Etiquetas:
Las especies exóticas invasoras constituyen una grave amenaza mundial para la naturaleza, la economía, la seguridad alimentaria y la salud humana. Aunque es menos conocida que la crisis climática, la pérdida de biodiversidad es otra de las aristas de un cambio global que se expande a causa de la acción humana. La evidencia científica constata que las actividades antrópicas han introducido más de 37.000 especies invasoras en regiones de todo el mundo, siendo más de 3.500 de ellas nocivas para el entorno que colonizan. Así lo señala el nuevo informe de la IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas), elaborado durante cuatro años por 86 especialistas de 49 países y que fue aprobado el sábado en Bonn (Alemania) por los 141 gobiernos miembros de la décima sesión plenaria de la IPBES.
La IPBES, el organismo que analiza el conocimiento existente sobre la pérdida de biodiversidad, indica que las especies exóticas invasoras juegan un papel clave en el 60% de las extinciones mundiales de plantas y animales y destaca que «a menudo son ignoradas hasta que es demasiado tarde y constituyen un reto importante para la población de todas las regiones y países.»
«Las especies exóticas invasoras suponen una grave amenaza para la biodiversidad y pueden causar daños irreversibles en la naturaleza, incluida la extinción de especies a escala local y mundial, además de amenazar el bienestar humano», ha asegurado la catedrática Helen Roy, copresidenta de la evaluación junto con Aníbal Pauchard y Peter Stoett.
La factura económica de los daños ocasionados por la invasión de especies superó los 423.000 millones de dólares en 2019. Y el IPBES calcula los costes se han cuadruplicado cada década, desde 1970.
Los especialistas señalan que, en general, las medidas adoptadas para hacer frente a estos retos son insuficientes y que el 45 % de los países no invierte en la gestión de invasiones biológicas. Si bien el 80 % de los países cuentan con objetivos relacionados con la gestión de las especies exóticas invasoras en sus planes nacionales de biodiversidad, únicamente el 17 % dispone de leyes o normativas que abordan específicamente estas cuestiones. Esto también hace que aumente el riesgo de especies exóticas invasoras para los estados vecinos.
Los autores y las autoras del informe destacan que no todas las especies exóticas se convierten en invasoras, lo hacen el el subconjunto de especies exóticas que provocan impactos negativos en la naturaleza y, a menudo, en las personas. Se sabe que alrededor del 6% de las plantas exóticas, el 22% de los invertebrados exóticos, el 14% de los vertebrados exóticos y el 11% de los microbios exóticos son invasores.
Efectos adversos en la alimentación y salud humana
Históricamente, muchas de las especies exóticas se han introducido a propósito en algunos lugares debido a los beneficios percibidos para el ser humano. El cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), originario de Norteamérica, fue llevado intencionadamente a todos los continentes excepto Australia y la Antártida por su valor en acuicultura, pero rápidamente escapó a masas de agua dulce y, actualmente, es una de las especies exóticas invasoras más conocidas.
Este nuevo informe de la IPBES constata las terribles consecuencias de estas prácticas. «El 85% de los efectos de las invasiones biológicas sobre las especies autóctonas son negativos», explica Aníbal Pauchard. «Las especies exóticas invasoras han sido un factor determinante en el 60% y el único impulsor del 16% de las extinciones mundiales de animales y plantas que hemos registrado, y al menos 218 especies exóticas invasoras han sido responsables de más de 1200 extinciones locales», añade el catedrático.
Los impactos documentados de las especies exóticas invasoras repercuten negativamente en el suministro de alimentos. Un ejemplo de ello podría ser el impacto del cangrejo verde europeo (Carcinus maenas) sobre los bancos comerciales de marisco en Nueva Inglaterra y el daño provocado por el mejillón de agua dulce (Mytilopsis sallei) en los recursos pesqueros de importancia local en la India.
El documento también constata impactos en la salud humana con el aumento de enfermedades como la malaria, la fiebre del Zika o del Nilo Occidental, propagadas por especies exóticas invasoras de mosquitos como las de los géneros Aedes albopictus y Aedes aegyptii.
Las personas con mayor dependencia directa de la naturaleza como los pueblos indígenas son especialmente vulnerables a los daños causados por estas especies. Más de 2.300 especies exóticas invasoras se encuentran en tierras que están bajo la custodia y cuidado de pueblos indígenas, lo cual supone una amenaza para su calidad de vida e incluso su identidad cultural.
Una problemática sin fronteras
El informe muestra que el 34% de los impactos de las invasiones biológicas se registraron en América, el 31 % en Europa y Asia Central, el 25% en Asia y el Pacífico y alrededor del 7% en África. La mayoría de los impactos negativos se han registrado en el medio terrestre (alrededor del 75%), especialmente en bosques, zonas arboladas y zonas cultivadas, y un número mucho menor en hábitats de agua dulce (14%) y marinos (10%). Las especies exóticas invasoras resultan más dañinas en las islas, donde el número de plantas exóticas supera ya al de plantas autóctonas en más del 25% de todas las islas.
«Sería un grave error considerar las invasiones biológicas únicamente como un problema ajeno», ha advertido el profesor Pauchard. «Si bien las especies que infligen daños difieren de un lugar a otro, estamos hablando de riesgos y desafíos con raíces globales, pero impactos muy locales. Y se trata de impactos a los que se enfrentan personas de todos los países, de todos los orígenes y en todas las comunidades: incluso la Antártida se está viendo afectada», añade el copresidente de la evaluación.
Existen medidas prevención y contención
El informe destaca que las futuras invasiones y sus repercusiones pueden evitarse a través de una gestión eficaz y enfoques más integrados. «La buena noticia es que, para prácticamente todos los contextos y situaciones, existen herramientas de gestión, opciones de gobernanza y acciones específicas que verdaderamente funcionan«, ha asegurado Pauchard.
«Uno de los mensajes más importantes del informe es que es posible lograr avances ambiciosos en la lucha contra las especies exóticas invasoras«, ha resaltado el catedrático Peter Stoett. «Lo que se necesita es un planteamiento integrado específico para cada contexto, entre diferentes países y dentro de un mismo país, así como entre los distintos sectores implicados en la provisión de bioseguridad, incluidos el comercio y el transporte; la salud humana y vegetal; el desarrollo económico y otros».
El informe considera que las medidas de prevención como la bioseguridad fronteriza y los controles estrictos de las importaciones han funcionado en muchas ocasiones. Cita como caso de éxito Australasia por la reducción de la propagación de la chinche apestosa (Halyomorpha halys). La preparación, la detección temprana y la respuesta rápida han demostrado ser eficaces para reducir las tasas de establecimiento de especies exóticas, y son particularmente importantes para los sistemas marinos y de aguas conectadas.
«La prevención es, sin duda alguna, la mejor opción y la más rentable, pero la erradicación, la contención y el control también son eficaces en contextos específicos. La restauración de ecosistemas también puede mejorar los resultados de las acciones de gestión y puede incrementar la resistencia de los ecosistemas de cara a especies exóticas invasoras futuras», ha añadido Pauchard.
“Este nuevo informe de la IPBES sobre especies exóticas invasoras proporciona información crucial sobre las tendencias de las especies invasoras y las herramientas políticas para enfrentar este problema global. Aunque los objetivos son ambiciosos —especialmente considerando el aumento del comercio y los viajes a nivel global—, tiene un gran potencial para ser un catalizador para la implementación de acciones concretas contra las especies invasoras», considera Anna Traveset, profesora de investigación del CSIC del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (CSIC-UIB).
Traveset apunta que, tanto a nivel internacional como nacional, el enfoque que debería tomarse para combatir el problema de las especies invasoras «tiene que englobar diversos sectores relacionados con la bioseguridad, como el comercio, el transporte, la salud humana y vegetal, el desarrollo económico, y otros campos afines». «Sería importante que los responsables de tomar decisiones consideraran las recomendaciones de este informe como la base fundamental para abordar esta creciente amenaza tanto para la biodiversidad como para el bienestar humano”, concluye la ecóloga.
«Los gobiernos del mundo acordaron, en diciembre del año pasado, como parte del nuevo Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica, disminuir la introducción y el establecimiento de especies exóticas invasoras prioritarias en al menos un 50% para 2030. Se trata de un compromiso vital, pero también muy ambicioso. El informe sobre las especies exóticas invasoras de la IPBES proporciona las pruebas, herramientas y opciones para ayudar a que este compromiso resulte más factible», ha declarado Anne Larigauderie, secretaria ejecutiva de la IPBES.
En informe apunta soluciones como: la consideración de políticas y códigos de conducta coherentes entre sectores y escalas; el compromiso y la dotación de recursos; la concienciación y participación pública, a través de campañas de divulgación científica ciudadana; sistemas de información abiertos e interoperables; abordar las lagunas de conocimiento (los autores y las autoras identifican más de 40 áreas en las que se necesita investigación); así como una gobernanza inclusiva y justa.
Las especies exóticas invasoras son una de las cinco principales causas directas de la pérdida de biodiversidad a nivel mundial, junto con el cambio en el uso de la tierra y el mar, la explotación directa de organismos, el cambio climático y la contaminación, como ya expuso en el informe de evaluación mundial de la IPBES de 2019. A raíz de esta constatación, los gobiernos encargaron a la IPBES este nuevo informe que se basa en más de 13.000 referencias, incluidas contribuciones significativas por parte de pueblos indígenas y comunidades locales, lo que convierte el documento en la evaluación sobre las especies exóticas invasoras más exhaustiva jamás llevada a cabo en todo el mundo.
«ARCADIA» (Utopía)
https://www.youtube.com/watch?v=Eohi61TFkAM
SALVEMOS NUESTROS BOSQUES AUTOCTONOS.
Es urgente proteger al castaño, al roble, al abedul, a la encina, al acebo, al haya, al olmo, al fresno…
Eucalipto, eucalipto, eucalipto, eucalipto…
hay regiones de España (especialmente en el norte peninsular) y Portugal donde solo se ven eucaliptos.
NI rastro de los bosques autóctonos.
Ni biodiversidad, ni historia, ni patrimonio natural. Nada, solo eucalipto.
Estos monocultivos intensivos impactan los ecosistemas, muchas veces incluso dentro de espacios protegidos, en zonas de alto valor ecológico o en lugares donde existen hábitats sensibles o especies amenazadas, haciendo peligrar la supervivencia de estos espacios y especies.
Estamos reclamando a las administraciones públicas que prohíban la implantación de eucalipto en todo el territorio y tomen medidas para la recuperación y mejora del estado de conservación de los bosques autóctonos.
Necesitamos tu firma
https://seoactua.org/peticion/no-eucaliptos?utm_source=Iterable&utm_medium=email&utm_campaign=campaign_7599584&hash=6664525e5ae8fc66048ae965d6660d70&l=32312&cod=&iterableEmailCampaignId
Desde la ONG EzpelZaintza2050 llevamos 3 años anticipándonos para proteger los bosques del boj del Pirineo ante la polilla asiática Cydalima perspectalis. Por el momento llevamos 700.000 semillas almacenadas y cientos de polillas capturadas, pero necesitamos mucha más ayuda. Os animo a uniros en la web (www.ezpelzaintza.org) o a ayudarnos a conseguir la germinadora adaptada que necesitamos en https://www.teaming.net/buxus ¡Un saludo y a poner todos lo que podamos de nuestra parte!