Mélanie Vogel: «Las renovables son una forma de salvar el clima y de preservar la democracia y la paz»

El Partido Verde Europeo surgió en 2004, cuando el cambio climático no era un tema tan hablado y debatido como en la actualidad. Nació como un proyecto común, una fusión de más de una treintena de partidos ecologistas que actualmente ocupan 55 asientos en el Parlamento Europeo. El contexto actual en el continente, de conflicto armado, auge de la ultraderecha y dependencia a los combustibles fósiles, hace mayúsculo el reto de la transición ecológica y energética. Para conseguirlo, el pasado 5 de junio los verdes volvieron a confiar en Thomas Waitz como su presidente, y apostaron por primera vez por Mélanie Vogel como copresidenta. La política francesa tiene clara la importancia de su partido, así como los cambios necesarios en la agenda verde de Europa.

Hablamos con ella aprovechando su paso por Madrid a principios de octubre para participar en un encuentro organizado por Verdes Equo y el Partido Verde Europeo.

En las pasadas elecciones, vimos un crecimiento de la ultraderecha en casi todos los países de la Unión Europea. Estos partidos están relacionados con el negacionismo climático y van en contra de las políticas climáticas. ¿Cómo puede afectar esto a la transición ecológica y a la mentalidad de la gente?

Puede afectar a la transición ecológica en el sentido de que nunca la van a hacer. Además, cuando llegan al poder, destrozan las bases fundamentales de la democracia y yo creo que el clima es un asunto democrático. La crisis climática es una crisis de modelo, un modelo donde la sobreexplotación de los recursos naturales acaba con la posibilidad de vivir decentemente en este planeta para la gente más vulnerable, y esta es una elección que nunca se hizo democráticamente. Desde el Partido Verde siempre hemos dicho que las energías renovables son, por supuesto, una forma de salvar el clima, pero también una forma de preservar la democracia y la paz, porque la dependencia de otros países es uno de los mayores obstáculos para la paz ahora mismo. Y si tenemos en Europa más países que no quieren una independencia energética, no sé cómo vamos a tener paz en el mundo.

Dejando a un lado la crisis energética, este año ha sucedido algo bastante polémico en la Unión Europea: el etiquetado verde del gas natural y la nuclear. ¿Diría que es compatible con la transición ecológica?

Voy a ser muy simple y directa: no. Pero no solo es terrible para nuestra capacidad de invertir en renovables y para la transición verde en la Unión Europea, sino que también afecta a la acción política a nivel global porque destroza la credibilidad de la UE en la lucha climática y le quita la legitimidad de exigir a otros países que reduzcan sus emisiones.

Sí, porque, en realidad, la UE quiere ser la líder mundial de la transición ecológica. ¿Cree que estamos haciendo lo suficiente para conseguirlo?

Por supuesto que no estamos haciendo lo suficiente. De lo contrario, no habría crisis climática. Y no solo en lo referente a la transición verde. Está, por ejemplo, la Política Agraria Común (PAC) que sigue encasillada en un modelo anticuado de producción industrial mediante el uso de productos químicos. Al mismo tiempo, la escala europea es nuestra única oportunidad de asegurar que tenemos políticas climáticas. Para mí la cuestión no está en si la UE está haciendo lo suficiente o no, si no en cómo cambiar la mayoría política a nivel europeo para asegurarnos que implementamos cambios. Porque, en algunos países como el mío, Francia, la Unión Europea está imponiendo políticas más verdes que las que el propio gobierno de Francia haría por sí solo. Es cierto que la UE no está haciendo lo suficiente, pero conforma la escala absolutamente necesaria para asegurarnos de que hacemos algo.

En Europa estamos viviendo una guerra, como ha comentado antes. Este conflicto tiene muchas consecuencias, siendo la principal la gente que la sufre de primera mano. Sin embargo, tengo la sensación de que la crisis energética ha eclipsado la crisis climática, ya que en vez de buscar la implantación de energía renovable o alternativas a los combustibles fósiles, estamos simplemente buscando nuevos proveedores de gas.

Tenemos una profunda adicción a los combustibles fósiles en nuestro modelo económico. Tanto la crisis social como la crisis climática son crisis del mismo modelo: el modelo capitalista de extracción de combustibles fósiles que es responsable de la injusticia social de hoy en día. Los que más han contribuido a la crisis climática son los que menos están pagando por ello y los que menos efectos están sufriendo. Al contrario, los que menos han contribuido a ella, las personas más vulnerables y más pobres, son las que más están sufriendo las consecuencias de las crisis: los que viven en barrios en los que el aire está contaminado, que se alimentan de comida que no es buena, que tienen más probabilidad de sufrir un cáncer, los que viven en casas que no tienen buen aislamiento y, por lo tanto, tienen que pagar facturas que no pueden asumir… Así que nuestra responsabilidad como Partido Verde es también dar respuestas realmente concretas y tangibles para hacerle ver a la gente que la agenda verde es la que los va a salvar de la crisis. Una crisis del presente, no del mañana.

¿Cree que, una vez que olvidemos la pandemia de la COVID, el greenwashing y el capitalismo verde serán las pandemias de los próximos años?

Es una pregunta interesante. Si eso ocurre, significaría que tenemos tiempo de tener otra pandemia, pero no lo tenemos. Si practicamos el greenwashing, será el final. Tenemos pocos años para actuar y decidir si queremos un planeta habitable o uno no habitable para los humanos. No es que tengamos diez, veinte, treinta años para decidir. Si hacemos greenwashing, no hay nada después de estos años. La pandemia es una crisis y, como tal, la puedes superar. Sin embargo, el greenwashing a día de hoy, en 2022, creará una crisis que no se podrá superar, así que es una situación un tanto diferente.