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Babet. Aline. Bernard. Celine. Ciarán. Domingos. Europa –y España– afrontan una tormenta tras otra sin respiro. A finales de la semana pasada, Ciarán todavía afectaba a la Península después de dejar vuelos retrasados, carreteras cortadas, personas heridas y cerca de una veintena de personas fallecidas en el continente, una de ellas en Madrid tras la caída de un árbol por el viento.
El equipo de ClimaMeter, el proyecto de investigación de la Unión Europea y el Centro Nacional de Investigación Científica francés, ha querido estudiar si el cambio climático estuvo detrás de este último episodio meteorológico. La respuesta es que sí.
Según un rápido estudio de atribución publicado este martes, las tormentas de viento similares a Ciarán son más intensas en el presente que en el pasado. Tras comparar el período de 2001 a 2022 con el de 1979 a 2000, el organismo confirma que estos fenómenos tienen una presión más baja (entre 3 a 5 hectopascales o hPa, una unidad de presión atmosférica) y vientos más fuertes (de 4 km/h a 12 km/h).
«La tormenta Ciarán trajo consigo una combinación única de lluvias torrenciales y fuertes vientos, que provocaron importantes daños y pérdidas de vidas humanas. La presión central de la tormenta Ciarán descendió drásticamente en sólo 24 horas, lo que la calificó de ‘bomba meteorológica’ y la hizo excepcionalmente peligrosa«, asegura el análisis.
A la influencia del cambio climático antropogénico se le suma la de la Oscilación Multidecenal del Atlántico, un ciclo natural de calentamiento y enfriamiento en el Atlántico Norte. El estudio indica que también pudo haber influido en el fenómeno. Sin embargo, esta variabilidad natural del clima «probablemente desempeñó un papel modesto».
Más tormentas como Ciarán en ciudades más húmedas
Italia ha sido uno de los países más golpeados por Ciarán. La región de la Toscana experimentó vientos de hasta 150 kilómetros por hora y precipitaciones no vistas en al menos medio siglo. El análisis muestra que ciudades como Pisa, y en general la Toscana, experimentan condiciones más húmedas durante tormentas similares a Ciarán. «Esto subraya la necesidad de mejorar la preparación y la resistencia de las infraestructuras«, sostiene Tommaso Alberti, del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) de Italia.
Pero los riesgos se extienden a otros países y temporadas. La ciudad de Cork, en Irlanda, también está experimentando condiciones más ventosas. Asimismo, fenómenos pasados similares a Ciarán se han vuelto más frecuentes en noviembre, mientras que antes se producían en octubre.
«Las tormentas desempeñan un papel crucial en la redistribución de la energía, trasladándola de las regiones más cálidas a las zonas más frías. A medida que aumenta la temperatura global, se genera un mayor excedente de energía, lo que conduce al fortalecimiento de los sistemas de bajas presiones y a la producción de vientos más potentes«, explica Davide Faranda, del Instituto Pierre-Simon Laplace de Francia.
El estudio también incluye proyecciones futuras. Estas indican que «es probable que la velocidad media del viento disminuya en las zonas mediterráneas y posiblemente en el norte de Europa para niveles de calentamiento global de 2 °C o superiores, sobre todo a partir de mediados de siglo». Contrariamente, «se prevé un aumento moderado de la frecuencia e intensidad de los ciclones extratropicales, los vientos fuertes y las tormentas extratropicales en el norte, centro y oeste de Europa para los mismos niveles de calentamiento».
En el caso de las tormentas invernales, los cambios en la intensidad son «complejos y variados». En la región euroatlántica, se prevén cambios significativos en la intensidad de las tormentas invernales sobre todo después de superar el umbral de calentamiento de 1,5 ºC. Estos cambios se verán influidos por los cambios en la estratificación atmosférica y los gradientes de temperatura a diferentes altitudes.