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Caliza: canciones para un presente y un futuro amenazados por la crisis climática

La artista madrileña Elisa Pérez, Caliza, publica su tercer álbum, 'El Descenso'. Una docena de canciones que hablan del cambio climático desde distintas perspectivas.
Caliza: canciones para un presente y un futuro amenazados por la crisis climática
Caliza. Foto: ANTONIO MINGOT

“Vamos a documentar el mundo para cuando sea irreconocible”. Es la primera frase que se escucha en El Descenso, el nuevo álbum de Caliza, el proyecto musical de la artista madrileña Elisa Pérez. En él hay una docena de canciones que hablan de lo mismo sin hablar de lo mismo. Aunque el hilo conductor es el cambio climático, Caliza lo aborda con perspectivas y ritmos distintos –el pop electrónico habitual en ella, pero también otros cercanos al dub o la copla–. Algo así como poner música a las diferentes fases por las que pasa alguien cuando intenta aceptar o entender una situación: la negación inicial, la aceptación o la toma de conciencia que llega después.

A esa montaña rusa se refiere en Entonces, inspirada por unas palabras del ecologista Pablo Servigne. “Cuando eres activista en estos temas también pasas por muchas sensaciones: un día te parece todo imposible pero al siguiente te reconforta saber que también hay otra gente que está en ello”, cuenta la artista a Climática. Elisa Pérez llegó al movimiento Extinction Rebellion hace dos años, tras escuchar un podcast de Brian Eno, “un artista al que admiro mucho”, explica. Una de las canciones del disco, El Jardinero, está directamente inspirada en sus palabras: “Él considera al artista como un jardinero, alguien que planta unas semillas y ve crecer una situación, al mismo tiempo que cuestiona el sentido que tiene el arte o dedicarse a estas cuestiones cuando hay algo mucho más grave”. 

A la ecoansiedad y “la incomprensión del resto de la gente que no tiene la misma preocupación” se refiere de forma explícita en Miedo: “Tengo miedo, ¿por qué no lo tienes tú?”. Pero también hay espacio en El Descenso para imaginar un futuro que poco tiene que ver con el mundo que conocemos, y no necesariamente peor. Un “futuro improbable”, cuenta: “El de quienes piensan que estudiarán una carrera, optarán a un puesto de trabajo, la gente que ahora se imagina una jubilación… Son cosas que yo cada vez veo más lejanas y más imposibles”. 

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Portada de El Descenso, el nuevo ´álbum de Caliza.

Caliza, autoedición y distopía

Por salirse de los temas más repetidos en el pop, la artista temía que el álbum se convirtiese “en una chapa importante” sobre el cambio climático. “Siempre que hablo del disco intento quitarle un poco de hierro, diciendo que aunque hablo de la crisis climática y ecológica, lo hago con canciones muy variadas. Yo misma me estoy justificando y quizás no debería hacerlo”, reconoce. Sin embargo, tiene muy claro que “todo el mundo debería estar hablando de esto en todas partes, a todas horas”. 

El descenso es el tercer disco de Caliza, editado por ella en su propio sello, No Retorno. La autoedición, dice, “permite hacerlo todo a pequeña escala y eso también tiene mucho que ver con cómo creo yo que se tienen que hacer las cosas”. 

La temática del álbum se completa con la estética del videoclip de Nuestros Restos, en el que Caliza plantea un escenario aparentemente distópico, a lo Mad Max: “Quería dar una imagen distópica, aunque eso también me da un poco de rabia, porque una distopía no deja de ser una ficción y yo no quería dar una idea de ficción; las cosas de las que hablo son muy reales”. “No obstante, para hacer entender el mensaje recurrimos a construcciones culturales que ya conocemos, aunque sea de una forma un poco fantasiosa”, continúa. 

El vestuario del vídeo, que también llevará en la gira, ha sido confeccionado por ella misma: “Pensé cómo lo podía hacer de manera que tuviera coherencia con el discurso: me compré prendas de segunda mano a precio de risa y las reensamblé, tampoco es que haya hecho un trabajo de diseño muy premeditado”, especifica.

Respuestas a la crisis climática dentro de la industria musical

Entre las influencias de Caliza están Franco Battiato, Yves Tumor o Kelly Lee Owens. Esta última también aborda la crisis climática en su último disco, Inner Songs: en Melt!, la artista samplea el sonido de un glaciar derritiéndose. 

Es un ejemplo de cómo la música tampoco puede esquivar la preocupación frente a la crisis climática. En este ámbito, además, están surgiendo iniciativas enfocadas a reducir el impacto ecológico que tienen sus actividades. “En Reino Unido es donde hay algo más de movimiento en este sentido”, señala Caliza. Sobre todo a través del proyecto Music Declares Emergency, del que también forma parte Brian Eno.

“Creo que es algo de lo que se está hablando cada vez más, aunque se enfoca de una forma algo naíf: se habla de reducir plásticos en festivales, de que cada vez haya menos papel o, tangencialmente, se tocan las emisiones procedentes del transporte”, explica, consciente de las incongruencias en el sector –“incongruencias que, por otra parte, todos tenemos”, aclara–. “Al final esas medidas son una visión de parches; no veo que haya una enmienda a la totalidad, por así decir. Puedes mejorar un poco cómo lo montas, pero hay que replantearse cuestiones a todos los niveles”.

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COMENTARIOS

  1. 19 años del desastre del Prestige, no olvidamos
    Ecologistas en Acción alerta de que el desastre del Prestige se puede repetir en cualquier momento, ya que alrededor de 40.000 barcos al año, y aproximadamente uno de cada tres (38 al día), transporta mercancías peligrosas, además de su combustible.
    18 años después los efectos del vertido del Prestige todavía están presentes en la Costa da Morte, pudiéndose observar todavía a simple vista. Aún queda chapapote bajo la arena. Otra prueba más de cómo, cuando se produce un gran desastre ecológico, sus efectos perduran durante años o incluso décadas. Por ello, es necesario que se adopten por parte de las autoridades todas las medidas necesarias para evitar que se vuelvan a producir este tipo de accidentes.
    El actual modelo de transporte marítimo de mercancías, además de peligroso, es dañino para el medio ambiente y uno de los factores que contribuyen a acelerar el cambio climático. La mayor parte de las mercancías para el consumo llegan en buques portacontenedores que consumen enormes cantidades de petróleo y que requieren para su fabricación ingentes recursos metálicos procedentes de la minería. Lo obsoleto de este modelo basado en banderas de conveniencia, pésimas condiciones laborales y escaso mantenimiento de los barcos queda reflejado en el dato de que la mitad del tráfico marítimo mundial corresponde a petroleros o gaseros.
    Ecologistas en Acción reclama también una rápida y adecuada actuación, justo lo contrario de lo que se hizo con el Prestige, para evitar que el accidente pase a convertirse en una catástrofe ambiental. Es necesario mejorar la coordinación de medios operativos permanentes y unidades de vigilancia marítima, así como el aumento de la cantidad y calidad de las inspecciones de los buques que atracan. Hay pequeños Prestige diarios, en forma de sentinazos. Es necesario romper con este modelo dependiente del petróleo, cuyas desgraciadas consecuencias para el planeta son de sobra conocidas. Se deben tener siempre presentes estas imágenes, hacer memoria de esta tragedia, pero también de esta lucha, para que un desastre así no vuelva a repetirse nunca máis.
    https://www.ecologistasenaccion.org/183998/19-anos-del-desastre-del-prestige-no-olvidamos/

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