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¿Puede un documental cambiar el mundo? Desde luego, la pregunta no detiene a Cyril Dion. El 23 de octubre, el poeta, cineasta y militante climático francés presenta en Madrid, dentro de la 9ª edición del Another Way Film Festival, la miniserie Un nuevo mundo. También ofrece un recital (‘Resistencias Poéticas’) y participa en un encuentro profesional (‘De la Pantalla a la acción. El impacto del cine documental’).
Algo sabe, ganó el César a Mejor Documental en 2016. A veces, dirige; otras, narra y escribe, pero en todas sus películas continúa esa inspiradora road movie que comenzó hace años cuando decidió pasar a la acción y buscar otros mundos posibles. Spoiler: están en este y Cyril Dion los encuentra. En esta última recorre una quincena de lugares –desde Ciudad del Cabo a Detroit, de Voralberg a La Habana– preguntándose: ¿Cómo prepararnos para futuros desastres? ¿Cómo podemos reinventar nuestras sociedades?
En cada lugar, se entrevista con jóvenes (y no tanto), parejas, familias, pensadores que, como él, han pasado a la acción contra el cambio climático: regenerando bosques, cuidando las barreras de coral, repoblando rebaños, aplicando la permacultura, dando otra vuelta a la economía circular y pensando también en la democracia del futuro.
Cyril Dion lleva tiempo reflexionando a través de imágenes, poemas, libros, proyectos y colectivos. El día de la entrevista se conecta a la videollamada sofocado porque acaba de subir en bici las cuestas de Montmartre. “No es normal, hace 28 ºC en París”, resopla a través de la pantalla.
La serie Un Nuevo Mundo arranca con usted pedaleando en un día primaveral, en una sociedad despreocupada. Sin embargo, en cada episodio reconoce que a veces tiene ganas de gritar. ¿Por qué gritaría y qué querría gritar?
Llevo 15 años diciendo lo mismo. Llevo 15 años contando lo que va a ocurrir y hoy está ocurriendo, estoy desesperado.
En vez de gritar habla tranquilo, incluso recita poemas.
Hay momentos para gritar y hay momentos para escribir poesía. Escribo poesía desde que tengo 17 años. Ahí puedo contar y expresar cosas que no puedo hacer en otros lugares.
El martes 24 de octubre estará recitando en Madrid junto a Sébastien Hoog en el espectáculo Résistances Poétiques. ¿La poesía es una forma de resistir?
Sí, el sistema económico que hemos establecido y que es responsable de la catástrofe que estamos viendo nos hace esclavos, nos reduce a productores y consumidores. La poesía es una manera de negarse a ser reducidos a esa dimensión, nos conecta a lo esencial del ser. Y es solo a partir de ahí desde donde podemos construir un nuevo mundo.
Un Nuevo Mundo que recorre en su nueva serie contada sin alarmismo, con reflexión y belleza. ¿Ha encontrado el tono para transmitir un mensaje tan preocupante como el del cambio climático?
No lo sé. Hago cosas que me resuenan. Intento dar la información como me gustaría que me la dieran. No quiero que me griten, ni que me digan que todo lo que hago está mal. No quiero que me den una lista de problemas sin soluciones. Me gusta que me nutran, que me enseñen, que me expliquen, que me den energía, sobre todo después de hacer el documental Mañana.
¿Qué pasó después de rodar Mañana?
No pasan dos días sin que alguien me diga que esa película le ha cambiado la vida. En Francia llamamos “Generación Mañana” a la gente que tenía 15 o 20 años cuando vio el documental y cambió su vida. Desde estudiantes que han elegido sus estudios en función de esto, a concejales o funcionarios públicos que están transformando sus propias ciudades, gente que ha cambiado de trabajo, se han hecho agricultores, han abierto negocios con residuo cero, han creado empresas teniendo en cuenta todo lo que aprendieron viéndolo. Definitivamente sí, hay una oleada de cambio a partir de Mañana.
Confieso que como espectadora me sorprendió la cantidad de iniciativas que hay en marcha, pero cuando acaba no sabes por dónde empezar. Ya sé que lleva 15 años contando lo mismo, se lo pido una vez más.
El punto de partida es entender por qué. Te recomiendo mi libro [ríe, se levanta a por un ejemplar y me lo enseña a través de la pantalla: Resiste. Pequeñas Ideas para Cambiar el Mundo, editado en España por Seix Barral]. De manera individual, muchas cosas que ya sabemos: reducir nuestra huella de carbono, consumir menos, coger menos aviones, usar menos el coche, aislar las casas… Lo que no funciona es trabajar durante 8 horas participando del problema y luego irte a casa en bici y reciclar la basura. Tenemos que hacer palanca a través de lo colectivo, unirnos para cambiar las ciudades, las empresas, los bancos. Unirnos y hacer palanca.
¿Cómo lo hace?
Por ejemplo, para llegar a Madrid desde Córcega cojo barco, tren y solo un avión porque si no, era inviable. Y con otros pequeños gestos diarios: no como carne, no tengo coche, voy en bici o en metro, aíslo mi casa, etcétera. Pero el problema es estructural. Podemos hacer un concurso de pureza individual, pero la cuestión de fondo es el cambio de leyes y de un sistema que nos encorseta.
En su cine y como activista mira de frente a esa estructura y a la clase política: participó en la Convención por el Clima, una asamblea ciudadana que sacó los colores al Estado francés. ¿Sirvió para algo?
Para muchas cosas. En primer lugar, para demostrar que los ciudadanos seleccionados al azar pueden entender cuestiones complejas. Y una vez que se informan, hablan con expertos y tienen tiempo para reflexionar, son capaces de ofrecer soluciones mucho más ambiciosas de las que han ofrecido los distintos gobiernos a lo largo de los 30 últimos años.
Los diputados suelen decir que la gente común no está preparada, pero estos ciudadanos han ido mucho más lejos. De hecho, me han pasado una encuesta del IFOP (Instituto de estudios de opinión y marketing en Francia e Internacionales) en la que los políticos creen que el 80% de la población no aceptaría las medidas más complicadas para frenar el cambio climático, y en cambio, un 70% de la ciudadanía está dispuesta a tomar esas medidas. Hay una percepción falseada entre lo que se dice que la gente piensa y lo que piensa en realidad.
En segundo lugar, ha supuesto un ejemplo que se ha estudiado en universidades del mundo entero. Ha provocado un efecto dominó en ese sentido y se ha replicado en varias ciudades a nivel local y en países como Inglaterra, Polonia y España.
Y en tercer lugar y por último, no han conseguido todo lo que querían, querían que Emmanuel Macron hiciera un referéndum. Pero se acaba de aprobar la Ley del Clima y Resiliencia en Francia inspirada en todo este trabajo.
En 2021, el Gobierno de Francia perdió el litigio climático conocido como ‘caso del siglo’. ¿Cree que la vía legal es la mejor para conseguir cambios?
Es una estrategia más que se suma a todo lo que se puede hacer. De hecho, Francia ha sido condenada tanto por el Tribunal como por el Consejo de Estado. En esa primera instancia, les habían pedido que redujeran 18 millones de toneladas de CO₂ para diciembre de 2022. No lo cumplieron, y ahora están con una segunda demanda para que el Estado pague 1 billón de euros que querrían canalizar en acciones para captar CO₂. Aunque creas que no va a cambiar nada, esto tiene un efecto muy potente ya que no es un activista quien dice que el Estado no está haciendo todo lo que puede para cumplir con la reducción de consumo de gases, sino que es la ley, el Tribunal de Justicia. Esto aporta legitimidad a la lucha de los activistas.
¿Qué le parece el caso de los seis jóvenes portugueses contra 32 Estados?
Necesitamos a los jóvenes porque tienen la capacidad de indignarse sin intelectualizar. Necesitamos a los jóvenes para ver el mundo a través de sus ojos porque algunos de ellos ya ven otro mundo, uno en el que cohabitamos en paz entre nosotros y con otras especies. Un mundo en el que ya no hay –o no debería haber– racismo ni discriminación. Un mundo donde no solo se trabaja para ganar dinero, sino para encontrar un sentido a la vida. Necesitamos a los jóvenes porque necesitamos la energía que transmiten. A pesar de que no tengan el mando les necesitamos por lo que inspiran.
¿Es posible tejer una red para conectar todos los proyectos que ha ido conociendo a lo largo de estos años de activismo, pensamiento, escritura y cine documental?
Uno de los protagonistas del primer capítulo de Un Nuevo Mundo intenta conectar todas las iniciativas, hacer una especie de red social, como Instagram o Facebook, pero desgraciadamente no funciona. Yo lo intenté hace años con el movimiento Colibrí pero es muy abstracto querer conectar todas las iniciativas y no es necesariamente útil. A veces uno no tiene tiempo, ni ganas de que le digan qué hacer desde otro lugar, a veces simplemente se hace.
Creo más en cambiar el relato, en mostrar que hay otra forma de entender y contar el mundo. Si cambiamos esa narrativa, esa representación del mundo y de nosotros mismos, confío en que otras formas de vida se irán multiplicando por si solas.
VIVA EL NEOLIBERALISMO, EL LIBRE COMERCIO Y LA DESREGULARIZACION.
La nueva normativa europea se salta el principio de precaución e introduciría organismos modificados genéticamente sin etiquetar en la alimentación
Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, la Federación de Consumidores y Usuarios CECU, la Sociedad Española de Agricultura Ecológica y Agroecología SEAE, WWF, Madrid Agroecológico y Juventud por el clima se han dirigido por carta a los Ministerios de Agricultura, Transición Ecológica, Consumo y Sanidad para solicitar al Gobierno que rechace la propuesta de la Comisión Europea que pretende eliminar la mayoría de las normas de seguridad que rigen la producción y venta de una nueva categoría de plantas modificadas genéticamente producidas con nuevas técnicas genómicas, o NTG.
La Comisión Europea ignora una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de 2018, que dictaminó que las plantas obtenidas por NTG deberían considerarse como organismos modificados genéticamente y, por lo tanto, pasar por los mismos requisitos de seguridad, evaluación, control, trazabilidad y etiquetado.
Según las organizaciones ecologistas y de consumidores, la desregulación de los cultivos y alimentos originados a partir de NTG tiene las siguientes consecuencias:
Supone riesgos para el medio ambiente y la salud humana.
Amenaza la libertad de elección de agricultoras y agricultores.
Anula la libertad de elección de las personas consumidoras.
Pone en cuestión la credibilidad de supermercados y del comercio minorista.
La Comisión Europea cede una vez más ante la presión de la industria química y agrícola
Ecologistas en Acción, parte de la campaña ‘Futuro sin tóxicos’ junto a la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB, por sus siglas en inglés), critica que la Comisión Europea abandone sus promesas sobre control de tóxicos, bienestar animal y sistemas alimentarios, tal y como indica el Programa de Trabajo para 2024.
Para las organizaciones, la Comisión Europea cede una vez más a la presión de las industrias química y agrícola y traiciona a la ciudadanía europea.
Según ambas organizaciones, este completo desprecio por la reforma del REACH, por la revisión del bienestar animal y por la Ley de Sistemas Alimentarios Sostenibles representa un incumplimiento grave de los compromisos formales asumidos por la Comisión. También deja clara la cesión de la Comisión ante los intereses cortoplacistas de la industria.
Como pilares del Pacto Verde Europeo, cada expediente es crucial para los esfuerzos de Europa por abordar la triple crisis planetaria: clima, contaminación y pérdida de biodiversidad, que garantice un entorno saludable en la UE.
Según Tatiana Santos, responsable de Política de Productos Químicos del EEB:
«Al descuidar la necesaria reforma del REACH, la Comisión Europea ha traicionado a los habitantes europeos, haciendo la vista gorda ante la contaminación química y favoreciendo los intereses a corto plazo de las industrias tóxicas por encima de la salud de las personas. Ahora lo tenemos claro; los beneficios de la industria química son más importantes que la salud de las y los europeos. El Pacto Verde Europeo será recordado como el Pacto Tóxico Europeo. No nos quedaremos de brazos cruzados mientras nuestra salud, nuestro medio ambiente y el futuro de todos los seres vivos están en peligro. La gente exige responsabilidad. Nuestra salud, nuestros hijos y nuestro planeta no merecen menos».
Años de lucha, de resistencia, apaleados por la guardia civil, pero nunca «reblaron» y parece que han ganado la batalla de la razón.
Diaporama: la Guardia Civil carga contra los vecinos de Artieda (Zaragoza)
https://www.youtube.com/watch?v=2bf0-oe0v0g
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Asociación Río Aragón. Nota de Prensa:
Las obras de recrecimiento de Yesa totalmente paralizadas por sus problemas
que no tienen solución. Tan sólo permanecen dos personas en las obras, una de
administración y otra de seguridad, para evitar la pérdida de la contrata.
● Las obras asociadas a la presa de Sigüés llevan más de medio año paralizadas, dejando al pueblo en una situación de absoluto abandono.
● Exigimos la rescisión del contrato con la UTE Yesa y la revisión total del proyecto para finalizar consolidando la presa actual,
reduciendo la cota de llenado a la 460 msnm y restituyendo así el mal ocasionado por tan nefasta actuación.
● Hoy hace 23 años del paro general del Pirineo aragonés pidiendo dignidad para la montaña y una nueva política hidráulica.
Artieda-Sangüesa, 28/10/2023. Tal fecha como hoy, de hace 23 años, el Pirineo aragonés se movilizó con un paro sin precedentes de dos horas seguido de concentraciones que sumaron más de 10.000 personas. Las demandas eran claras, exigiendo la paralización de las grandes obras planificadas en su territorio, entre ellas el recrecimiento de Yesa, dignidad y respeto para el conjunto del espacio montañés y la revisión de lo planificado para ajustarlo a la entonces incipiente Nueva Cultura del Agua y la directiva Marco Europea, recién aprobada.
Resulta evidente que, desde aquella fecha, se han producido evidentes avances, que han dejado en la cuneta de la historia proyectos como Jánovas, Santaliestra o Biscarrués. La excepción ha sido el recrecimiento de Yesa que, por el papel que había de jugar en políticas trasvasistas y su carácter de megaobra generadora de sustanciosos beneficios para constructoras y consultoras, se le impidió entrar en el camino de la racionalidad.
Pero a veces, donde la racionalidad humana no entra, aparece la dinámica de la naturaleza que termina imponiendo su ley. Es lo que está ocurriendo con el recrecimiento de Yesa. Después de 22 años de haberse puesto la primera piedra, después de multiplicar su presupuesto por cuatro, hasta llevar 400 millones de euros gastados, después de llevar destrucción premeditada a pueblos como Artieda, Sigüés o Mianos, podemos confirmar que, a fecha de hoy, las obras están TOTALMENTE PARALIZADAS y tan sólo dos personas, una de administración y otra de seguridad, permanecen para evitar la cancelación de contrato por abandono de la obra.
Este dato no hace sino confirmar la respuesta recientemente recibida de la CHE, donde se reconocen las dificultades para aprobar un modificado 4 que, estamos convencidos, será incapaz de dar una solución segura para resolver los problemas que con carácter estructural arrastran las obras de recrecimiento.
Ante este estado de cosas, desde las Asociación Río Aragón y Yesa +NO, exigimos que se reconozca la inviabilidad, desde el punto de vista de la seguridad, del recrecimiento de Yesa. También, su inconsistencia desde el punto de vista de la racionalidad. Por ello, debe procederse a la rescisión definitiva del contrato con la UTE Yesa y procederse a la revisión total del proyecto, para finalizar consolidando la presa actual, reduciendo su cota a niveles de seguridad y restituyendo el mal ocasionado por tan nefasta actuación.
Terminaremos exigiendo que, con urgencia, se intervenga en el entorno del pueblo de Sigüés, para corregir el lamentable estado en que lo han dejado.