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El ecocidio podría convertirse en el quinto crimen internacional, junto con el genocidio, los crímenes de lesa humanidad, los de guerra y el de agresión. Un grupo de 12 abogados y abogadas ambientales y penales de renombre internacional publicó este martes una definición legal del término, que apela a los daños ecológicos y medioambientales graves e irreversibles que afectan a ecosistemas, especies o a un gran número de personas.
El reconocimiento legal del ecocidio permitiría responsabilizar a las grandes compañías contaminantes y a los gobiernos por daños y abusos ambientales –derrames de petróleo, deforestación masiva, daños a los océanos o contaminación del agua–. Algo hasta ahora imposible, ya que no existe un marco legal internacional que aborde este tipo de cuestiones.
La iniciativa surge de una solicitud registrada en el Parlamento de Suecia por el Gobierno del país. A partir de su propuesta, la Fundación Stop Ecocide –cuyo trabajo se basa en promover y facilitar los pasos para convertir el ecocidio en un crimen en la Corte Penal Internacional (CPI)– reunió a este panel a finales del año pasado. Durante seis meses, este equipo dirigido por el abogado británico Philippe Sand y el jurista y exfiscal de la ONU Dior Fall Sow, ha materializado la proposición, con la que ahora quieren llegar a la CPI.
Este paso histórico para el medio ambiente –y también para el clima– llega 75 años después de que los términos ‘genocidio’ y ‘crímenes de lesa humanidad’ se emplearan por primera vez en Nuremberg.
No obstante, el asunto ya ha aterrizado también, anteriormente, en el Parlamento Europeo. En octubre de 2020, se creó la Alianza Ecocidio tras una iniciativa impulsada por la eurodiputada Marie Toussaint, del grupo de los Verdes/ALE. Toussaint valora positivamente este nuevo avance: «Después de años y años de movilización y lucha ininterrumpida en todo el mundo, el reconocimiento del ecocidio ha ganado fuerza y apoyo público». «Nuestro papel ahora es trabajar por el reconocimiento legal en todos los estados y el apoyo a esta enmienda en el Estatuto de Roma», dice sobre los siguientes pasos en el proceso.
La diputada Inés Sabanés (Más País-Verdes Equo), miembro de la Alianza en España, también considera este «un paso crucial para el movimiento internacional por el reconocimiento del ecocidio». «Nuestro papel ahora es apoyar esta definición en nuestros respectivos parlamentos nacionales. Algunos países y el Parlamento Europeo ya han expresado su apoyo para el reconocimiento del ecocidio en el Estatuto de Roma. Con esta definición logramos tener una referencia común de qué es el ecocidio, y remar en la misma dirección», añade. Para Sabanés, «solo mediante este reconocimiento será posible asegurar un clima y un planeta habitables».
El camino hacia el Estatuto de Roma
Ahora, cualquiera de los 123 Estados miembros de la CPI puede proponerlo como una enmienda a la carta de la Corte –conocida como Estatuto de Roma–. Cuando eso suceda, la asamblea anual de la Corte celebrará una votación para decidir si esta puede avanzar en su promulgación futura.
De aprobarse, los Estados miembros deben obtener una mayoría de dos tercios para adoptar el proyecto de ley en el Estatuto de Roma antes de que cada uno de ellos pueda ratificarlo y adaptarlo a su propia jurisdicción nacional.
Las y los panelistas coinciden en la importancia de reconocer de esta forma el ecocidio. «Hemos llegado a una definición práctica del término que es oportuna y necesaria. Creo que este texto, jurídicamente sólido y fiable, puede ocupar su lugar junto a los demás crímenes internacionales y señalar un cambio radical en nuestras actitudes respecto a la protección y preservación de nuestro planeta«, argumenta Kate Mackintosh, Directora Ejecutiva del Instituto Promise de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Los Angeles y vicepresidenta del panel.
«Al destruir los ecosistemas de los que dependemos, estamos destruyendo los cimientos de nuestra civilización e hipotecando las condiciones de vida de todas las generaciones futuras», explica la jurista experta en derechos humanos y miembro del panel Valérie Cabanes. «Esto no es menos grave que los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad o los crímenes de genocidio o de agresión, además de ser una cuestión importante de justicia socioambiental global«, añade.
Actualización: 24 de junio a las 9h30
El caso es que el mundo está sometido por los más grandes y sucios, física y moralmente, intereses. Así que ¿quien le pondrá el cascabel al gato?.
Encima la ciudadanía cada vez más pasota, desinformada y desunida.
Ningún optimismo por mi parte a un futuro más risueño.
¿Qué ha sido de Greta Thumberg y de cualquier activista enérgicx que se opone a los intereses del sistema?. Lo silencian y según dónde todavía corre peor suerte. Eso pasa porque son muy pocas las personas despiertas y con dignidad; pero como dice el dicho «callarse ante la perversidad es hacerse cómplice de ella y la vida tarde o temprano os pasará factura».