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El movimiento internacional ecologista Extinction Rebellion ha lanzado este lunes 18 de noviembre una huelga de hambre a escala global que se prolongará, al menos, hasta el 25 de noviembre. El objetivo de la acción es «exigir a los gobiernos que tomen medidas inmediatas para poner fin a la emergencia climática y ecológica que amenaza la extinción de un millón de especies, el colapso de las civilizaciones y la muerte de miles de millones de seres humanos», denuncia.
La huelga está siendo secundada de manera simultánea, hasta el momento, por más de 400 personas en 27 países de los seis continentes, incluida España (las primeras han sido cuatro personas residentes en Barcelona). También se está desarrollando en Alemania, Canadá, Estados Unidos, Italia, Reino Unido, República Democrática del Congo y Suecia, entre otros.
Lo hacen, aclara el colectivo en un comunicado, «en solidaridad con la gente que se muere de hambre a causa de la crisis climática y ecológica», y como «último recurso» tras «más de tres décadas de peticiones, protestas y campañas que no han logrado asegurar las respuestas urgentemente necesarias para mitigar el deterioro ecológico y climático».
«Exigimos que los gobiernos elaboren comisiones y se guíen por las decisiones de una Asamblea de Ciudadanos independiente sobre el clima y la justicia ecológica», pide Giovanni Tamacas, estudiante estadounidense de 20 años y coordinador internacional de la acción. Este joven, de madre vietnamita y padre salvadoreño, ya inició el pasado mes de agosto una huelga de hambre frente la Casa Blanca que duró 10 días.
Los menores de edad, según explican, también pueden hacer huelga, pero únicamente durante 24 horas y tras obtener el consentimiento médico y paterno para participar.
Un año de desobediencia civil
El pasado fin de semana se cumplió un año desde que Extinction Rebellion iniciara su camino en España. Fue el 17 de noviembre de 2018, cuando un grupo de ‘rebeldes’ (como se denominan) se concentró frente al Congreso de los Diputados para denunciar la inacción política frente a la crisis climática y ecológica. Desde entonces, han sido varias las acciones directas no violentas realizadas por el movimiento para denunciar el «ecocidio». La última y más importante se produjo en septiembre, cuando cortaron el tráfico de un puente en Madrid y, posteriormente, montaron una ‘acampada climática’ frente al Ministerio para la Transición Ecológica, que duró cuatro días.