Las previsiones eran ciertas: El Niño ha llegado. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) lo ha declarado este martes tras confirmar que, por primera vez en siete años, se han detectado en el Pacífico tropical las condiciones que, muy probablemente, causarán un aumento de las temperaturas y alteraciones meteorológicas a lo largo de este año.
“La aparición de El Niño aumentará considerablemente la probabilidad de romper nuevos récords de temperatura y de que se desencadene un calor más extremo en muchas partes del mundo y en el océano”, alertó Petteri Taalas, secretario general de la OMM y meteorólogo.
El último fenómeno de El Niño sucedió entre 2015 y 2016. Debido a la potencia de ese episodio y el calentamiento provocado por el ser humano, 2016 se convirtió en el año más cálido jamás registrado hasta la fecha. Esta vez, se produce en un contexto de un clima aún más modificado por las actividades humanas. Por ahora, se espera que su intensidad sea al menos moderada, pero no se descarta que pueda ser severa.
Este fenómeno, además de intenso, también es extenso. Los episodios suelen durar entre nueve y doce meses, producidos por el calentamiento anómalo de las aguas del océano Pacífico tropical central y oriental. En esta ocasión, el aumento de temperaturas se dará en mayor parte en los próximos tres meses, pero la OMM pronostica que hay un 90% de probabilidades de que el fenómeno de El Niño continúe durante el segundo semestre de 2023 e incluso en 2024, ya que sus efectos suelen manifestarse al año siguiente de su desarrollo.
“Unas décimas de grado centígrado más en la temperatura media global del aire suponen una variación en absoluto despreciable. Además, a este probable calentamiento extra se une, en la misma dirección, una fuerte anomalía térmica positiva existente desde hace semanas en las aguas del Atlántico norte y del Pacífico septentrional. Todo ello permite prever, con una probabilidad apreciable, que uno de los dos años indicados podría ser el más cálido de la historia instrumental”, explica Javier Martín-Vide, Catedrático de Geografía Física en la Universitat de Barcelona.
Tal como explica la OMM, los fenómenos de El Niño suelen asociarse a un aumento de las precipitaciones en zonas del sur de Sudamérica, el sur de Estados Unidos, el Cuerno de África y Asia central. Acostumbra a tener el efecto contrario, por otro lado, en Australia, Indonesia, partes del sur de Asia, Centroamérica y el norte de Sudamérica, donde pueden ocurrir graves sequías.
Asimismo, durante el verano boreal, las aguas cálidas de El Niño pueden alimentar los huracanes en el centro y este del océano Pacífico, mientras que podrían dificultar la formación de huracanes en la cuenca atlántica.
Así, si las consecuencias de El Niño se notan a nivel global, ¿pueden llegar a afectar a España?
“No hay una relación directa de causa-efecto con lo que ocurre en el Pacífico tropical, pero sí una relación matizada por lo que ocurra en el Atlántico, en el Ártico, en el África occidental y el Mediterráneo. La Península es una especie de cruce de caminos para fenómenos meteorológicos. Por tanto, es una zona muy sensible a lo que pueda ocurrir relativamente cerca”, explica a Climática José Luis Camacho, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Por ello, “es fácil hacer el pronóstico de que las temperaturas van a ser más elevadas de lo normal en la Península Ibérica en los próximos meses de verano, también por el efecto del cambio climático”. Asimismo, “existe una probabilidad significativa de que las precipitaciones sean más altas de lo normal en promedio, aunque está por ver en qué escenario se desarrollan, ya que julio es un período de mínimo de precipitaciones“. Después del verano, será cuando llegue el período de máximos. La AEMET dará el pronóstico en agosto.
El Niño es un fenómeno histórico e independiente del cambio climático. Pero, juntos y ahora, pueden llegar a ser un cóctel molotov. Hace unas semanas, la OMM estimó que en los próximos cinco años, esta anomalía natural, junto al calentamiento global, provocarán un aumento de las temperaturas mundiales sin precedentes, pudiendo llegar a superar en más de 1,5 ºC los niveles preindustriales durante al menos un año.
La organización ve la declaración de este fenómeno como una señal “para que los gobiernos de todo el mundo movilicen los preparativos para limitar las repercusiones en nuestra salud, nuestros ecosistemas y nuestras economías”. Por ello, “las alertas tempranas y la acción anticipatoria de los fenómenos meteorológicos extremos asociados a este importante fenómeno climático son vitales para salvar vidas y medios de subsistencia”, defiende Taalas.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también señaló que, a causa de El Niño, puede producirse una aumento de enfermedades transmisibles por el agua, como el cólera, como consecuencia de la escasez de este elemento en ciertos entornos o por el daño que pueden sufrir las infraestructuras de atención médica y de saneamiento en lugares donde haya inundaciones o ciclones.
“Al alterar las condiciones climáticas, El Niño tendrá un impacto muy fuerte en ciertos factores de la salud. Nos preocupa en especial la inseguridad alimentaria y el aumento de la malnutrición moderada y aguda, especialmente entre los más vulnerables”, asegura la doctora María Neira, directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud en la OMS.
El profesor Chris Hewitt, director de Servicios Climáticos de la OMM, respalda la opinión de Taalas. “Esta es otra llamada de atención de que todavía no vamos en la dirección correcta para limitar el calentamiento conforme a los objetivos finales establecidos en 2015 en el Acuerdo de París con el fin de reducir los impactos del cambio climático”.
Casualmente, la declaración de la llegada de El Niño por parte de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha coincido con un récord: este martes se ha registrado la temperatura global más alta desde que hay registros. El día antes, el lunes, también se había alcanzado este hito. Y no será la última vez que se supere, como avisan especialistas del clima. Los principales responsables son el cambio climático y El Niño.
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El Congreso de los Diputados de Brasil votó a favor del proyecto de ley 490/2007 (ahora rebautizado como PL 2903 en el Senado) que amenaza la supervivencia de los pueblos indígenas de todo el país.
El proyecto de ley 490 es inconstitucional y ataca a los pueblos indígenas y sus derechos a todos los niveles:
Podría permitir que CUALQUIER territorio indígena del país sea fragmentado, o reducido su tamaño, y convertido en campo minero, de extracciones petrolíferas u otros proyectos industriales.
Permitirá que madereros, agroganaderos y otros invasores ilegales permanezcan en los territorios indígenas destruyendo la selva hasta que dichas tierras estén totalmente demarcadas, un proceso que suele llevar décadas.
En total, cientos de territorios indígenas que son el hogar de más de un millón de indígenas podrían ser destruidos y decenas de pueblos indígenas no contactados aniquilados.
Todo esto es una violación flagrante de la Constitución brasileña y del derecho internacional, pero nada de esto le importa lo más mínimo al poderoso lobby del agronegocio en el Congreso.
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