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Para que se cumplan los objetivos del Acuerdo de París —con el fin principal de que no aumente en 1,5 ºC la temperatura a nivel mundial— y se minimicen los impactos del calentamiento global, los bancos también tendrán que poner de su parte. Hasta ahora, lejos de ser así, «las prácticas comerciales de los principales bancos del mundo continúan alineadas con el desastre climático y contrastan con el reciente informe especial del IPCC sobre el calentamiento global», según la principal conclusión a la que llegaba el informe Banking on Climate Change en marzo de este año.
Este análisis, elaborado por las organizaciones BankTrack, Rainforest Action Network, Indigenous Environmental Network, Oil Change International, Sierra Club y Honor the Earth y respaldado por 163 plataformas más de todo el mundo, pone de relieve que 33 bancos a nivel mundial han destinado un total de 1,9 billones de dólares a compañías de combustibles fósiles desde la adopción del Acuerdo de París en 2015, cuyos compromisos deberán comenzar a materializarse durante los primeros años de la próxima década. El abandono de los combustibles fósiles para llegar a las cero emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI), como tarde, en 2050, es uno de ellos.
Tras la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU, celebrada el pasado 23 de septiembre en Nueva York, los bancos se lanzaron a anunciar nuevos compromisos. Fruto de este encuentro, en el que el secretario general de la ONU, António Guterres, pedía que se presentasen medidas concretas, más de 50 instituciones financieras globales —que representan 2,9 billones en activos— se han comprometido a medir y divulgar las emisiones de carbono de sus préstamos e inversiones bajo el paraguas de la Asociación para la Contabilidad Financiera del Carbono —PCAF, por sus siglas en inglés—. Este es el mayor compromiso hasta la fecha del sector financiero sobre las emisiones de GEI y su contribución al cambio climático. Según las instituciones que forman la PCAF —su comité directivo está compuesto por representantes de ABN AMRO, Amalgamated Bank, ASN Bank, Global Alliance for Banking on Values (GABV) y Triodos Bank— el impacto de las emisiones asociadas a las inversiones y los préstamos desde 2018 hasta la fecha asciende a 1,2 billones de dólares.
Pero, ¿hasta qué punto son rigurosos los objetivos que hasta ahora han anunciado los bancos en la situación de emergencia actual? Desde el World Resources Institut (WRI), una organización de investigación que abarca más de 60 países, analizan los detalles de los compromisos financieros sostenibles de los 50 bancos privados más grandes del mundo a través de la herramienta Green Target Tools.
Así, la investigación del WRI llega a varias conclusiones, que han hecho públicas este jueves. En primer lugar, que, a julio de 2019, solo 23 de los 50 bancos estudiados tenían un objetivo financiero sostenible. Desde el 1 de julio, dos bancos que no entraban en este grupo, el Banco Santander y Canadian Imperial Bank of Commerce, también han anunciado su compromiso, por lo que sus datos no han sido analizados en la investigación.
Además, según el WRI, hay distinciones entre los criterios que cada banco utiliza en sus compromisos: «Algunos objetivos tienen un alcance amplio y cuentan con financiación para una larga lista de actividades o sectores. Otros compromisos tienen un enfoque muy limitado, donde la financiación solo se destina, por ejemplo, al desarrollo de energías renovables«, explican en los resultados de esta investigación.
En este sentido, de entre los bancos que sí han hecho compromisos, un 87% define los criterios de sostenibilidad, un 78% identifica los servicios financieros incluidos y un 70% proporciona un cronograma específico. Menos de la mitad, un 43%, revela su metodología contable y el 61% de ellos han sido avalados por el CEO o el presidente de la Junta. Otro dato revelador para WRI es el horizonte temporal: el promedio está en 8,5 años, pero algunos han anunciado un compromiso por 5 años y otros por 14.
La financiación de la industria de los combustibles fósiles por parte de los bancos es otro de los puntos que analiza la investigación. El WRI concluye que, para la mayoría, la financiación que dedican a sus compromisos sostenibles es «considerablemente más pequeña» que la financiación anual de proyectos de combustibles fósiles. Incluso entre los 23 bancos con compromisos activos, el nivel promedio anual de financiación de combustibles fósiles entre 2016 y 2018 en casi el doble de la cantidad destinada a sus planes sostenibles.