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Las petroleras europeas mienten: no tienen estrategias climáticas creíbles e invierten demasiado en combustibles fósiles

Las multinacionales del petróleo siguen invirtiendo mayoritariamente en combustibles fósiles pese a que presentan una imagen de compromiso con la descarbonización y las energías renovables, según un informe publicado por Greenpeace.
Las petroleras europeas mienten: no tienen estrategias climáticas creíbles e invierten demasiado en combustibles fósiles
Foto: Pexels

El greenwashing es una práctica habitual en el sector fósil. Muchas de las grandes petroleras en Europa presumen de sus objetivos de descarbonización y reducción de emisiones a pesar de que siguen invirtiendo mayoritariamente en combustibles fósiles. Un nuevo informe de Greenpeace, Las Sucias Doce: el blanqueo en verde de 12 Petroleras Europeas, revela qué empresas son y sus verdaderas cifras.

En el conjunto de las compañías europeas analizadas por la organización, solo un 0,3% de la producción de energía fue electricidad de origen renovable. El 7,3% de sus inversiones (6.570 millones de euros) pueden considerarse realmente bajas en carbono, mientras que el 92,7% de las inversiones (81.520 millones de euros) siguen centrándose en extraer más petróleo. Esta situación, aseguran, “anclan dramáticamente a un futuro de mayor emergencia climática y riesgos financieros”.

El informe también denuncia que estas empresas «priorizan soluciones falsas«, puesto que no rebajan realmente el uso de combustibles fósiles. Por el contario, utilizan los biocombustibles, el almacenamiento y captura de carbono o la compensación de emisiones de carbono, acciones que «incrementan el ritmo de producción de petróleo y gas hasta 2030 y lo prolongan hasta al menos 2050». 

A la inversión en los combustibles fósiles, principal causa de la crisis climática, «se suma la guerra en Ucrania y la desorbitada subida de los precios del petróleo y el gas, que han contribuido a un enorme incremento de los beneficios en 2022 de dichas compañías. Beneficios que, en vez de utilizarse para cambiar el rumbo de sus negocios hacia prácticas más sostenibles, han aumentado los dividendos de sus accionistas, y sus inversiones en combustibles fósiles». 

Repsol sigue en su línea como líder de emisiones

En España vivimos una situación especialmente delicada. Mientras la Península se posiciona como el país más vulnerable al cambio climático del continente –el cual se calienta a un ritmo el doble de rápido que la media mundial–, una de sus grandes empresas del país, Repsol, se posiciona como líder en emisiones en todo el Estado. En 2022, aumentaron un 16%. Por otro lado, solo un 0,82% de su producción de energía en 2022 fue de origen renovable y destinó el 82% de sus inversiones a su negocio de combustibles fósiles. No obstante, fue la primera compañía en anunciar en 2019 su compromiso de cero emisiones para 2050.

«En un momento en el que la petrolera ha llenado la caja y cobrado músculo financiero, toma decisiones de inversión multimillonarias (3.000 millones de euros) extremadamente equivocadas que suponen una irresponsable vuelta de tuerca al aumento de emisiones y al desastre climático. Esta incoherencia se hace patente también en la falta de una estrategia creíble en sus planes para los próximos años», defiende Greenpeace.

repsol
Buque de exploración de hidrocarburos de Repsol. Foto: Repsol.

«Los beneficios milmillonarios de las petroleras no pueden seguir traduciéndose en más crisis climática, en daños a la salud y al bolsillo de las personas. Estas compañías siguen intentando engañar con promesas falsas de descarbonización, cuando la realidad muestra que no están cambiando el modelo de negocio», sostiene Pedro Zorrilla, portavoz de la Campaña de Combustibles Fósiles y Cambio Climático de la organización. «Frente a tanta irresponsabilidad, es necesario que los Gobiernos dejen de subsidiar a estas petroleras y promuevan una regulación firme para reducir a más de la mitad las emisiones en 2030 y llegar a una descarbonización total en 2040″.

Esta regulación, tal como detalla el informe, debe incluir la inversión obligatoria de estas empresas en infraestructuras genuinamente verdes, un plan para evitar inversiones en «activos varados», el pago de impuestos permanentes por beneficios «caídos del cielo», la prohibición de toda publicidad y del greenwashing, y reglas más estrictas de reporte y diligencia debida de cualquier vulneración de derechos humanos en terceros países. 

Asimismo, Greenpeace pide a los gobiernos europeos que creen una hoja de ruta para eliminar progresivamente el petróleo, el gas y el carbón en Europa y exijan responsabilidades a las petroleras para que «paguen por sus crímenes contra las personas y la naturaleza que llevan realizando desde hace décadas«. Repsol, sin ir más lejos, todavía no ha asumido su responsabilidad en el peor desastre ecológico de la historia del Perú. Su estrategia ha sido, por el momento y una vez más, el lavado de imagen.

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