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Las olas de calor marinas y el aumento sin precedentes del nivel del mar —consecuencias del calentamiento global de las que alertó el IPCC en su último informe, publicado el pasado miércoles— no son los únicos impactos del cambio climático que afectan a las costas.
La investigación Robustness and uncertainties in global multivariate wind-wave climate projections, recientemente publicada en la revista Nature Climate Change, determina que el cambio climático también afectará al oleaje en al menos el 50% de las costas del mundo en caso de que las políticas de emisiones de gases de efecto invernadero continúen en la línea actual.
Diez centros de trabajo han contribuido en este trabajo bajo la iniciativa internacional Coordinated Ocean Wave Climate Project (COWCLIP), para la estimación de unas proyecciones de cambio climático del oleaje robustas, y en él han trabajado dos investigadoras del grupo de Clima Marino y Cambio Climático del Instituto de Hidraúlica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria), Melisa Menéndez y Paula Camus.
Según explican desde la Universidad de Cantabria en una nota de prensa, aunque el cambio climático afecta a todo el planeta, el estudio pone de relieve las diferencias entre regiones. Así, sobre los cambios en la altura de las olas, se espera un incremento positivo de la altura de la ola en al menos el 5% de las costas, todas ellas en el sur de Australia y en algunas zonas del Pacífico de América del Sur y Central y, por otro lado, una disminución en el 15% de las costas del mundo. En este sentido, y según el estudio, las zonas que sufrirán disminuciones en la altura de sus olas serán el Atlántico Norte y algunas regiones del Pacífico Norte. La investigación atribuye este fenómeno a un debilitamiento de los vientos del oeste en las latitudes medias del hemisferio norte, como consecuencia de una reducción del gradiente térmico debido a la amplificación ártica.
El estudio resalta la importancia del oleaje a la hora de moldear la forma de las playas. Además, contribuye al ascenso del nivel del mar en un evento de inundación costera y puede condicionar el estado medioambiental de un ecosistema marino y el diseño funcional de una estructura de protección costera.