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Los malabares de la Generalitat catalana para evitar actuar con contundencia contra la sequía

El Govern retrasa la entrada en vigor del estado de emergencia hasta que el sistema hídrico del Ter Llobregat, el más importante del territorio, baje del umbral del 16%.
Los malabares de la Generalitat catalana para evitar actuar con contundencia contra la sequía
Dispositivo iniciado en marzo de 2023 para liberar agua del embalse de Sau hacia Susqueda con el objetivo de preservar la calidad del agua y poder garantizar la demanda hídrica de las comarcas de Girona y del área de Barcelona. Foto: Generalitat/Agència Catalana de l’Aigua-

Ha sucedido: los embalses de las cuencas internas de Catalunya han bajado de la línea roja que había marcado y remarcado el Govern para decretar el estado de emergencia por sequía. El pasado miércoles 24 de enero, las reservas de agua descendieron del temido umbral del 16% que se había fijado para aplicar medidas contundentes. Ahora mismo, se encuentran al 15,82%, pero la población catalana todavía no ha visto restringido su uso del agua. Está previsto que el Govern declare la fase de emergencia en los próximos días.

Hasta ahora la Generalitat ha asegurado que aún no es el momento para calificar lo que está ocurriendo en Catalunya como «emergencia». Desde el Govern alegaban que el sistema más importante, el del Ter Llobregat –que abastece 200 municipios del área metropolitana y parte de Girona, en los que viven seis millones de habitantes–, también debe pasar ese umbral para actuar (por ahora, se sitúa en un 16,4%).

«No es hora», dijo el conseller de Acción Climática en Catalunya, David Mascort, el viernes pasado. Sin embargo, el Govern ha anunciado este mediodía que ha convocado para este próximo jueves, 1 de febrero, una reunión de la Comisión Interdepartamental de Sequía para evaluar todos los datos y concretar «con mucha probabilidad» la entrada en la fase de emergencia «en los próximos días», según ha explicado la portavoz del Govern, Patrícia Plaja.

La red hidrográfica de Catalunya es compleja y es necesario entenderla para comprender cómo ha justificado el Govern no haber declarado todavía el plan de sequía. El estado de emergencia no se decreta de forma automática a pesar de que la media total de los nueve embalses que la Generalitat cuenta hayan bajado del 16%: depende de cada una de las unidades que conforman las cuencas.

En la parte oriental del territorio se encuentran las cuencas internas, las cuales han acaparado la atención todos estos meses debido a que sus reservas de agua han alcanzado niveles mínimos históricos. Allí, se concentran un total de 11 embalses: Darnius Boadella (Darnius), Baells (Cercs), Llosa del Cavall (Navès), Pasteral (la Cellera de Ter), Susqueda (Osor), Sau (Vilanova de Sau), Sant Ponç (Clariana de Cardener), Foix (Castellet i la Gornal), Siurana (Cornudella de Montsant), Gaià (el Catllar) y Riudecanyes.

El sistema Ter Llobregat, el más importante, se abastece de agua de seis de esos embalses: por un lado, la cuenca del Llobregat bebe de Baells, Sant Ponç y Llosa del Cavall; por otro, la cuenca del Ter obtiene el agua de Sau, Susqueda y el Pasteral. Este sistema, además, cuenta con dos plantas desaladoras: la de Llobregat (el Prat de Llobregat) y la Tordera (Blanes). En total, suministra a un territorio de 2.455 km², aunque la distribución a los hogares de cada población depende de su ayuntamiento.

En la parte occidental de Catalunya está la confederación hidrográfica del Ebro, que por ahora se encuentra en una situación totalmente diferente: está al 41,80%.

Quién gestiona el agua que hay (y qué falta)

De los 11 embalses que hay en la cuenca interna catalana, la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), empresa pública de la Generalitat de Catalunya, gestiona siete. El pantano de Riudecanyes es propiedad de la Comunidad de Regantes de Riudecanyes; Susqueda y el Pasteral son de Endesa; y Gaià, de Repsol.

Los datos sobre el estado de los embalses catalanes que ha usado Climática para la elaboración de un mapa a tiempo real se basan en los publicados en el portal de transparencia de la Generalitat y gestionados por la ACA. Pero el total de este medio y el del ente no es el mismo y hay un porqué: la Administración incluye menos embalses en su cálculo porque son demasiado pequeños o están gestionados por terceros.

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«Eso no quiere decir que no tengan que cumplir con los caudales de mantenimiento que marca la normativa», apunta la Agència Catalana de l’Aigua en respuesta a una solicitud de información por parte de Climática. Pero sí influye en que no se cuenten para el volumen total de los embalses (y resulte en una media por encima o por debajo del 16%): los embalses que se utilizan de referencia para la media que hace la Generalitat son nueve porque Gaià y Pasteral no aparecen. Este último porque no supera los dos hectómetros cúbicos, requisito para aparecer en el contador en vivo de la entidad. Y Gaià porque no pertenece a la Agència, argumentan. Sin embargo, Susqueda y Riudecanyes sí están incluidos, a pesar de ser gestionados por otras entidades.

Si se ordenan los embalses por su capacidad máxima de agua, Susqueda sería el primero, con 233,00 hm³. Es decir, Endesa gestiona el embalse más grande que tiene Catalunya, conectado, a su vez, con el embalse de Sau, el segundo más grande (165,26 hm³), que actualmente se encuentra en el 4,32% de su capacidad en contraste con el 21% en el que se sitúa Susqueda.

Pasteral (también de Endesa) se encuentra al otro lado de Susqueda y es el más pequeño de todos ellos (1,30 hm³), pero mantiene el 76% de su reserva (el 77%, según los datos de la ACA: la empresa pública señala que la diferencia entre los cálculos de este medio y los suyos también se explica por la oscilación de los embalses).

Gaià (59,40 hm³), por su parte, es propiedad de Repsol desde su construcción en 1975. Este embalse se destina a los usos industriales de la fábrica que tiene la compañía petrolera en Tarragona así como para usos agrícolas. «A raíz de las características del terreno, este embalse siempre ha tenido pérdidas cuando el agua alcanza una determinada cuota por infiltraciones de agua que van a parar a los acuíferos», explica la ACA en su página web.

Por ese motivo y para permitir la liberación de caudales ambientales, la Agència Catalana de l’Aigua y Repsol llegaron a un acuerdo en 2010 para «gestionar el embalse a cuotas bajas, liberar caudales y respetar los usos existentes». «El hidrograma del caudal generador se establece conjuntamente con el ACA y se avisa a todas las entidades y organismos afectados aguas abajo con suficiente antelación», responde Repsol a preguntas de Climática. «Por otro lado, a cada apertura o cierre de caudal ambiental ordinario se comunica al ACA».

La concesión de Gaià a Repsol finaliza en 2053

Bajo este acuerdo, la empresa puede captar agua regenerada, si es necesario, para complementar sus necesidades. Repsol, no obstante, sostiene que las reservas de Gaià solo se usan para emergencias, por lo que no lo usan de forma habitual. La última retirada que realizó en el pantano fue durante el año hidrológico de 2022 a 2023 y consumió 0,03 hm³. Se encuentra, aun así, al 1,32% de su capacidad, la más baja de toda la cuenca interna.

Además, en julio de 2023, se adjudicó un estudio de alternativas para la restitución del medio en Gaià. El plazo para llevarlo acabo es de 15 meses, por lo que todavía está en fase de elaboración. Cuando la ACA anunció este estudio, a Repsol le cogió de sorpresa, y sostuvo que no tenía «ningún conocimiento de este estudio» y que jamás habían «manifestado la voluntad de dejar de utilizar el agua del Gaià, entre otras cosas porque es una reserva estratégica para la compañía», en palabras del responsable de Comunicación y Relaciones Públicas de Repsol en Tarragona, Pep Bertran. La concesión de Repsol finaliza, según confirma la propia empresa, en 2053.

No es la primera vez que el Govern retrasa medidas para paliar la sequía. En marzo de 2023, las diferencias entre grupos políticos y la falta de diálogo rebajaron el decreto ley contra la sequía y lo sometieron a otra ronda de negociaciones mientras Catalunya se encontraba bajo excepcionalidad hídrica. Ahora, el estado de emergencia depende de ese 0,4% que separa por muy poco el destino del sistema Ter Llobregat del de las cuencas internas.

Actualizada el 30 de enero a las 18.00h.

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