El hidrógeno no es la solución para todo: su uso podría continuar la dependencia a los combustibles fósiles

Una investigación calcula que producir y quemar combustibles basados en el hidrógeno en las calderas de gas de los hogares requiere de 6 a 14 veces más electricidad que las bombas de calor eléctricas.
Foto: PIXABAY

A pesar de ser uno de los principios “verdes” sobre los que se apoya el Plan de Recuperación nacional, el uso del hidrógeno tiene sus deficiencias a la hora de mitigar el cambio climático. Un estudio publicado el pasado 6 de mayo en la revista Nature expone los riesgos de los combustibles electrónicos basados en el hidrógeno para hacer frente a la crisis climática. Según la investigación, estos podrían crear una dependencia de los combustibles fósiles, cuyas emisiones contribuyen en gran medida al calentamiento global.

El estudio, elaborado por el Instituto de Postdam para la Investigación del Impacto Climático, muestra que la electrificación es la mejor opción para calefacciones domésticas y coches. Calcula que producir y quemar combustibles basados en el hidrógeno en las calderas de gas de los hogares requiere de 6 a 14 veces más electricidad que las bombas de calor eléctricas, que proporcionan el mismo calor. Esto se debe a que la energía se desperdicia al crear el hidrógeno, luego el e-combustible y, después, al quemarlo.

En el caso de los coches, el uso de los e-combustibles requiere cinco veces más electricidad que la necesaria para los coches de batería.

En cuanto a los costes, la investigación señala que los combustibles a base de hidrógeno serán muy caros y escasos en la próxima década. También por este motivo, las calderas que funcionen con hidrógeno acabarían dependiendo del gas fósil.

Por otro lado, el estudio científico sí considera que el hidrógeno puede resultar útil en sectores más difíciles de descarbonizar. La aviación, la producción de acero y el transporte marítimo, por ejemplo. Sin embargo, la investigación sostiene que se necesitará una enorme inversión en tecnología y, para lograrla, será urgente un aumento de los impuestos sobre el carbono. La energía que se utiliza todavía proviene, en su gran mayoría, del carbón, el petróleo y el gas. Por eso, aunque señalan la eficiencia de usar electricidad de manera directa, señalan que para ello es necesaria una inversión en nuevos tipos de automóviles y sistemas de calefacción.

El hidrógeno verde: en boca de todos

En España, la ley climática que entrará en vigor en las próximas semanas recoge la implementación de gases renovables, como el hidrógeno. Este también está presente en algunos planes de descarbonización de las grandes empresas súper emisoras, como Repsol, que son a menudo insuficientes. Algunos partidos, como EH Bildu, y organizaciones ecologistas ya han cuestionado que el hidrógeno se presente como una alternativa a los combustibles fósiles.

En una entrevista reciente, el doctor en Física Teórica e investigador del CSIC Antonio Turiel afirmaba lo siguiente: “Pensar que con el hidrógeno podemos sustituirlo todo es una utopía […] No tiene las características para que se pueda hacer un despliegue masivo. Tenemos que evitar caer en la trampa de las falsas promesas tecnológicas”.

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