Cuando las especies invasoras estaban de moda

Las sociedades de aclimatación de los colonos europeos llevaron conejos y estorninos a lugares como Australia o Estados Unidos porque les recordaban a sus lugares de origen. Actualmente, las especies invasoras generan 423.000 millones de dólares en pérdidas anualmente y son una amenaza para las especies en peligro de extinción.
Cuando las especies invasoras estaban de moda
Un descendiente del «estornino de Shakespeare» en Londres. Foto: Rawhead Rex

Famoso por su selva lluviosa y sus playas vírgenes, el Parque Nacional del Promontorio Wilsons es un destino popular entre los australianos. En él habita una de las mayores representaciones de biodiversidad de la isla, especies de plantas y animales llegadas de todos los puntos de Australia que encontraron allí su hogar. Casi como si fuese un zoo. O sin casi. Porque la increíble biodiversidad del Promontorio Wilsons no es fruto de las leyes de la naturaleza, sino de los caprichos del ser humano.

Cuando un grupo de prominentes colonos decidió crear el parque en 1898, la idea estaba clara: era el lugar perfecto para construir un santuario para todas esas extrañas criaturas que habitaban Australia. Así, con el paso de los años, esta península del sureste de la isla fue recibiendo canguros, equidnas, emúes y una larga lista de aves foráneas. Algunas siguen allí hoy. Pero la mayoría no lograron sobrevivir al clima lluvioso del Promontorio Wilsons y el experimento de crear un arca de Noé australiana se quedó a medio hacer.

Entre los promotores de aquella idea, estaban algunas de las organizaciones de naturalistas más importantes del momento, incluyendo la Sociedad Zoológica y de Aclimatación de Victoria. Esta había sido creada en 1861 por Edward Wilson, un coleccionista de animales cuyo lema era «si está vivo, lo queremos». Lo curioso es que, en origen, esta sociedad había sido una de las causas que habían llevado al límite a la biodiversidad australiana y por las que, ya en 1898, parecía hacer necesaria la creación de una reserva.

«Las sociedades de aclimatación nacieron con el objetivo de crear nuevas zonas ecológicas en los lugares recientemente colonizados. La mayoría de los colonos europeos echaba en falta un paisaje y una fauna que les recordara a sus lugares de origen», explica Lynette Russell, profesora e investigadora del centro de estudios indígenas de la Universidad de Monash y descendiente del pueblo aborigen Wotjobaluk. «La mayoría de las sociedades de aclimatación duraron poco y muchas acabaron convirtiéndose en parques nacionales».

Sus impactos, sin embargo, perduran. La sociedad de Victoria fue responsable de la introducción de estorninos, gorriones y sambares, una especie de ciervo asiático atractivo para la caza, en los bosques de este estado, así como carpas europeas en el río Murray. Todas ellas son consideradas hoy especies invasoras. Otros puntos de Austrlia tenían también sus propias sociedades. La de Queensland, por ejemplo, introdujo en la isla Woody conejos, faisanes, perdices, pavos reales y codornices californianas. Solo sobrevivieron los conejos, que en pocos años habían invadido la isla, como hicieron con el resto del país.

Invasoras (con la ayuda del ser humano)

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