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Entre las montañas de los Alpes, justo en la frontera entre Suiza y Francia, se extiende el que es considerado el lago más grande de Europa Occidental, el lago Lemán. Las aguas parecen tranquilas, atractivas para muchos turistas que viajan hasta allí para contemplarlas. Pero no si se miran a través del microscopio.
Es posible encontrar plástico en prácticamente todo lo que usamos a diario. A pesar del descenso de 2020 debido a la pandemia de COVID-19, Europa aumentó a 57,2 millones de toneladas su producción de plástico en 2021, según los últimos datos de Plastics Europe. Este material, a pesar de degradarse con el paso de los años, continúa en nuestro alrededor. Mares y océanos son los más analizados por la comunidad científica, pero las aguas dulces no se libran de contener estos microplásticos, procedentes principalmente de los neumáticos, pero también de envases, textiles y materiales de construcción.
La cantidad de este material en la enorme charca suiza es más que preocupante. La concentración de microfragmentos es de 41,6 gramos por kilómetro cuadrado, una cantidad muy superior a la que se calcula en el noreste del océano Atlántico, según la asociación suiza OceanEye. En total, 600 toneladas flotan en el agua, y se concentran en los extremos del lago, donde residen más personas y el río Ródano arrastra una mayor cantidad de residuos.
Estas evidencias no son las primeras en los últimos años. En 2021, un estudio científico publicado por la revista científica Environmental Monitoring and Assessment confirmaba la presencia de nueve elementos químicos regulados en los plásticos recogidos en 39 playas de varios lagos del país. En el análisis se encontraron, por ejemplo, elementos tan nocivos para la salud como el mercurio.
Anteriormente, en 2018, otro estudio de la Association de sauvegarde du Léman (ASL) alertaba de que las toneladas de plástico acumuladas cada año en las aguas del lago llegarían al medio centenar, y que solo el 10% del material sería evacuado por el Ródano. En esa misma publicación se estimó que el número total de toneladas depositadas en el fondo del lago era el mismo que el actual, 600.
Ahora, OceanEye ha decidido mostrar en el Museo de Historia Natural de Ginebra lo invisible al ojo humano a través de la fotografía. La exhibición Plastic Léman está compuesta de infografías y textos informativos sobre el uso y los peligros de los microplásticos. Toda esta información está acompañada por las instantáneas e imágenes de archivo del fotógrafo Nicolas Lieber, que plasma lo que es y lo que puede llegar a ser el lago Lemán.
Para los habitantes de las pequeñas poblaciones y las grandes ciudades como Ginebra o Lausana, próximas al agua, la actual polución es un problema. OceanEye no ha podido determinar si estos microplásticos también se encuentran en el agua potable que consumen las personas que viven en la zona, pero sí que advierte que muchos de los peces que ingieren estos materiales contaminantes acaban siendo alimento para ellas.
Los principales afectados son la fauna y la flora del lugar. La situación de las especies de peces en Suiza es alarmante. La Oficina Federal de Medio Ambiente afirma, en un estudio publicado este miércoles, que más de la mitad de ellas se encuentran en peligro de extinción. Otras nueve están «potencialmente amenazadas», y nueve más, completamente extintas. La contaminación de hábitats lacustres como el lago Lemán es uno de los factores que agravan esta realidad.