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Reportaje publicado originalmente en Desmog [en inglés]
El negacionismo (no sólo el climático, sino el científico en general) en Estados Unidos no comenzó con la administración Trump, pero sí es cierto que bajo el liderazgo del presidente Trump ha florecido. Desde la crisis climática hasta la pandemia de la Covid-19, el rechazo a la autoridad científica se ha convertido en un sello distintivo de los círculos conservadores del país. Este fenómeno se ha podido observar recientemente en Luisiana, donde ha surgido un “movimiento antimascarilla”, a pesar de que los casos de coronavirus no dejan de aumentar.
«¿Llevas la mascarilla o eres libre para respirar?» El pastor Tony Spell pregunta a la multitud desde una camioneta en un mitin de «Save America» el 4 de julio en Baton Rouge. A finales de marzo, Spell llamó la atención internacional por su negativa a cancelar los servicios de su iglesia a pesar de la orden de confinamiento del gobernador John Bel Edwards, emitida para frenar el aumento de los casos de coronavirus en el estado.
«Nunca hubo ningún virus, quieren destruir Estados Unidos», afirmó Spell, para, acto seguido comparar las medidas de salud pública que restringían las reuniones en las iglesias y el requerimiento de mascarillas con la Alemania de Hitler. Unas 200 personas, reunidas ante la casa del gobernador, le aclamaron.
El 8 de julio, otro conservador, el Representante del Estado de Luisiana Danny McCormick, publicó un video en Facebook haciendo una comparación en la cual también se mencionaba a la Alemania nazi. «No se trata de si quieres usar una mascarilla o no, sino de tu derecho a usarla o no», dijo McCormick. “Se trata de la libertad. Tu cuerpo es tu propiedad… Las personas que no usan la mascarilla pronto serán señaladas como el enemigo, tal y como hicieron los nazis con los judíos. Es el momento de pararlo antes de que sea demasiado tarde». En una rueda de prensa el día después de que McCormick publicara su video, el gobernador Edwards anunció que el estado estaba perdiendo la batalla contra el coronavirus.
Las declaraciones de McCormick se producen seis meses después de una crisis de salud pública en la cual han enfermado 71.884 personas en todo el estado de Luisiana y que ya se ha cobrado la vida de más de 3.247 (a fecha de 9 de julio). A pesar de la propagación acelerada de la pandemia, las quejas de McCormick, el Pastor Spell y un puñado de protestas en Baton Rouge muestran el desprecio generalizado hacia la ciencia por parte de personas vinculadas al Partido Republicano.
Según los compañeros de Desmog, algunos de los grupos que se han manifestado estos meses en contra de las recomendaciones para frenar el avance del coronavirus también estarían detrás del movimiento negacionista del cambio climático. El senador estadounidense del Partido Demócrata en Rhode Island llama a esta red de individuos y organizaciones que se encaran con la ciencia climática la «red de negación».
A las manifestaciones de abril y mayo en Luisiana que tenían como intención presionar para desconfinar el estado, le siguieron manifestaciones más grandes en Idaho, Michigan y Dakota del Norte. Esto que Trump ha llamado el movimiento de «liberación» tiene vínculos con la State Policy Network (SPN) [una organización norteamericana sin ánimo de lucro que funciona como paraguas para un consorcio de think tanks conservadores y liberales. N.T.]. Según informa Desmog, la SPN es «una red de expertos conservadores en el ámbito estatal que promueven agendas pro-corporativas, y que recibe dinero de la familia Koch, la familia Devos o la Fundación de la Familia Mercer, entre otros».
En una manifestación del 25 de abril en Baton Rouge, la capital de Luisiana, que pedía el “fin del confinamiento”, los manifestantes, liderados por McCormick, marcharon desde el edificio del Capitolio Estatal hasta la casa del gobernador para mostrar su rechazo a la gestión de la crisis. En un discurso, McCormick ofreció alternativas para contrarrestar las órdenes de emergencia del gobernador Edwards, destinadas a abordar la pandemia de la COVID-19. […]
Incluso a pesar de los elogios de Trump al gobernador Edwards, del Partido Demócrata, por su gestión de la crisis, el movimiento antimascarilla continúa equiparando las recomendaciones de confinamiento y la obligatoriedad de llevar mascarilla con la tiranía. Spell, arrestado por promover el no-uso de la mascarilla, no sólo criticó al gobernador demócrata, sino que también tuvo unas palabras hacia Trump. Si bien se congratula de que la Administración Trump considere las iglesias lugares “esenciales”, Spell aseguró que no necesita el permiso del presidente para reabrir su iglesia y advirtió: “Del mismo modo que te pueden dar el derecho a ir a la Iglesia, te lo pueden quitar”
En la manifestación celebrada el pasado 4 de julio, muchos de los asistentes expresaron su apoyo a Trump y vieron las próximas elecciones presidenciales como las más importantes de su vida. Insultaron a los que usan las mascarillas y los llamaron “rebaño”. De los aproximadamente 200 asistentes a la manifestación, solo vi a dos personas con mascarillas. Uno de los que la llevaba tenía pintadas las palabras «Dixie Beer», en ella para expresar su enfado por la decisión del propietario de la compañía cervecera de Nueva Orleans de cambiar el nombre de la cerveza en respuesta a las manifestaciones antirracistas. La otra máscara presente en la manifestación la llevaba una mujer en el brazo.
En un artículo de opinión del 1 de abril en Newsweek, el profesor de filosofía del Rochester Institute of Technology, Lawrence Torcello, y el científico experto en clima de la Universidad Estatal de Pensilvania, Michael E. Mann, escribieron: “Desafortunadamente, el presidente Trump constituye, una vez más, una fuente principal de desinformación. Dice que la Covid-19 es un engaño. Lo mismo hizo con el cambio climático. Le llama el ‘Virus chino’. En ambos casos se ha rodeado de científicos negacionistas. En ambos casos, está equivocado y se comporta de manera xenófoba; y en ambos casos su desinformación pone en peligro vidas».
En febrero, antes de que se identificaran los primeros casos de Covid-19 en Luisiana, el gobernador Edwards rechazó de manera definitiva el negacionismo de Trump: “Luisiana no solo aceptará y se adaptará a los impactos del cambio climático, sino que hará lo que tenga que hacer para abordarlo». (…) «La ciencia nos dice que el aumento del nivel del mar será el mayor desafío al que tengamos que enfrentarnos. Esto amenaza la protección de nuestra costa. La ciencia también nos dice que el aumento del nivel del mar es causado por las emisiones de gases de efecto invernadero”, había dicho anteriormente.
Sharon Lavigne, fundadora de RISE St. James, un grupo comunitario que lucha contra la expansión de la industria petroquímica en el Louisiana’s Cancer Alley [una zona del rio Mississippi entre Baton Rouge y Nueva Orleans, que cuenta con varias plantas industriales N.T.), duda de la sinceridad de las palabras de Edwards: «Si el gobernador se tomase en serio la reducción de las emisiones de carbono, dejaría fuera de combate a Formosa». El gigante de plásticos Formosa está a punto de comenzar a construir un complejo petroquímico y ha recibido permisos para arrojar el equivalente en emisiones a lo que emiten 2,6 millones de automóviles.
En Luisiana, las compañías petroquímicas son uno de los principales emisores de dióxido de carbono, por lo que contribuyen de manera directa al cambio climático. Sin embargo, el gobernador apoya el proyecto de Formosa.
Edwards fue el primer gobernador del país en señalar que los afroamericanos están siendo desproporcionadamente afectados por la Covid-19. Sin embargo, aún no ha hecho nada para abordar el impacto que la contaminación provocada por la industria petroquímica tiene en la mala salud de las comunidades predominantemente negras que viven cerca de las plantas; ya sean las existentes o las que se van a construir, como la de Formosa en St. James.
Muchos líderes estadounidenses no se han tomado en serio las advertencias de los científicos de que las medidas para combatir el cambio climático y la pandemia de la Covid-19 no están funcionando. Mientras tanto, las temperaturas en Estados Unidos alcanzan nuevos récords, y los casos de coronavirus continúan aumentando exponencialmente. El Dr. Anthony Fauci [especializado en inmunología y una de las voces más prestigiosas en el ámbito médico N.T.] advertía de que «hay un problema grave» y con el aumento de casos de coronavirus habría que “replantearse el confinamiento”.
“De la misma manera que sucede con el cambio climático, los modelos teóricos son fundamentales para anticipar lo que vaya a suceder en el futuro. En el caso del coronavirus, la propagación ha sido y es exponencial, tal y como lo predijeron los modelos”, señalaron Torcello y Mann en el artículo en Newsweek. “Podemos anticipar que muchísimas personas continuarán contrayendo el virus en las próximas semanas. Sabemos que la mayoría de ellas experimentarán síntomas leves o ni siquiera lo notarán, pero serán igualmente contagiosas. Otros, necesitarán respiradores y un tratamiento médico de emergencia. Vale la pena tener en cuenta que el hecho de que la mayoría de las personas experimente síntomas leves es irrelevante para una crisis como la de la Covid-19, que adquiere importancia por la cantidad de infectados.»
En El mundo y sus demonios (1995) el astrónomo y escritor Carl Sagan vaticinó una América en la que «nuestras facultades críticas estén en declive, incapaces de distinguir entre lo que nos gusta y lo que es verdad, nos deslizaremos, casi sin darnos cuenta, de regreso hacia la superstición y la oscuridad … una especie de celebración de la ignorancia«.
Después de ver algunas de mis fotos en la manifestación «Save America», Mann escribió en un correo electrónico: «Estas personas, lamentablemente, son la encarnación más pura de la escalofriante profecía de Sagan».
Reportaje publicado originalmente en Desmog [en inglés]
Así como la pobreza y la inequidad son las madres de la mala salud, la ignorancia es la hermana que colabora con el desarrollo de las enfermedades. Ninguna de ellas está presente por generación espontánea o por designios divinos, las tres son pruductos de una sociedad injusta. Luchar contra ellas es condición indispensable para luchar contra las pandemias y contra el cambio climático que las provoca o la favorece