas también nos resultan familiares: Michelin, Total o Rio Tinto, entre otras.
Para Sriram Madhusoodanan, subdirector de campañas de la organización Corporate Accountability, esta actividad frenética es una muestra del gran poder que estas empresas tienen en los círculos negociadores de la COP. “La presencia de las grandes emisores en esta COP es realmente más intensa [que en otras ocasiones] y es uno de los principales problemas por los que este proceso no ha funcionado durante los últimos 25 años”, asegura.
Madhusoodanan señala además que las empresas han sido puestas al mismo nivel que las organizaciones de la sociedad civil, “como si fueran lo mismo”, asegura. Sin embargo, dice el activista, las acciones de la sociedad civil están siendo censuradas.
Mientras escuchábamos al representante de Chevron, se daba un ejemplo de ello. Varios activistas que estaban repartiendo panfletos a la puerta de IFEMA fueron desalojados. Esto les pasa por no poner butacas blancas y un cartel de hub.