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Cosima Dannoritzer (Dortmund, 1965) se dio a conocer gracias a uno de los documentales más virales de los últimos años, coproducido por España y Francia: Comprar, usar, comprar. En este largometraje se evidenciaba lo que hasta aquel momento cualquiera podía sospechar: que los objetos están diseñados para tener una duración limitada. Tras una investigación de más de tres años, ponía, de esta manera, el debate de la obsolescencia programada sobre la mesa. “Un objeto que no se gasta es una tragedia para los negocios”, era el leitmotiv del celebrado documental.
El éxito estuvo en la confirmación de la sospecha: “Mucha gente sabía que algo pasaba con sus objetos, que se estropeaban justo cuando se acababa la garantía. El documental confirmó aquellos indicios: que vivimos en un sistema económico que nos obliga a consumir de manera innecesaria”. La percepción de la ciudadanía no era errónea y el documental de Dannoritzer dio la vuelta al mundo mientras la ciudadanía nos dábamos cuenta de las maldades del sistema, por una parte, y de la esclavitud que comporta formar parte de él.
Ahora llega con algo no menos importante pero quizás más impactante. La documentalista alemana se adentra en el fenómeno de los incendios forestales y lo hace desde diferentes perspectivas. Megaincendios puede ser un documental o una auténtica pesadilla, atendiendo a la espectacularidad y a la crudeza de las imágenes que en él se muestran. Una crudeza, sin embargo, a la que parece que nos hemos acostumbrado, “las imágenes a veces se convierten en fast food y puede que nos hayamos acostumbrado a ver nuestros bosques arder”.
Comunicar la ciencia es algo complejo, pero comunicar algo que se ve cada día abriendo las noticias de nuestros telediarios puede serlo aún más. Supone todo un reto dar otra vuelta de tuerca a un tema tan trillado, con unas imágenes que apenas sorprenden a nadie. “Algo falla en la comunicación del cambio climático y los desastres medioambientales, y todos nos damos cuenta. Recibimos mucha información de todo tipo, lo hemos visto ahora con la COVID-19, pero quizás tengamos que ir más allá e invertir, no en información, sino en educación de los medios”.
Cosima Dannoritzer apuesta por la educación ambiental para que las nuevas generaciones puedan separar el grano de la paja, leer entre líneas y diferenciar entre los rumores, los hechos, las opiniones y las creencias. “Hay que hacer que las nuevas generaciones desarrollen el olfato, que se acostumbren a comprobar los hechos, a buscar fuentes y testigos. En el tema del cambio climático se hace todavía más evidente: las grandes empresas están sembrando dudas acerca de lo que está pasando. Hay unas fuerzas políticas y económicas que quieren que no sepamos ciertas cosas. Y nosotros somos perezosos”. A los periodistas, un mensaje: “No hay que asumir la información de manera automática y comprobar siempre qué intereses hay detrás de cada fuente”. Una advertencia: “ojo al greenwashing”.
“Las cosas no pasan porque sí, hay unas causas; y es nuestro deber fomentar la curiosidad por ellas. Es lo que sucede con el cambio climático: los eventos no suceden de un día para otro. Si entendemos las causas, podremos tomar el control y cambiar las cosas. La idea del documental es sencilla, es transmitir a la población: ‘tú puedes hacer algo’”. Para la cineasta, algo por lo que podríamos empezar es por entender que no somos “los dueños del mundo”. Los documentales, dice, le permiten hacer pedagogía, hacer que la gente viaje sin moverse de casa y enseñar realidades a los que gran parte de la ciudadanía no tiene acceso. “Un documental puede ser muy espectacular, pero no es ficción, no es una película de Hollywood”.
El fuego y sus metáforas
En Megaincendios, Cosima Dannoritzer muestra a la audiencia nuevos e innovadores métodos de prevención contra los incendios forestales y cómo las investigaciones se centran ahora en la mejora de efectividad en la lucha contra el fuego. ¿David contra Goliat? Puede ser, pero parece cierto que, ante el fuego, la anticipación y el estudio de su comportamiento parecen vitales. Sin embargo, lo que más llama la atención del documental es la aportación de otros puntos de vista y nuevos conceptos. “Quería hablar de los fuegos fríos, los incendios provocados por las propias autoridades para regenerar el suelo o los fuegos que nos protegen”, asegura.
Trabaja la realizadora con una metáfora interesante: la del fuego como “bestia”, como “algo que viene a acabar con nosotros, que nos victimiza”, cuando “en realidad no debería ser así”, ya que el fuego forma parte de la naturaleza. “Los fuegos limpian los bosques de manera natural, pero eso se sabe poco”. En Megaincendios se explora un prisma interesante: no son los fuegos los que se acercan a la humanidad, a las urbanizaciones, a los centros urbanos, sino que somos los humanos que nos acercamos a la naturaleza, cada vez más, e invadimos su espacio. El ejercicio es parecido al que hace el equipo coordinado por el sociólogo Pepe Espluga en El cambio climático y sus metáforas (Icaria, 2020), libro recién publicado en el que se analiza la narrativa sobre del cambio climático que se promueve desde los medios de comunicación y se propone una visión crítica de las metáforas que rodean este fenómeno.
Pensar en compañía
Dannoritzer propone pensar a solas y pensar en compañía, mucho más en esta época que nos está tocando vivir; trabajar nuestra parte de responsabilidad como ciudadanos y ciudadanas, y apela a dejar el victimismo a un lado y ponernos a trabajar para promover un cambio de consciencia colectiva. Aún no ha estrenado Megaincendios, pero ya anda sumergida en otro documental sobre la proliferación de las alergias. “Hay muchos trabajos interesantes al respecto. La idea será despejar mitos”. Enemiga de las teorías de la conspiración, Cosima Dannoritzer asegura que, en un mundo de información fragmentada, viral y fugaz, es fundamental escuchar, comprobar y continuar escuchando. “Una democracia necesita de una cultura de buen periodismo, por eso hay que invertir en las investigaciones. Investigaciones con buenas fuente”, recalca.