Etiquetas:
Este texto es una traducción del discurso original, publicado en CRÍTIC. Puedes leerlo en catalán aquí.
Y ese algo, hoy, es la ampliación del aeropuerto del Prat, aeropuerto de Barcelona, aeropuerto Josep Tarradellas. ¿Tiene algún otro nombre? Sí, también se llama Barajas y Palma y Girona y Reus. Y todos los nombres de una geografía que no se quiere doblegar al dictado de los beneficios a corto plazo para unos cuantos.
Decimos basta. Porque no venimos de la normalidad ni es ahí donde queremos volver. La travesía de una pandemia y del esfuerzo colectivo que ha supuesto no se merece volver al mundo que la ha provocado.
*
Más calabacines y menos aviones, dice uno de los eslóganes que circulan estos días. No es una ingenuidad, es una verdad que no cuesta nada entender: una sociedad con futuro es aquella que puede cultivar su presente, su tierra y su gente.
Dicen las voces del poder que decimos NO porque no sabemos imaginar el futuro. Que somos unos campesinos, unos buenistas o unos frustrados y perdedores que solo saben decir NO en nombre de cuatro patos. La Ricarda: se hacen fotos pero se ríen. ¿Qué es un humedal, una playa, un delta o un camino frente al mar al lado de sus planes de futuro?
*
Lo que no quieren entender, lo que les da demasiado miedo entender, es que nuestro NO lo que dice es BASTA. Que en catalán [prou] también quiere decir mucho y quiere decir bastante. Tenemos mucha vida, muchas ideas, muchas ganas, mucho conocimiento y bastante mala leche… como para decir BASTA de tomarnos el pelo en nombre del interés común.
Decir BASTA es tener capacidad de lucha y de convicción, como muestran hoy las columnas, las personas, los colectivos, etc, que hoy están aquí.
Decir BASTA es entender en qué mundo vivimos y tener argumentos para defenderlo, como han escrito muchas manos estos días y como explicarán las personas que hablarán a continuación.
Decir BASTA es no caer en la trampa del capitalismo que se viste de verde.
Decir BASTA es no dejarse confundir por el tacticismo de los partidos políticos y de los medios de comunicación. Nos da mucha vergüenza: gracias, políticos, por no haber venido a la manifestación. Haced vuestro trabajo y dejad que las luchas sean de quien se la cree.
*
Y para acabar una pregunta:
QUIÉN quiere el aeropuerto? La respuesta la sabemos: la patronal y quienes trabajan para ellos a sueldo público. Follow the money, dice la consigna. Sigue la pista del dinero y entenderás el mundo. No son solo unos metros de pista. Son muchos negocios, inversiones y pactos lo que hay aquí detrás. Lo que nos tenemos que preguntar es: ¿por qué les interesa tanto? ¿Por qué juegan todos? Dicen que es un conflicto entre modelos. No, es más sencillo: es una guerra entre clases sociales y sus intereses.
Cuando los obreros rompían y saboteaban las máquinas no estaban contra las máquinas. Estaban contra aquellos les explotaban con ellas. Nosotros no estamos contra los aviones: queremos aviones para ir lejos a conocer, estudiar o acompañar a personas queridas. Queremos aviones para huir. Aviones para cooperar. Aviones llenos de ideas de otros mundos. Aviones porque pueden llegar a aquellos que necesitan refugio o necesitan migrar.
¿Es este el futuro de riqueza que nos prometen los que quieren ampliar el aeropuerto? Está claro que no: más business, más competitividad, más trenes para pobres, más fronteras, más turismo masivo, más control, más trabajos precarios, más pandemias.
Sus negocios de futuro no son nuestros caminos de presente ni sus ampliaciones la base para volar a una vida más digna. En lucha por el clima, la salud y la vida, hoy desde toda la geografía decimos NO a la ampliación del aeropuerto porque decimos BASTA a la destrucción de la vida.
Las mayúsculas se corresponden al original de la autora.