Manolo Montoya, Salvemos la Vega de Granada: «Necesitamos más transporte público, no más autovías»

El coordinador del área educativa de la plataforma pide medidas para «salvar lo que nos salva: el aire, el agua y la tierra que nos da alimento». Reclama más inversión en transporte público para revertir la contaminación atmosférica en Granada.
Manolo Montoya forma parte de la plataforma ciudadana Salvemos la Vega de Granada. Foto: Cedida

Manolo Montoya (Granada, 1961) habla con fervor de su tierra. «Sierra Nevada, la Alhambra, las tapitas, pero también la Vega son las señas de identidad en Granada», asegura este jubilado activo. Ha dedicado cuatro décadas de su vida a la docencia en la formación profesional, enseñando a pintar y reparar la carrocería de los vehículos, y ahora destina todo el tiempo y energía que puede a la defensa de su territorio en la plataforma ciudadana Salvemos la Vega, donde coordina su rama educativa, Vega Educa.

Montoya ha participado en el evento Jóvenes frente a la crisis climática que Médicos sin Fronteras ha organizado en la Universidad de Granada. Asegura que la juventud actual sí esta comprometida en las luchas ambientales, aunque les faltan espacios de participación. Eso sí, él les invita a conocer y proteger más su entorno. «Está muy bien manifestarse por la caza de las ballenas o por la deforestación de la Amazonia, pero también hay que comprometerse con el espacio más cercano. Hay que pensar en global y actuar en local», sostiene. Vega Educa cuenta con unos 400 docentes que intentan que la educación transcienda más allá de las aulas y acercan a los estudiantes de 150 centros educativos, desde infantil hasta la universidad, a la Vega.

La Vega es una comarca granadina que aglutina 41 pueblos y unos 1.500 km2. Entorno a la mitad de su territorio es de alto valor agroecológico. Montoya explica que el 60% de la tierra de campos y ríos que vio nacer a Federico García Lorca ya ha sido destruida para favorecer el crecimiento y la conexión con la ciudad. Con el objetivo de proteger los espacios naturales y agrícolas restantes nació la plataforma en el año 1995.

«Granada es la tercera ciudad con peor calidad del aire en España»

«La Vega tiene muchas amenazas, la última lucha que tenemos es contra las autovías. Necesitamos más transporte público, no más autovías, por favor», asevera el granadino. «La primera circunvalación llegó en los años 90 y supuso una herida que separa la Vega y la ciudad, fue como un muro de contención que no permite a los ciudadanos ver la Vega». A pesar de sus protestas, una nueva autovía llegó a Granada con la promesa de reducir el tráfico. «La segunda fue inaugurada hace un par de años y ha supuesto la pérdida de unas 400 hectáreas de la Vega. Distintas entidades ecologistas dijimos por activa y por pasiva a las distintas autoridades municipales y provinciales que el trazado de esta segunda circunvalación no iba a quitar tráfico. Las carreteras no son la solución al tráfico», insiste Montoya. La plataforma reclama más inversión para mejorar la movilidad del área metropolitana de Granada con más transporte público como la ampliación del metro.

Montoya considera que la orografía de la provincia y, sobre todo, el tráfico favorecen que Granada sea «la tercera ciudad con peor calidad del aire en España, por detrás de Barcelona y Madrid». Parafrasea al naturista Joaquín Araújo, padrino de Salvemos la Vega, para destacar: «Hay que salvar lo que nos salva: el aire, el agua y la tierra que nos da alimento. Todo lo demás es secundario para la vida humana». Por eso considera que deben seguir movilizando a la ciudadanía para frenar la construcción de nuevas carreteras y para promover iniciativas de renaturalización de la Vega.

«Queremos que se proteja el suelo fértil al mismo nivel que los monumentos»

El Ayuntamiento de Granada ha cedido a la asociación la finca La Nocla de 7,5 hectáreas durante un período de diez años. La entidad lleva a cabo en ella varios proyectos como Madera para el futuro, que consiste en la plantación de chopos, huertos sociales, recuperación de acequias o programas de educación ambiental. «Hay estudios científicos que relacionan la disminución de los álamos o chopos, árboles típicos de esta zona, con el empeoramiento de la calidad del aire en Granada en los últimos 20 años». Montoya explica que los chopos son sumideros de CO2 por su capacidad de captación y, además, tienen un papel fundamental en la purificación de aguas. En La Nocla ya han plantado más de 800 chopos, entre los cuales dejan unos pasillos en los que plantan distintos cultivos como ajos, cereales o árboles frutales.

Los miembros de la plataforma se sienten a menudo poco escuchados por quienes toman las decisiones, pero se aferran en su afán de defender su territorio. «En el año 2013 recogimos 20.000 firmas para intentar salvar la Vega vía la Ley de Patrimonio, pero no nos lo aceptaron». En 2015 pusieron en marcha la plataforma estatal InterVegas con el propósito de que apruebe una legislación nacional para proteger los suelos de alto valor aerológico. «Reivindicamos que se proteja el suelo fértil al mismo nivel que los monumentos o los espacios naturales». Montoya está decidido que esa tierra rodeada de ríos, acequias y chopos «sea el espacio donde crezcan nuestros hijos». Su empeño recuerda a las palabras de Lorca: «Amo la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones».

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