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Llegan a España los trabajos ganadores del World Press Photo 2023, las fotografías que muestran los principales acontecimientos del año anterior. Las imágenes galardonadas se centran en esta edición en algunos de los problemas más urgentes a los que se enfrenta la humanidad, desde la devastadora guerra en Ucrania y las históricas protestas en Irán, hasta la realidad del Afganistán controlado por los talibanes. Pero buena parte de ellas también revelan las múltiples caras de la crisis climática y el impacto de la actividad humana en la salud de los ecosistemas y en sus poblaciones, en países como Marruecos, Australia, Perú o Kazajstán.
La exposición incluye un total de 119 fotografías y se puede ver en Barcelona, gracias a la Fundación Photographic Social Vision, del 10 de noviembre al 17 de diciembre en el CCCB. En Madrid, se podrá visitar del 1 al 21 de diciembre, en la fundación Larra Laboratorio de Periodismo. En la página web del World Press Photo se pueden consultar todas las ciudades a las que llega la muestra.
A continuación mostramos una selección de las imágenes galardonadas que abordan cuestiones medioambientales y muestran los peores efectos del calentamiento global:
Aquí las puertas no me conocen, de Mohamed Mahdy
En este proyecto web Mohamed Mahdy investiga los efectos de la subida del nivel del mar en la comunidad de Al Max, un pueblo pesquero situado a lo largo del canal Mahmoudiyah, en Alejandría, Egipto. Durante generaciones, sus habitantes han vivido y trabajado en este canal que desemboca en el mar Mediterráneo. En 2020, el Gobierno egipcio empezó a desalojarlos y a reubicarlos en viviendas a varios kilómetros de los canales. No solo demolieron las casas, sino que también pusieron en riesgo los recuerdos y la cultura locales arraigados en la comunidad.
Aguas turbulentas, de Anush Babajanyan
Cuatro países de Asia Central sin salida al mar se enfrentan a la crisis climática y a la falta de coordinación sobre los suministros de agua que comparten. Mientras Tayikistán y Kirguistán, situados en las cabeceras de los ríos Syr Darya y Amu Darya, tienen mayores necesidades de combustible en invierno, Uzbekistán y Kazajstán, situados aguas abajo, necesitan agua en verano para la agricultura. Históricamente, estos países intercambiaban estacionalmente energía procedente de combustibles fósiles por agua que se liberaba de las presas situadas aguas arriba. Sin embargo, desde la caída de la URSS y la cada vez mayor privatización de las industrias, este sistema se ha desequilibrado. El uso insostenible del agua y las recientes e intensas sequías acentúan los problemas.
El último viaje del nómada, de Jonathan Fontaine y Hans Lucas
Samira (16) observa el campamento de Qolodo, cerca de Gode, en la Región Somalí, Etiopía, el 16 de mayo de 2022. Su familia tenía 45 cabras y 10 camellos que murieron durante las recientes sequías. Los pueblos nómadas de Etiopía y Somalia viven del ganado y se desplazan por todo el territorio para apacentar a sus animales. Durante los últimos años, la escasez de agua ha puesto este ganado en peligro. Exacerbadas por la crisis climática, las sequías han asolado la región y, según el Programa Mundial de Alimentos, ahora suponen una amenaza para la seguridad alimentaria de más de 26 millones de personas. Dado que muchas familias se ven obligadas a buscar ayuda en campos de refugiados climáticos, las estructuras sociales se debilitan, lo que propicia la violencia contra las mujeres y un aumento de las enfermedades mentales.
Alpaqueros, de Alessandro Cinque
Las alpacas, imprescindibles para la subsistencia de muchas personas en los Andes peruanos, se enfrentan a nuevos retos debido a la crisis climática. Con la reducción de los pastos naturales y el retroceso de los glaciares, estos animales tienen cada vez más dificultades para pastar e hidratarse. A su vez, las comunidades de alpaqueros podrían verse obligadas a migrar a cotas más altas o a abandonar sus estilos de vida. Para combatir estas dificultades, los científicos pretenden resolver el problema creando razas más resistentes a las temperaturas extremas.
Derrame de petróleo en Lima, por Musuk Nolte
Un grupo de operarios trabajan en el desastre ecológico provocado por un derrame de petróleo en la refinería La Pampilla de Repsol, en Perú, el 21 de enero de 2022. El 15 de enero, cerca de 12.000 barriles de petróleo crudo se vertieron al mar mientras un petrolero descargaba en la refinería de la transnacional española. El vertido se extendió por 7,13 km2, lo que provocó la contaminación de playas, la muerte de animales salvajes y afectó a los medios de subsistencia de la población, en lo que el Gobierno peruano calificó como el peor desastre ecológico del país de los últimos tiempos. Expertos de la ONU calculan que sus efectos se prolongarán hasta diez años.
Hermoso veneno, de Cristopher Rogel Blanquet
La Unión Europea, China, Estados Unidos y otros países que han prohibido ciertos agroquímicos debido a riesgos para la salud y el medio ambiente todavía los venden legalmente a países donde la mano de obra es barata y luego importan los productos cultivados. El fotógrafo ha documentado a las familias floricultoras de Villa Guerrero, en México, para crear conciencia sobre el impacto ambiental y humano de los agroquímicos en el cinturón floral del país. En la imagen se ve a Carmelita (16), que padece encefalomalacia, sentada en su habitación. Aunque es difícil demostrar una relación causal directa, se han relacionado determinados productos agroquímicos con condiciones congénitas, mortinatos y cáncer.
Antes de que desaparezca, de M’hammed Kilito
Los oasis dependen de un delicado equilibrio entre las reservas abundantes de agua, el suelo de buena calidad y las palmeras datileras para que puedan funcionar como islas de biodiversidad y barreras contra la desertificación. En Marruecos, la destructiva actividad humana y el calentamiento global están alterando hoy día este ecosistema. Aproximadamente dos tercios del hábitat propio de sus oasis han desaparecido en el último siglo debido a factores como el aumento de las temperaturas, los incendios y la escasez de agua. La degradación de los oasis reduce la producción agrícola y provoca pobreza y desplazamientos.
Inundaciones en Australia en infrarrojo, de Chad Ajamian
Inundaciones a lo largo del río Hawkesbury, una importante vía fluvial que rodea la región metropolitana de Sídney, el 31 de marzo de 2021. Este proyecto ofrece una perspectiva única de las inundaciones que devastaron varias zonas de Nueva Gales del Sur, Australia. Las fotografías aéreas infrarrojas muestran la vegetación en tonos rosa y rojo que contrasta con el azul y el cian que indican la presencia de agua, lo que permite a los equipos de emergencia detectar fácilmente las zonas inundadas facilitando así la intervención y la posterior recuperación.
Liberia está a punto de entregar un millón de hectáreas de bosque a Blue Carbon, empresa de Dubai que «cosechará» créditos de carbono en África Occidental, para venderlos y compensar las emisiones de carbono en otros lugares. El acuerdo pisotea los derechos de las personas de Liberia y no contribuye en nada a atajar la crisis climática.
“Protejan los bosques y los derechos humanos en Liberia. No los vendan para “compensar” los excesos climáticos causados por Dubai.”
Liberia posee un tesoro que algunos países de África Occidental ya han perdido: exuberantes selvas tropicales. Cubren más de 4 millones de hectáreas de ese país y albergan chimpancés, hipopótamos pigmeos y elefantes del bosque. Cientos de miles de personas viven en los bosques y dependen de ellos.
Por desgracia, la tala sucede a un ritmo récord. Hay que aumentar el nivel de protección de los bosques tropicales de Liberia para la población local, la naturaleza y el clima.
Es precisamente lo que promete la empresa privada Blue Carbon LLC. Con sede en el emirato petrolero de Dubai, se propone reunir los llamados créditos de carbono para venderlos a clientes que los utilizarían sobre el papel para compensar las emisiones perjudiciales para el clima. Con el acuerdo, cerca de un millón de hectáreas de tierra, aproximadamente el 10% de la superficie de Liberia, estarían en manos de Blue Carbon durante 30 años.
Las organizaciones medioambientales liberianas e internacionales han dado la voz de alarma:
«El borrador del Acuerdo de Blue Carbon viola las leyes progresistas de Liberia sobre tierras y bosques que protegen el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades. Se teme que arrebate a la población local un millón de hectáreas de sus tierras tradicionales que se quedarían sin sus medios de subsistencia», afirma Jonathan W. Yiah, del Instituto de Desarrollo Sostenible (SDI).
Los pagos compensatorios y los créditos de carbono son una solución falsa a la crisis climática.
Poniendo tu firma en esta petición, estarás pidiendo al gobierno de Liberia que suspenda las negociaciones con Blue Carbon.
Y también a los gobiernos de Alemania y de otros países del Norte global que reduzcan sus emisiones perjudiciales para el clima a «cero real» y que cumplan sus compromisos de proteger los bosques y la naturaleza.
Petición
Para: Gobierno de Liberia; Gobiernos de Alemania y otros países del Norte global
https://www.salvalaselva.org/peticion/1274/no-vendan-los-bosques-de-liberia-para-excesos-climaticos-en-dubai