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Durante el segundo martes de la COP 25, las jóvenes activistas Greta Thunberg y Luisa Neubauer cedieron la palabra a algunas de las personas investigadoras más prominentes del mundo, entre quienes se encontraba la economista Rachel Cleetus. Durante el panel, tanto Cleetus como el resto de participantes hablaron muy claramente sobre esta crisis climática a la que nos enfrentamos, y su origen en unos sistemas políticos y económicos rotos.
Cleetus es la directora de política climática de la Unión de Científicos Preocupados (UCS), uno de los principales organismos ambientales de Estados Unidos. La UCS, con más de 50 años de historia, diseña políticas basadas en la igualdad para confrontar el cambio climático. Es experta en la promoción de energías limpias y también dirige programas de evaluación de riesgos y costes de los impactos del calentamiento global. Habló con Climática a la salida de su acto en la COP 25.
¿Por qué la evidencia que proporciona la ciencia no es suficiente para los gobiernos?
La evidencia científica es muy clara. La temperatura media global se ha incrementado, y hemos visto un aumento también eventos extremos como las olas de calor, tormentas tropicales, inundaciones, sequías y incendios forestales. No hay ninguna duda de que el cambio climático está ya sucediendo. ¿Por qué no es suficiente para cambiar a nivel político? Francamente, nuestros líderes políticos están siendo influenciados por otros y apoyan a las compañías de combustibles fósiles. No están actuando en favor de la gente. Tenemos que hacer grandes cambios, no solo en tecnología, sino también a nivel social y económico para lograr tener el futuro que esperamos.
¿Qué cree que saldrá de esta COP 25?
Estamos al comienzo de esta segunda semana. El desenlace no está decidido aún pero, por desgracia, hasta ahora no hemos visto el nivel de ambición que necesitamos. No vemos compromisos concretos para reducir las emisiones de acuerdo con lo que los expertos estiman necesario. No estamos viendo que se esté facilitando la financiación para los países en desarrollo. Estos países lo necesitan para poner en marcha la transición y descarbonizar su energía. También están sufriendo ya los impactos del cambio climático y necesitan esos fondos para enfrentarse a estos desastres y catástrofes.
Pero lo más importante cuando los ministros vuelvan a sus países. Tendrán que enfrentarse a mucha presión política para incrementar la ambición de sus compromisos climático para 2020, si quieren cumplir con lo que asumieron en París. Algunos países ya han empezado a hacerlo, y espero que al final de esta semana sepamos más claramente qué países están preparados para incrementar su ambición.
¿Qué podemos hacer si el gobierno de EEUU, país que es uno de los más contaminantes del mundo, ha iniciado legalmente abandonar el Acuerdo de París?
Por desgracia, el gobierno de EEUU ha anunciado su intención de abandonar del Acuerdo de París. Esta es la peor noticia que podíamos recibir en la lucha contra esta emergencia climática. Pero, al mismo tiempo, vemos que algunos estados y ciudades, así como algunas compañías, dicen que aún podemos cumplir con el Acuerdo. No podemos no tener en cuenta a tanta gente comprometida con la acción climática.
No hay duda de que se necesita otro liderazgo, pero esta es solo una administración. Habrá futuros gobiernos, futuros líderes en el Congreso que vuelvan a poner a los Estados Unidos otra vez bajo el Acuerdo de París.
Cómo economista, ¿qué opinión tiene sobre los mercados de carbono? ¿reducirían la ambición o la incrementarían?
Los mercados de carbono son una herramienta, pero el modo en que que se diseñen es muy importante para poder incrementar la ambición. Son una herramienta, no la panacea. Es una de las muchas políticas económicas que tenemos que implementar.
¿Cuál sería el mejor escenario que podría alcanzar esta COP 25 respecto a los mercados de carbono?
En este momento sigue habiendo desafíos con respecto a la integridad ambiental. Esos desafíos se tendrán que discutir en esta cumbre. En nuestra opinión hasta que estos temas no se resuelvan apropiadamente es mejor no tomar ninguna decisión que nos pueda meter en problemas. Pero, también pensamos que hay posibilidad de progresar. Algunos países están planteando buenas ideas.
¿Cree que la transición ecológica es viable y factible en términos económicos?
Por supuesto. Tenemos la tecnología disponible y sabemos que podemos lograrlo. Lo que no podemos hacer es dejar que el cambio climático escape a nuestro control. El coste humano sería incalculable, así que no hay ninguna duda de que la mejor opción es poner en marcha un modo transformador de reducir nuestras emisiones.
En la nueva economía verde, podríamos caer en el mismo sistema desigual que ya tenemos. ¿Cómo evitamos cometer los mismos errores?
Es muy importante que la reducción de emisiones esté basada en la igualdad de derechos desde el principio, no después. Lo que quiero decir es que, sabemos, que por ejemplo, algunos trabajadores y comunidades van a sufrir impactos adversos. La transición tiene que ser justa. Esto quiere decir que es necesario invertir en diversificar la economía, que haya programas de formación de los trabajadores, también asegurar que las pensiones y el sistema de salud estén asegurados para estos trabajadores.
También tenemos que reconocer que los impactos de las compañías petroquímicas tienen consecuencias desproporcionadas en muchas comunidades indígenas. Estas tienen que ser prioritarias en las soluciones climáticas que pongamos en marcha. Tienen que tener acceso a energías renovables y limpias y también tienen que tener recursos en resiliencia climática para que puedan prepararse para los cambios que ya están sucediendo. Si hacemos esto bien, si ponemos la igualdad y la justicia en el centro desde el principio, podremos tener una transformación que no solo nos ayudará a enfrentarnos la crisis climática sino que también nos ayudará a reducir estas desigualdades que tenemos ya enquistadas.
¿Es posible involucrar al sector privado en esta transformación justa?
Va a tocar involucrar a todo el mundo. Para cambiar todo necesitamos a todo el mundo. Sí, las empresas jugarán un rol muy importante en desarrollar nuevas tecnologías energéticas y ya algunas lo están haciendo. Lo que tenemos que tener claro es que nuestros gobiernos, que hemos elegido democráticamente, tienen un papel central. Tienen que implementar y progresar en las cuestiones climáticas sin dejarse llevar por influencias de fuera. Sobre todo de las grandes corporaciones y grandes compañías de combustibles fósiles. El sistema legal que tenemos tiene que velar para que estas influencias no entren dentro de lo que es una discusión política.
¿Cómo se relaciona la ciencia con otros conocimientos en la lucha contra el cambio climático?
Tiendo a pensar que la ciencia es un poco más amplia de lo que a veces aparece en algunos medios. La ciencia trabaja con algo muy humano que es la observación de la naturaleza y cómo esta funciona. Este tipo de conocimiento también está presente en el conocimiento tradicional de los grupos indígenas. Son ellos los primeros que han advertido sobre los cambios climáticos que han ido ocurriendo: el deshielo, las sequías, cambios en las estaciones, cómo afecta a las especies marinas, etc. Tenemos que integrar este tipo de conocimiento, sobre todo el conocimiento sobre modos sostenibles de vivir, vivir con la tierra, vivir con la naturaleza. Es este el tipo de mundo que tenemos que construir en este momento.
Parece que el problema no tiene que ver con el acceso a la información científica, ¿por qué muchas personas, aun estando al tanto de los problemas climáticos a los que nos enfrentamos, siguen sin actuar?
Creo que hemos logrado que mucha gente ya esté concienciada. No hay ninguna duda de que, desafortunadamente, los eventos extremos y los desastres naturales están relacionados con el cambio climático, y creo que la gente se está dando cuenta de que esto no se trata de un problema futuro. Es un desafío que afecta ya a todos los aspectos de nuestra vida. Creo firmemente que el tipo de conciencia que se ha generado, que el tipo de movimiento que se ha construido aportará resultados en estos próximos años. El cambio climático ya afecta a los mercados financieros e impacta también en las economías y en la seguridad. Creo que va a llegar un momento en que este movimiento va a ser imparable.