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En la burbuja de IFEMA, sede de la COP 25, resulta difícil recordar que ayer fue un lunes festivo en Madrid. Si no fuera por las facultades cerradas y el vacío nada habitual en el metro de Ciudad Universitaria, pasaría algo parecido en la Cumbre Social que se celebra estos días en el Edificio Multiusos de la Universidad Complutense. Aunque lo cierto es que la afluencia y la participación en este evento paralelo no hacen pensar en puentes largos. Una de las empleadas de la cafetería pregunta mientras sirve varios cafés: “¿Y hasta cuándo estáis por aquí?”. “Hasta el viernes”, le responden. Mientras tanto, las actividades del programa de esta Cumbre Social por el Clima son tantas que se solapan. No es fácil elegir entre los numerosos temas que se proponen.
Tejer comunidad y reflexionar sobre áreas que no están tan presentes en la COP —o al menos no desde el mismo enfoque— forma parte de los objetivos de esta Cumbre Social. Durante todo el día se suceden las charlas, debates y talleres organizados por colectivos consolidados en la lucha climática, como Fridays For Future, y otros que no lo están tanto. Es el caso de Trabajadoras Por el Clima, para quienes este evento supone “una aparición pública necesaria y un espacio de aprendizaje”. Así lo resume uno de los portavoces de este movimiento que está arrancando, Juanjo Álvarez.
Este lunes, Trabajadoras Por el Clima organizó una charla sobre planificación ecológica y social de la economía. Para este martes tienen previsto un debate sobre estrategias para ampliar la base social del movimiento junto a Juventud Por el Clima y Madres Por el Clima.
Trabajando en el nuevo mundo
El pasado 27 de septiembre, en vísperas de la Huelga Mundial por el Clima, un grupo de trabajadoras y trabajadores publicaron un manifiesto, con la intención de unir esfuerzos desde una perspectiva climática del empleo. Los firmantes proceden de distintos sectores y principalmente de Madrid, aunque también se han agrupado en Murcia y Andalucía.
El manifiesto recalca que “si no detenemos el calentamiento global, no solo tendremos peores condiciones ambientales, sino que también se perderán millones de empleos en la agricultura, la pesca o el turismo en todo el mundo«. En cambio, afirma, centenares de miles de nuevos puestos de trabajo podrían generarse «si iniciamos ya una transición energética y económica que incluya la reducción de la jornada laboral».
El documento subraya que los empleos se podrían generar «tanto en el sector energético como en la agricultura orgánica, en las nuevas modalidades de transporte colectivo y público electrificado, así como en el turismo sostenible y en los campos de la investigación, desarrollo e innovación productiva”.
La precariedad como nexo
En la cafetería del Edificio Multiusos de la Complutense hablamos con Juanjo Álvarez. Aquí, por ser festivo, no hay estudiantes, pero la dinámica es la misma y no queda duda de que estamos en una Universidad: entre charla y charla, el bar sirve de lugar de encuentro y pausa para quienes participan activamente en esta cumbre. “La intención es dirigirse a todo el espectro de trabajadores y trabajadoras que ven con una simpatía generalizada toda la movilización juvenil pero que no ven reflejadas ahí las demandas del trabajo, como la precariedad laboral o los sectores que están directamente amenazados: hablo por ejemplo de la automoción”, explica el portavoz.
Álvarez describe un perfil diverso. Personas de distintas edades, aunque con algo en común: la precariedad. En definitiva, explica el activista, “la intención era cuestionarnos: ¿Cómo metemos los intereses de las trabajadoras y trabajadores y los derechos de clase para liderar un cambio transformador a favor de las mayorías?”. Y todavía lo están concretando, después de que hace algunas semanas celebraran la asamblea fundacional del colectivo.
Esa es otra manera de referirse a la transición ecológica justa de la que hablan en su manifiesto. Una transición que está presente, de forma directa o indirecta, en los lemas de la mayoría de carteles que se ven por todos los rincones de la sede de esta contracumbre. Por eso, insiste el portavoz de Trabajadoras por el Clima, la cuestión climática debería estar más presente en los sindicatos.
“Tenemos un apoyo, digamos, ideológico, pero no hay implicación. Esto recuerda al movimiento feminista, cuando el 8 de marzo ha llamado a las puertas de los sindicatos y hasta la segunda o tercera vez no han empezado a responder por la dificultad que tienen para enfrentarse a una serie de realidades que hasta ahora no habían trabajado y que les obligan a salir un poco del marco tradicional del trabajo sindical”, explica el portavoz.
El empleo en la COP
¿Qué peso está teniendo el empleo dentro de la COP? El pasado sábado, el director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para España, Joaquín Nieto, participó en un evento sobre transición energética organizado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) en el que planteó cómo una transición hacia las renovables «es una oportunidad única para crear y promover empleo, y de calidad».
En otro panel organizado durante la semana pasada en IFEMA, esta vez por el Grupo del Banco Mundial, sobre cambio climático y malestar social, la especialista en empleos verdes en América Latina y el Caribe de la OIT resaltó la idea de que los empleos ‘verdes’ deben ser, a su vez, decentes y mencionó el problema de la brecha de género. Según el informe Sostenibilidad medioambiental con empleo, que esta misma organización, presente en la COP 25, publicó en 2018, la adopción de medidas para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París «presenta un potencial de creación de empleo de 24 millones».