La mortalidad por calor extremo se duplicaría en un mundo 2 °C más caliente

La crisis climática es un problema de salud pública que aumentará de manera exponencial con cada décima que aumente la temperatura media global. El calentamiento global ha incrementado la probabilidad de los eventos extremos y las muertes relacionadas con el calor se han incrementado rápidamente en los últimos 20 años. Así lo expone un artículo científico publicado en Nature Communication que cuantifica los cambios en la frecuencia de eventos de calor extremo y la mortalidad asociada a ellos en 748 localidades de 47 países.

El análisis destaca que los picos de mortalidad por calor que en el clima del año 2000 se podían esperar en una media de 1 en 100 años, pasan a tener una probabilidad de ocurrir 1 entre 10 y 20 años en el clima de 2020. El estudio proyecta que estos períodos se acortarán aún más con niveles de calentamiento de 1,5° C o 2 °C, donde los extremos de mortalidad por calor se convertirán en algo común si no se produce una adaptación. Un calentamiento de 2 °C implicaría duplicar o incluso triplicar los impactos de la mortalidad durante las estaciones extremas en la mayoría de lugares analizados.

Los veranos tórridos serán una nueva normalidad en un futuro cercano con episodios cada vez más frecuentes y más extremos. Los especialistas advierten que la humanidad entra en un «territorio desconocido». «En un mundo con un calentamiento de 2  °C (respecto a la era preindustrial), será normal lo que ahora mismo es muy extremo y habrá nuevos extremos más elevados«, explica Dominic Royé, investigador de la Fundación para la Investigación del Clima (FIClima) y coautor de la publicación. Además, ocurrirán con mayor asiduidad episodios tan insólitos como la ola de calor que se ha vivido el pasado mes de abril en España, un evento «casi imposible» sin el cambio climático que ha causado la acción humana.

Veranos extremos cada dos años en España

El estudio señala que un evento extremo que en un pasado reciente se podía dar en 1 de cada 100 años, en 2020 había aumentado a 1 cada 10 años en Barcelona. Con un calentamiento global de 2 ºC se prevé que sea de 1 cada 2 años. Por lo tanto, la mortalidad atribuible al calor de un evento secular se duplica y pasaría del 7,4% en 2020 al 13%. En el caso de Madrid, en 2020 existe una probabilidad de contar con un episodio de calor extremo cada 14 años y en un escenario de 2 °C se produciría también cada 2 años.

La mortalidad asociada al calor puede afectar a todas las ciudades españolas, independientemente de su temperatura media, por lo se requieren medidas de adaptación en todas las urbes. «En el sur de España están más adaptados al calor que en el norte, pero en el sur también van a tener temperaturas más extremas de las que tienen ahora. Y hay que tener en cuenta que si en el futuro en Galicia tenemos dos semanas en lugar de una al año con 40 °C también será un gran cambio», indica Royé.

A mayor calentamiento, más muertes

Los resultados destacan que limitar el calentamiento a largo plazo a 1,5 °C implicaría un riesgo sustancialmente menor para la salud humana que el previsto en un mundo de 2 °C. «Aun así, en la mayoría de los lugares, los años extremos del pasado se convertirán en algo común en el futuro cercano, lo que requerirá una adaptación sustancial para evitar daños a gran escala», señala el artículo.

Cambios en los períodos de retorno de eventos extremos de 1 en 100 años:

Se han analizado localizaciones de las que había datos disponibles, por lo que, por ejemplo, el continente africano cuenta con poca representación. Según la publicación, el riesgo es especialmente pronunciado en toda Europa, el sudeste asiático y la costa del Pacífico latinoamericano. También se prevé que lugares que históricamente han contado con una baja tasa de mortalidad por calor sufran recuentos potencialmente altos durante una temporada extrema.

Urgen medidas de adaptación

El verano de 2022 fue especialmente tórrido y calor extremo causó 61.672 muertes por calor en Europa. Las altas temperaturas de ese periodo estival están detrás 11.324 fallecimientos prematuros en España, según un estudio liderado por ISGlobal publicado en Nature Medicine. Desde Fundación para la Investigación del Clima señalan que, a 29 de agosto, se han contabilizado en España 4.513 muertes atribuibles al calor extremo este verano.

El estudio en el que participa Royé es una nueva señal de alerta a quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones públicas y resalta «la necesidad urgente de una fuerte mitigación y adaptación para reducir los impactos en las vidas humanas.» «Considero que no somos conscientes de que debemos tomar medidas de adaptación para el calor actual y para las temperaturas extremas que vendrán», añade Royé.

El climatólogo incide en la necesidad de adaptación de las ciudades, donde el efecto de isla de calor repercute negativamente en sus habitantes. Advierte del peligro que supone el exceso de calor nocturno y destaca que «las temperaturas mínimas están aumentando más rápido que las máximas«, por lo que las noches tórridas con 25 o más grados van al alza.

Un tercio de las muertes por el efecto de isla de calor podrían evitarse si los árboles cubrieran el 30% del espacio urbano, según un estudio del ISGlobal. «Hay que repensar las ciudades. Barcelona es referente con sus refugios climáticos, pero es necesario aumentar los refugios y las zonas verdes en todas las ciudades», concluye Royé.