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Hacer frente a la crisis climática implica transformar todas los sectores de la sociedad. También las fuerzas armadas, cuya actividad implica un gran consumo de combustibles fósiles, que contribuye al calentamiento global de la atmósfera. En 2019, la huella de carbono de la industria militar en Europa fue de aproximadamente 24,8 millones de toneladas de CO2 equivalente –un valor que agrupa todos los gases de efecto invernadero–. Esto equivale a las emisiones de, al menos, 14 millones de automóviles, o lo que es lo mismo, las emisiones totales de los vehículos de Portugal, Grecia y Noruega juntos.
Este dato forma parte del estudio Bajo el radar. La huella de carbono de los sectores militares europeos, liderado por Stuart Parkinson, director ejecutivo del grupo Científicos para la Responsabilidad Globar (SGR), y Linsey Cottrell, responsable de política medioambiental de CEOBS. El documento ha sido publicado este martes por La Izquierda en el Parlamento Europeo – GUE/NGL.
La operación de aviones de combate y buques de guerra, el funcionamiento de las bases militares, la adquisición de equipos de uso intensivo de recursos y la realización de actividades de lucha contra la guerra son actividades que contribuyen al calentamiento global de la atmósfera.
Sin embargo, tal y como denuncia el estudio, los militares suelen estar exentos de informar públicamente sobre sus emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, señalan, «en la actualidad no existe un informe público consolidado sobre las emisiones de GEI de los ejércitos nacionales de la Unión Europea y no hay objetivos generales de reducción que incorporen las emisiones de los ejércitos».
Francia, Alemania y España, a la cabeza
El estudio se ha centrado en analizar la huella de carbono de los seis mayores países de la UE en términos de gasto militar, y de la UE en su conjunto. Estos son Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, Polonia y España. No obstante, los datos son una estimación conservadora debido a que «la transparencia y la exactitud de los informes» examinados «resultaron ser bajas» y «se identificaron deficiencias clave en los datos de los seis países evaluados», señalan los autores.
Francia aporta 8,38 millones de toneladas de CO2 equivalente –aproximadamente un tercio del total de la huella de carbono de los ejércitos de la UE–. Le sigue Alemania, con 4,53 millones de toneladas de CO2 equivalente. España figura en tercera posición con 2,7 millones de toneladas de CO2 equivalente, y 1,1 millones de CO2e expulsadas a la atmósfera. Sus emisiones han aumentado un 29% entre 2014 y 2020, del 0,93% del PIB al 1,16%.
En cuanto a empresas de tecnología militar que operan en la UE, PGZ (con sede en Polonia), Airbus, Leonardo, Rheinmetall y Thales tenían las mayores emisiones de gases de efecto invernadero. Algunas empresas de tecnología militar, explica el documento, no publicaron datos sobre las emisiones, como es el caso de MBDA, Hensoldt, KMW y Nexter. Actualmente, Europa alberga ocho de las 30 corporaciones más grandes del mundo por ventas militares.
En España, las cinco mayores empresas que fabrican tecnologías militares son Airbus –con 7,3 toneladas de CO2 equivalente por empleado y año, solo contando su rama militar–, Navantia, Indra, Thales e ITP Aero. Según el documento, la industria de tecnología militar española tiene el nivel más bajo de emisiones por empleado de los seis países analizados gracias al uso de fuentes de energía renovables. No obstante, los autores advierten de que «las cifras parecen sorprendentemente bajas en comparación» con el resto.
Falta de transparencia en el sector militar
«Este estudio muestra que el gasto militar no sólo consume recursos que podrían y deberían utilizarse para abordar el cambio climático, invertir en justicia global y promover la resolución pacífica de conflictos y el desarme, sino que la propia industria de la tecnología militar contribuye considerablemente a la emergencia climática», denuncia el estudio.
Otra de las principales quejas es la falta de transparencia. Por ello, los autores consideran necesario «exigir el acceso a cifras que nos digan cómo se gasta el dinero público y su impacto en el calentamiento global. El sector militar no puede estar exento de ser examinado desde la perspectiva del impacto climático».
Recientemente, un informe del Centre Delàs d’Estudis per la Pau ponía el foco en las consecuencias que tiene el militarismo para el clima y el medio ambiente. En él, se señalaba que España es uno de los principales exportadores de armas que terminan activando conflictos en los países más afectados por el cambio climático. Recuerda, además, que el gasto militar no ha dejado de aumentar en los últimos años.
En total, según este trabajo, los principales países exportadores de armas –que representan el 35,48% de la población–, concentran el 82% del gasto militar global y generan el 67,1% de las emisiones que causan el calentamiento global. Además, estos países concentran los centros de poder que controlan de manera efectiva más de 63.000 corporaciones transnacionales.