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Frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Priorizar este tipo de alimentos es, no solo la mejor opción para la salud de las personas, sino también para preservar el planeta. Así lo concluye una investigación que aúna ambas problemáticas y que ha sido publicada esta semana en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
A través de 15 alimentos habituales en la dieta de las sociedades occidentales, el estudio evaluó los impactos que tienen estos sobre la salud y el medio ambiente. Entre las peores elecciones a la hora de comer está el consumo de la carne roja y procesada, causante de la mayor parte de los problemas de salud y de contaminación, apunta el análisis.
En cambio, el pescado, si bien es una opción saludable, implica una mayor huella medioambiental en comparación con aquellas dietas basadas en vegetales. Asimismo, el estudio concluye que aquellos alimentos con una alta concentración de azúcares, como pueden ser las galletas, bollería o bebidas gaseosas, no tienen un gran impacto en el planeta, aunque sí son perjudiciales para la salud de las personas al estar ultraprocesados.
Estos resultados están en consonancia por lo ya expuesto el pasado mes de agosto por el IPCC. Este grupo de expertos en cambio climático dependiente de la ONU emitió un informe en el que instaba a reducir el consumo de carne y priorizar los alimentos de origen vegetal con el fin de reducir el impacto del ser humano en el uso de las tierras y el agua, que provoca enormes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero.
Por ello, la investigación remarca que los mismos cambios que se llevan a cabo en la dieta para reducir el riesgo de enfermedades, también podrían ayudar a cumplir los objetivos internacionales de sostenibilidad.