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La aerolínea británica EasyJet ha anunciado la compensación de todas sus emisiones de carbono. La compañía aérea de bajo coste se convertirá en la primera compañía aérea del mundo en operar vuelos neutrales en carbono. La medida se pondrá en marcha inmediatamente, y costará alrededor de 25 millones de libras esterlinas (unos 29 millones de euros) al año, que se invertirán en iniciativas de reforestación, comunitarias y de energías renovables, así como mejoras tecnológicas.
Johan Lundgren, consejero delegado de EasyJet reconoció que la compensación tan solo puede ser “una medida temporal hasta que estén disponibles otras tecnologías que reduzcan radicalmente las emisiones de la aviación”. EasyJet también anunció un acuerdo con Airbus para la investigación de aeronaves híbridas y eléctricas.
Vergüenza por volar
El anuncio de EasyJet llega en un momento en que la industria de la aviación sufre una de las mayores crisis de popularidad de su historia. La gran cantidad de gases de efecto invernadero que emiten, que a su vez tienen muy pocos visos de reducirse, han propiciado el nacimiento de movimientos sociales que abogan por las alternativas al viaje aéreo. El epicentro de estos se encuentra en Suecia, donde se ha acuñado el término flygskam, o “vergüenza por volar”.
Una de las mayores barreras para la reducción de emisiones en la industria de las aerolíneas es precisamente su éxito. Las mejoras técnicas no consiguen mantener el ritmo del extraordinario crecimiento en el número de vuelos. La industria crece al 5% anual. Así, la compensación de emisiones se ha impuesto como la solución preferida por las operadoras. También la ha adoptado la OACI, la organización que las representa en el seno de la ONU. Esta última ha puesto en marcha un sistema, conocido como CORSIA, que aspira a estabilizar las emisiones a partir de los niveles del año que viene. Algunas compañías aéreas, como IAG (matriz de Iberia y Vueling) han anunciado que pondrán en marcha iniciativas de compensación.
¿Qué es la compensación de emisiones?
La compensación de emisiones es una estrategia por la cual se calcula la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero de una determinada actividad (en este caso, un vuelo), y posteriormente se invierte en proyectos que, supuestamente, absorban esa cantidad de carbono de la atmósfera. Algunos de estos proyectos pueden ser la plantación de árboles o la sustitución de energías sucias por renovables. Es decir, las compañías pagan por emitir, y esos pagos se destinan a proyectos que reduzcan una concentración equiparable de gases de efecto invernadero, haciendo que, en teoría, el crecimiento de la industria sea neutral en emisiones.
Sin embargo, la compensación no es una solución universalmente popular. Los proyectos admitidos por la ONU como inversiones válidas para aplicar esta estrategia no siempre son sostenibles. De hecho, en un informe encargado por la Comisión Europea en 2016 se revela que el 85% de las opciones investigadas tienen “pocas probabilidades” de asegurar la integridad medioambiental. Tan solo el 2% de los proyectos candidatos a recibir inversiones están en disposición de asegurar la sostenibilidad.
Visión crítica
Fuentes de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E), una plataforma con base en Bruselas que agrupa a varias ONG, reaccionaron críticamente al anuncio de EasyJet. En una nota de prensa, la organización denunció que “apoyarse en mecanismos de compensación desvía esfuerzos para alcanzar el neto cero en emisiones” que se necesita para evitar las peores consecuencias del cambio climático. Andrew Murphy, director del departamento de aviación de T&E declaró que “que las aerolíneas paguen a otros para poder seguir contaminando no es la solución al problema climático de la aviación. Décadas de crecimiento sin control de las emisiones son la prueba de que tenemos que dar un paso al frente y regular el impacto de la aviación acabando con los privilegios fiscales del sector y haciendo obligatorios los combustibles limpios”.