La DANA deja inundaciones graves en el centro y este de la Península

Las tormentas y las lluvias intensas que se han producido en varias zonas de la Península en las últimas 24 horas van camino de remitir, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), aunque se espera que continúen a lo largo de este jueves, no solo en el centro y este del país sino también en el norte. La DANA –acrónimo de Depresión Aislada en Niveles Altos– ha dejado ya graves inundaciones, cortes de carreteras y daños materiales. Trece comunidades continúan todavía en alerta amarilla o naranja por las fuertes tormentas.

Los daños de esta DANA están siendo especialmente fuertes en la provincia de Toledo, donde Filomena ya dañó el empedrado de las calles. En el municipio de Cobisa, el torrente de agua ha hecho que caigan muros en algunas casas. En Castellón, otra de las principales zonas afectadas, se ha desbordado el barranco del Triador de Vinaròs y algunas personas quedaron atrapadas en sus vehículos durante la tarde del miércoles.

En Cataluña, se ha desalojado un camping en Alcanar (Tarragona), un municipio en el que en las últimas horas han caído más de 220 litros, según el Servicio Meteorológico de Cataluña. Reuters informa de que en esta zona, además, 5.000 hogares se quedaron sin suministro eléctrico.

Las intensas lluvias también obligaron a detener el servicio ferroviario entre algunas comunidades, como la línea que une Madrid con Toledo o la que conecta Zaragoza con Teruel. En Aragón, además de los cortes de carretera, la DANA ha llevado a algunos ríos al límite de su caudal.

En Navarra, las tormentas de las últimas horas están entre las más intensas de las últimas horas, según la AEMET.

Fenómenos extremos

Según explica Rubén del Campo, portavoz de la AEMET, e informa EFE, la DANA, junto con la presencia de aire muy húmedo –además del calentamiento diurno de la superficie propio de estas fechas– son los factores que favorecen la formación de chubascos de carácter tormentoso, en ocasiones acompañados de viento y granizo.

Como ya ocurrió con Filomena, o con las olas de calor de este verano, los fenómenos de este tipo son más extremos y habituales por el calentamiento global de la atmósfera. Las observaciones de la AEMET indican que, a pesar de la disminución significativa de las precipitaciones anuales, las proyecciones de cambio climático también suponen un aumento de las precipitaciones intensas, sobre todo en la cuenca mediterránea.

El balance de la DANA que afectó al Levante en 2019 ya dejó la lección sobre la mesa: es necesario adaptar las ciudades y pueblos a este tipo de fenómenos extremos, además de mitigar el calentamiento global mediante la reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Un informe publicado esta semana por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) –el más exhaustivo hasta la fecha sobre mortalidad y pérdidas económicas por fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos ocurridos entre 1970 y 2019– ya apunta a la adaptación al cambio climático como una forma de, incluso, salvar vidas. A través de los sistemas de alerta temprana se ha conseguido reducir la mortalidad asociada a los desastres, como las sequías, las tormentas o las crecidas. Sin embargo, el estudio también apunta a que las pérdidas económicas han aumentado en los últimos 50 años, periodo de tiempo en el que la OMM también observa cómo ha aumentado la frecuencia e intensidad de los desastres.

Las inundaciones del pasado julio en Alemania y Bélgica son un ejemplo reciente de cómo el cambio climático incrementa la probabilidad de que se produzcan precipitaciones extremas. El estudio de atribución que así lo señala también incide en la necesidad de reducir la vulnerabilidad hacia este tipo de eventos bajo la premisa de que ocurrirán con mayor frecuencia e intensidad en el futuro.

Respecto a estos grupos de atribución, España no cuenta con ninguno que se dedique a ello. Como explicaba recientemente en Climática Juan Jesús González Alemán, doctor en Física e Investigador Juan de la Cierva en la UCM: «Esta sería la forma más robusta de atribuir los eventos al cambio climático. No hay otra forma posible, o por lo menos no se ha no se ha visto». En el caso de nuestro país, cuenta, «no hay medios para hacer este tipo de estudios. Se necesita una coordinación muy grande» y «no hay recursos suficientes, o al menos no se han destinado hasta ahora».

Esta misma semana, el huracán Ida ha obligado a declarar el estado de emergencia en Nueva York, donde las intensas lluvias y vientos dejan al menos 9 personas fallecidas, según informa EFE.