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Un superrico contra Putin

«Ser rematada e insensatamente rico puede provocar muchas más muertes y dolor de lo que nuestro imaginario colectivo sospecha. ¿Más que Putin con su guerra? Bastante más que Putin con su guerra», escribe Atxe.
Un superrico contra Putin
Richard Branson en un acto en la Universidad de California en Irvine. Obsérvense las mangas con chorreras. Foto: GILBERTO CARDENAS / FLICKR

Sir Richard Branson, 286ª persona más rica del mundo, ha pasado por España y nos ha iluminado con su presencia. El multimillonario inglés tiene una idea para dejar de depender del petróleo ruso: que cada ciudadano circule un poquito más despacio con su coche y que baje 1 ºC el aire acondicionado. Según sus palabras, con esta simple medida, podríamos reducir nuestro consumo en carburantes la friolera de… ¡un 1 o incluso un 2%! Bravo. Hurra. Gracias, Señor, por mostrarnos el camino, pero es un camino que no nos lleva a la solución de las necesidades de la humanidad.

Este hombre, que forma parte del selecto grupo de magnates que derrocha millones privados en una carrera para colonizar el desaprovechado mercado de los viajes al espacio, quiere que tú y yo pongamos nuestro granito de arena para impedir que Putin pueda comprar armas, y terminar así con la guerra en Ucrania. Aclaremos que dejar de depender de los combustibles rusos y de financiar su terrible acto bélico es ciertamente una gran idea. Eso por un lado. Pero hay más lados que analizar en las palabras de Branson.

Lo primero que hay que remarcar es que ni tú ni yo somos los culpables de que Putin pueda comprar armas gracias a nuestro consumo energético. Por si habías empezado a sentirte malamente porque este domingo hiciste un adelantamiento a 130 km/h en la autopista. Estoy en contra de la velocidad en la carretera, pero un adelantamiento a 120 no parará la guerra en Ucrania.

El señor Branson es dueño de las más de 360 empresas que forman el grupo Virgin. Entre ellas hay varias compañías aéreas, otras de viajes en barco y también, como decíamos, de viajes espaciales pop. ¿Cuánto carburante pueden llegar a consumir en un año tan solo sus empresas de transporte aéreo y marino, consistentes en una flota de 188 aviones, 3 cruceros y una nave espacial? Su objetivo, respecto a este último proyecto, es operar 400 vuelos comerciales al espacio anualmente por cada base de lanzamiento.

Pero es que, además, para la fabricación de todo ese aparataje de vehículos y demás productos, Virgin Group necesitará generosas cantidades de minerales que se extraen en lugares bastante inestables del planeta, como por ejemplo la República Democrática del Congo. La extracción de casiterita, coltán, oro y wolframita, necesarios para los componentes electrónicos, es motivo de graves abusos contra los derechos humanos. Allí, la minería, el contrabando y el tráfico ilegal de minerales preciosos está en manos de numerosos grupos armados que se nutren de la venta de estos materiales, que llegan elegantemente empaquetados a nuestro «Primer Mundo». Que sepamos, el propietario de Virgin no ha dado muestras públicas de preocupación por el sufrimiento causado por estos grupos de matones.

Volviendo a los combustibles fósiles, Branson no es ajeno a la problemática del cambio climático: en 2007 fundó la empresa Virgin Fuels para hacer frente al encarecimiento de los carburantes e investigar en la creación de un combustible revolucionario para automóviles y, en un futuro (ideal), para aviones. Además, ha diseñado un sistema para que sus megacruceros emitan menos CO2. Parece que el multimillonario empresario ve peligrar sus inversiones, pero también deja ver que no está dispuesto a renunciar a su modelo de vida y de negocio para hacer frente a la emergencia climática. «Que todo cambie para que todo siga igual», escribía Tomasi di Lampedusa en la década de 1950. En la de los 20 del nuevo siglo, esta frase no puede ser más pertinente para describir al capitalismo verde y tecnoadorador al que personajes como Branson representan.

El lastre de los superricos

Preferencias empresariales al margen, tal como nos recordaba un estudio del Laboratorio de las Desigualdades Globales, «el 10% más rico es responsable de cerca del 50% de todas las emisiones, mientras que el 50% más pobre produce el 12% del total». Está más que demostrado que el nivel de vida de la gente rica es incompatible con las necesidades vitales de toda la humanidad y es un lastre para frenar la crisis climática.

Me atrevería a decir que, después de las antipolíticas para frenar el cambio climático (o las políticas para promoverlo), ser rematada e insensatamente rico puede provocar muchas más muertes y dolor de lo que nuestro imaginario colectivo sospecha. ¿Más que Putin con su guerra? Bastante más que Putin con su guerra. La destrucción provocada por el cambio climático, que deriva también de las grandes desigualdades, no se observa tan nítidamente como una guerra con misiles. Ocurre por lo bajinis y bajo el amparo del hipócrita y desvergonzado modelo económico neoliberal.

Nuestro fallido sistema ha sembrado un futuro terroríficamente amenazador para una gran parte de la población mundial, donde los fenómenos meteorológicos extremos, la escasez de combustibles, minerales, alimentos y agua causarán un dolor indescriptiblemente mayor que el que está causando la guerra en Ucrania. Estamos solo en el principio. Y también estamos a tiempo de reducir ese dolor. Para ello, las medidas no pasan exclusivamente por la responsabilidad individual. Pasan por la planificación estatal y mundial para decidir, entre toda la población, en qué empleamos nuestra riqueza y nuestros recursos: si lo hacemos para beneficio de la humanidad en su conjunto o para el de los mercados, sus dueños y sus oligopolios. Como deberían pasar, pienso yo, por limitar las acciones medioambientalmente irresponsables de los superricos y su palabrería autoexcusatoria. Porque la producción de la riqueza no es mérito exclusivo del rico y el uso que haga de ella no debería ser del todo arbitrario.

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COMENTARIOS

  1. A tí no te engaña cualquiera ATXE, y por si ésto fuera poco eres una persona honesta.
    No abundan las personas con estas características, así nos vá.
    —————————————–
    Un milmillonario nuevo en el mundo cada 30 horas.
    «Para los milmillonarios, la pandemia así como el conflicto en Ucrania y el espectacular aumento de los precios de los alimentos y de la energía, están suponiendo un periodo de bonanza. Y esta realidad contrasta con un claro retroceso en los logros de las últimas décadas en la lucha contra la pobreza extrema a nivel global, señala Íñigo Macías, responsable de investigaciones de Oxfam Intermón.
    El nuevo estudio de Oxfam Intermón también revela que a nivel global las empresas de los sectores energético, alimentario y farmacéutico, generalmente sectores dominados por un puñado de empresas con mucha concentración de poder, están logrando beneficios sin precedentes, a pesar de que los salarios de las personas trabajadoras apenas han aumentado y tienen que hacer frente al mayor repunte de precios en décadas, en plena pandemia del COVID-19.
    https://arainfo.org/un-milmillonario-nuevo-en-el-mundo-cada-30-horas/

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