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¿Dejar atrás el carbón atrás, de una vez por todas, tiene sentido económicamente? Rotundamente, sí. Solo así, el mundo podrá intentar permanecer por debajo del límite de los 2 ºC. Y no solo eso: la eliminación gradual del carbón produce importantes beneficios locales a corto plazo para el medio ambiente y la salud, superando claramente a los costes. Así lo concluye un estudio del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK) publicado en la revista científica Nature Climate Change.
En la actualidad, la combustión del carbón es la fuente más importante de dióxido de carbono, representando más de un tercio de las emisiones mundiales. Además de su contribución al calentamiento global, también tiene enormes efectos perjudiciales para la salud y la biodiversidad.
A pesar de todos estos contras, abandonar el carbón a escala global sigue siendo una tarea muy complicada desde el punto de vista político. Por ello, un equipo científico internacional ha decidido aportar sólidos argumentos económicos de por qué dar el paso hacia la decisión correcta.
«Ya estamos bien entrados en el siglo XXI, y seguimos dependiendo en gran medida de la quema de carbón, lo que lo convierte en una de las mayores amenazas para nuestro clima, nuestra salud y el medio ambiente. Por eso decidimos probar exhaustivamente el caso de una salida mundial del carbón», explica Sebastian Rauner, autor principal de la investigación. Para las simulaciones informáticas, los investigadores no solo se centraron en la generación de electricidad, sino en todos los sectores de la energía, incluyendo el transporte, los edificios, la industria y la agricultura.
Rauner deja claro que, con la actitud y los hechos actuales, limitar la temperatura a lo pactado en el Acuerdo de París es tarea imposible. Sin embargo, asegura que «si todos los países introdujeran políticas de salida del carbón, se reduciría la brecha para cumplir el objetivo en un 50% en todo el mundo». En el caso de países a la cabeza en consumo de carbón como China e India, la brecha se reduciría incluso en un 80-90% hasta 2030.
Para el estudio, se tuvo en cuenta los efectos del ciclo de vida completo de la eliminación gradual del carbón, incluyendo cómo afectaría a las fuentes de energía restantes y al sector energético en su conjunto. «Los beneficios de la reducción de los impactos sobre la salud y los ecosistemas compensan claramente los costes económicos directos de una salida del carbón», apunta Gunnar Luderer, líder del grupo de investigación sobre energía en el PIK. Ascienden, calculan, a un efecto de ahorro neto de alrededor del 1,5% de la producción económica mundial en 2050. O lo que es lo mismo: 370 dólares por cada humano en la Tierra en 2050.
El principio del fin
Abandonar poco a poco el carbón es solo el principio de un largo camino, siendo fundamental abandonar otros combustibles fósiles, como el petróleo o el gas natural. «La eliminación progresiva del carbón tiene una sinergia positiva entre el desafío del clima mundial y la contaminación ambiental local», asegura Nico Bauer, coautor del estudio. Asimismo, recuerda que «en las negociaciones internacionales sobre el clima, los gobiernos deben tener en cuenta que la eliminación del carbón es una forma barata de reducir sustancialmente las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y tiene enormes beneficios colaterales en el plano nacional».