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Brasil celebró ayer la mayor subasta petrolera de su historia, pero el resultado no fue el esperado. La venta fue “un desastre total”, según analistas consultados por Bloomberg, al no conseguir atraer a ninguna gran petrolera a excepción de la estatal Petrobras. La maniobra acabó con el campo petrolero gigante de Buzios, el más importante de la subasta, en manos de la empresa pública brasileña, pero sin las divisas internacionales que Brasilia esperaba ingresar. Dos de los campos subastados, Sepia y Atapu, no recibieron ofertas, por lo que el gobierno brasileño no recibirá todas las comisiones de venta que esperaba. En total, el ejecutivo se embolsará unos 17.000 millones de dólares de los aproximadamente 26.000 millones que esperaba.
El fracaso de la subasta tuvo efectos inmediatos sobre los mercados. El real brasileño se devaluó inmediatamente frente al dólar, y Petrobras se devaluó hasta un 5%, aunque posteriormente experimentó una ligera recuperación. A pesar de eso, el ministro brasileño de Energía, Bento Albuquerque, afirmó que la subasta fue “un éxito”. Asimismo, el mandatario confirmó que el gobierno volverá a subastar los campos de Sepia y Atapu el año que viene.
Acción ecologista
La subasta también atrajo la atención de grupos ecologistas y contra el cambio climático. Varias plataformas se manifestaron frente al hotel en el que se acogía el evento, en la ciudad de Río de Janeiro. En declaraciones recogidas por France 24, activistas brasileños de la organización internacional 350.org definieron la subasta como “ridícula”. Los ecologistas afirmaron que los ciudadanos del país sudamericano “quieren un mar libre de devastadores vertidos de petróleo y de la codicia de las petroleras”.
Los activistas ya habían advertido contra las consecuencias de abrir tal cantidad de crudo para la explotación. 350.org calculó que, de quemarse todas las reservas de petróleo de los campos subastados, se emitirían 8.600 millones de toneladas de CO2 equivalente (alrededor de 1,5 veces las emisiones anuales de Estados Unidos). En declaraciones a la agencia Reuters (recogidas antes de la subasta), Nicole Oliveira, directora de la ONG en Latinoamérica afirmó que sería “inmoral” explorar y extraer los combustibles fósiles ofrecidos.