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La mesa nacional de la sequía aborda la falta de agua que amenaza la agricultura

En Catalunya se está haciendo frente a la escasez con la reutilización y la desalación de agua, medidas que tienen un alto coste económico y ambiental. Desde el CREAF señalan la necesidad de modificar un modelo de consumo «insostenible».
La mesa nacional de la sequía aborda la falta de agua que amenaza la agricultura
Antiguo canal de riego en una finca en el Gironés Foto: Paco Freire, Reuters

La persistente sequía afecta a buena parte de España desde hace meses. El Gobierno reclamará a la Comisión Europea flexibilidad en la aplicación de las normas de la Política Agraria Común (PAC) ante las dificultades en las que se encuentran los cultivos españoles por la prolongada sequía. Así lo ha anunciado el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España, tras la reunión este miércoles de la mesa nacional de la sequía, en Madrid, para analizar la situación histórica de falta de agua, el estado de las reservas de los embalses y sus consecuencias en la producción agrícola y ganadera con distintas comunidades autónomas y sectores afectados.

El objetivo del Ejecutivo con esta reunión ha sido tener una reunión técnica para observar qué zonas y sectores hay que priorizar a la hora de destinar las ayudas. El Ministerio ha anunciado que ya trabaja «en la preparación de un nuevo paquete de medidas de apoyo al sector agrario que mitiguen los efectos de la sequía sobre la producción agrícola y ganadera». Las organizaciones de agricultores reclaman medidas concretas como ayudas directas y bonificaciones fiscales. Algunas autonomías también han manifestado sus peticiones en el encuentro. Andalucía, por ejemplo, solicita al Ministerio que se anticipe el 90% de las ayudas de la PAC en octubre en vez del 70%, como se hace habitualmente, y que el Ministerio use la reserva de crisis, así como beneficios fiscales para agricultores y ganaderos mediante rebajas y bonificaciones.

En la mesa han estado representados el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), las comunidades autónomas, Cooperativas Agro-alimentarias de España, las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA, así como la Federación Nacional de Regantes (Fenacore).

Esta reunión se ha producido en un contexto de sequía prolongada que ha provocado que, en regiones como Catalunya, se haya decretado el estado de excepcionalidad hídrica y se hayan impuesto restricciones al consumo de agua en las últimas semanas, sin llegar a afectar al consumo de boca. Ciudades como Sevilla también han anunciado acciones similares si la situación no mejora.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, también ha hecho referencia a la sequía hoy desde el Congreso y ha indicado que «el desafío de la emergencia climática y el estrés hídrico es evidente». Sánchez considera que la solución a la sequía no pasa por reducir la superficie de regadíos, sino por mejorar la eficiencia de los sistemas. La recuperación de los ríos y acuíferos, la protección de las inundaciones, el impulso al saneamiento, depuración y reutilización del agua y la digitalización de la administración son algunas de las medidas que ha mencionado el presidente.

Embalses al 50,7%

Respecto al estado de los embalses, la reserva de agua es de 28.400 hm³ y se sitúa en el 50,7% de su capacidad, según los datos del boletín hidrológico peninsular. En la misma semana de 2022, alcanzaron el 48,5%, y en los últimos 10 años, la reserva media ha sido del 67,45% en estas fechas.

Por cuencas, las más deficitarias siguen siendo las andaluzas y el Levante, con niveles por debajo del 30%. El estrés hídrico es especialmente relevante en el Guadalquivir, con el 25,2% de su capacidad total, así como en las cuencas internas de Cataluña, en el 26,1%, y las de Guadalete-Barbate, al 28,4%. Les siguen las cuencas del Guadiana, en el 34% de su capacidad; la del Segura, al 35,1% y la mediterránea andaluza, al 36,7%.

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Boletín hidrológico peninsular.

Falta de precipitaciones

Abril de 2023 va camino de ser el menos lluvioso desde al menos 1961, cuando comenzó el registro histórico. Con un promedio de solo 5 litros por metro cuadrado en los 17 primeros días de este mes, valor que solo representa el 15 % del promedio normal. Abril está siendo «extraordinariamente seco», en más de la mitad del país no ha caído una sola gota, señalan desde la AEMET.

El abril más seco de la serie histórica es el de 1995, con 23 litros por metro cuadrado acumulados en todo el mes. En el cómputo global del año hidrológico, el valor medio de las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre hasta el 11 de abril de 2023 es de 334 litros por metro cuadrado, lo que representa alrededor de un 21% menos que el valor medio en este periodo (425 litros por metro cuadrado).

Problema estructural de sobreexplotación del agua

Ante la sequía meteorológica y escasez de agua actual y futura, desde el CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales), señalan la necesidad de reformular el modelo de consumo de agua, ya que este ha crecido en pro de la «prosperidad». «En tiempo de sequía meteorológica recurrente o prolongada, como en la situación critica que estamos viviendo, nos centramos demasiado a menudo en la sequía o en el clima como causa del problema del agua, mientras que falta debate sobre el verdadero problema: la demanda crónica de agua que tiene nuestro modelo de desarrollo insostenible», explican.

Annelies Broekman, experta en gestión del agua, también incide en la importancia de restaurar y proteger los sistemas hidrológicos como ríos, rieras y acuíferos, y hacerlo todo mediante «un nuevo sistema de gobernanza participativa y basada en el conocimiento».

Respecto a la soluciones, desde el CREAF apuntan que, a corto plazo, tenemos el Plan especial de sequía para cada cuenca hidrográfica. Un plan que permite abordar el reto de la carencia de agua «con previsión y unas reglas del juego claras para todo el mundo». En segundo lugar, «se debe hacer un seguimiento preventivo de la evolución de las reservas a través de la monitorización en continuo que activa medidas ya desde los escenarios previos a la situación de alerta, mucho antes que las reservas bajen a niveles preocupantes», indica Broekman.

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Instalaciones de ósmosis inversa del agua en la planta de desalinización del Prat del sistema de abastecimiento AigüesTer-Llobregat. Foto: James Grellier

Este plan contempla el uso de tecnología para producir agua. Esto quiere decir que se gestiona la escasez produciendo agua que satisfaga la demanda, con la reutilización y la desalación, por ejemplo. Aseguran que estas son soluciones tecnológicas útiles a corto plazo para ayudar a enfrentar sequías puntuales, pero que no se pueden mantener en el tiempo por su coste económico, energético y ambiental.

La agricultura acapara el agua en España

El regadío para la agricultura es el gran consumidor de agua en el país y supone el 80% de este recurso. Según los datos oficiales, su superficie no ha dejado de crecer en las últimas décadas. Se estima que los cultivos de regadío en España consumen 100 veces más agua de lo que necesitan los más de 3 millones de habitantes de la ciudad de Madrid en un año. En Catalunya, el 72% del agua que se consume se destina al riego de cultivos.

En aquellas zonas donde no existe agua disponible en ríos y embalses, se hace uso del agua subterránea, comprometiendo las reservas de agua del futuro. Como consecuencia, el 25% de los acuíferos está gravemente sobreexplotado, de acuerdo a los Planes Hidrológicos. Y esto sin contar el agua que se consume de forma ilegal, ya que se estima que existe más de medio millón de pozos ilegales en España.

En otras zonas, como en el Parque Nacional de Doñana, donde el Parlamento andaluz ha dado luz verde a una nueva ley para ampliar la zona de regadíos, o en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, se constata una sobreexplotación de los acuíferos.

Desde el centro de investigación CREAF destacan que «la solución más inmediata, la más inteligente, pasa por poner el freno a esta sed insaciable, frenar la demanda y ser consciente del modelo socio-económico que mantenemos por encima de nuestras posibilidades. Hay que reflexionar sobre nuestro modelo agrícola, urbanístico, turístico e industrial para que se reduzca la cantidad total de agua que utilizamos». Sostienen que se debe usar el nivel de agua que permita mantener los ciclos naturales priorizando el mantenimiento de la salud de las masas de agua y los ecosistemas naturales. «Solo así reduciremos la vulnerabilidad del agua y sus usos al cambio global». 

Esta noticia ha sido actualizada el 20 de abril. 

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