Etiquetas:
El verano climatológico ha quedado atrás, y con él un balance horrible en cuanto a incendios forestales en España y Europa. Las devastadoras e incontrolables llamas no solo se traducen en hectáreas quemadas, vidas perdidas y hogares destruidos, sino que suponen un impulso más a un calentamiento global que hace, a su vez, que los fuegos sean más intensos y habituales.
Según el equipo científico del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus (CAMS), los incendios forestales de este verano en Europa han provocado las mayores emisiones de gases de efecto invernadero desde 2007. Contando la Unión Europea y Reino Unido, se estima que los siniestros ocurridos entre el 1 de junio y el 31 de agosto emitieron un total de 6,4 megatoneladas de carbono. Este recuento de las emisiones de humo incluye los gases de efecto invernadero, las partículas y los compuestos orgánicos volátiles. Gran parte de estas emisiones proceden de los incendios registrados en el suroeste de Francia y España. Ambos países han experimentado las mayores emisiones por incendios forestales desde 2003.
Entre junio y principios de septiembre, la superficie total quemada en Europa ha sido de 508.260 hectáreas, muy por encima de las 215.548 hectáreas que ardieron de promedio entre 2006 y 2021, acorde a los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS, en inglés).
Si se tiene en cuanto al área calcinada desde inicios de año, la situación se agrava: más de 750 000 hectáreas frente a las poco más de 260 000 hectáreas en 2006-2021. Solo en España han ardido en 2022 más de 293.000 hectáreas, más que en ningún otro país europeo. Por número de incendios, España ocupa el segundo lugar, con 411 hasta la fecha y solo superada por Rumanía, con 716.
La combinación de la ola de calor de agosto con las prolongadas condiciones de sequedad en todo el continente occidental hizo aumentar la actividad, intensidad y persistencia de los fuegos, detallan los especialistas del organismo europeo. “La mayoría de los incendios se produjeron en lugares donde el cambio climático ha aumentado la inflamabilidad de la vegetación, como en el suroeste de Europa, y como hemos visto en otras regiones en otros años”, cuenta Mark Parrington, científico principal y experto en incendios forestales del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus.
En otras regiones del hemisferio norte, que suelen experimentar un pico de actividad de fuegos forestales durante los meses de verano, las emisiones totales estimadas fueron considerablemente menores que en los últimos años a pesar de algunos incendios importantes, explica Copernicus. En cuanto a Norteamérica, la intensidad de los incendios y las emisiones totales estacionales fueron mucho menores en California, Oregón, Washington, Idaho y Montana en comparación con los veranos de 2020 y 2021, siendo «más típicas para la época del año».
Las emisiones diarias de incendios por encima de la media de la Amazonia Legal en Brasil en la segunda quincena de agosto han dado lugar a una de las mayores emisiones totales estimadas para el período desde 2010, con datos similares a 2019-2021. En contraste con toda la Amazonia Legal, el estado de Amazonas experimentó emisiones de incendios muy por encima de la media, siendo el segundo peor registro (tras 2021) de los últimos 20 años.
Además, los primeros días de septiembre no auguran una mejora en la tendencia. Según el CAMS, «se ha visto un claro aumento de los incendios en toda la región del Amazonas, con valores diarios muy por encima de la media», lo que ha dado lugar a una gran área de humo sobre América del Sur.
El Amazonas vuelve a arder por los cuatro costados. Varios grupos de ganadería y agricultura ilegal están quemando grandes extensiones de selva para cultivar soja para alimentar a gallinas, pollos, cerdos y vacas. Por eso, el Amazonas lleva meses enfrentándose a los peores incendios que ha sufrido en 15 años.
Después, las empresas de alimentación que se benefician de estas talas indiscriminadas venden sus productos aquí, en Europa. Nuestros supermercados están repletos de ellos. Aunque no tengamos responsabilidad directa sobre cómo se producen estos alimentos, no podemos ignorar de dónde proceden ni seguir apoyando la destrucción de nuestros bosques.
Las empresas que destruyen los bosques no deberían recibir ni un céntimo más. La legislación debe prohibir que los bancos y otras entidades financieras europeas las respalden económicamente.
Europa solo debería permitir la venta de productos no procedentes de la deforestación. La nueva ley para prohibir todos los productos vinculados a esta práctica debería evitar la venta en Europa de soja, aceite de palma, café, cacao, carne y otro ganado, madera, caucho y maíz cuando su producción esté asociada a la deforestación, ya sea en terreno europeo o en otros países.
El asesinato de personas indígenas que salvaguardan la tierra es tristemente común en varios rincones del mundo, especialmente en Brasil. Son la mayor defensa para su conservación, especialmente en algunas de las regiones más protegidas de la tierra. Para cuidar de los bosques de todo el mundo, también debemos defender sus derechos y sus vidas.
NO MAS PRODUCTOS EN LA U.E. PROCEDENTES DE LA DESFORESTACION
https://act.wemove.eu/campaigns/ley-productos-deforestacion?action=mail&utm_campaign=20220909_ES&utm_medium=email&utm_source=civimail-47957