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Usar la crisis del COVID-19 para empujar el cambio en la conciencia climática

Hay similitudes a la hora de comunicar el cambio climático y la crisis de la COVID-19. Carles Porcel explica el éxito de una comunicación eficaz.
Usar la crisis del COVID-19 para empujar el cambio en la conciencia climática
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Uno de los principales miedos de la actual crisis sanitaria es que otros asuntos importantes, como la crisis climática, queden relegados a un segundo plano. ¿Se puede hacer algo? Por supuesto, mucho más, teniendo en cuenta que hay ciertos enfoques que relacionan la crisis sanitaria con la crisis climática. Algo que tiene en común estas dos crisis es la posibilidad de cambio; ambos son una encrucijada en la que podemos tomar nuevos caminos.

Durante el confinamiento, hubo quien esperaba que la situación excepcional hiciese reflexionar a la sociedad acerca del estilo de vida que estábamos llevando, aunque, bien pensado, resulta difícil pensar que la situación por sí sola iba a cambiar nuestra manera de vivir. El cambio hay que crearlo y empujarlo, y para ello, la comunicación se presenta como una herramienta básica y muy útil. Lo que propongo es usar patrones de comunicación que propicien un cambio de mentalidad y la adopción de ciertos valores y conductas (uso del transporte público o la contratación de energía limpia, por ejemplo) para frenar el cambio climático.

La ecuación es sencilla: si la persona sabe qué tiene que hacer, probablemente se sienta útil; por el contrario, si no lo sabe, posiblemente se sienta impotente o indiferente. Saber qué resulta útil para frenar el cambio climático suele producir un sentido de eficacia. Por supuesto, esto no es una regla fija y hay personas a la que no les llega el mensaje, o que, en situaciones de crisis, no pueden atender más de un asunto.

Por otra parte, en el ámbito de la comunicación, también hay que ir con cuidado con no conseguir el efecto contrario y poner a la sociedad en contra de nuestro mensaje. Celebrar la caída de las emisiones de los gases de efecto invernadero como resultado del confinamiento sería un ejemplo. Supone claramente un riesgo, ya que hay quien pudiera pensar que nos mostramos insensibles al sufrimiento de las personas o a la situación económica del momento.

¿Qué pautas de comunicación pueden resultarnos útiles para enfrentarnos a la crisis sanitaria y a la climática?

Activar valores comunales enmarcándolos en cambios colectivos. Las crisis repentinas suelen traer conductas altruistas que ponen de manifiesto y en primer plano los valores comunales, de cuidados. Expresar valores colectivos, de colaboración, ayuda mutua y compasión suele impactar positivamente.

En una investigación en situación de contagiar a compañeros de trabajo, se experimentó con dos grupos de personas. Se estudiaba cómo ciertos patrones lingüísticos hacían más o menos probable que las personas se quedasen confinados en casa o fuesen a trabajar. En un grupo se planteaba que no era seguro que ir a trabajar fuese a contagiar a sus compañeros, la gran mayoría decidió irse a trabajar. En el otro se planteaba que si iban a trabajar era probable que contagiara a sus compañeros de trabajo, en este caso la mayoría decidió quedarse en casa, a pesar de la pérdida de parte del sueldo.

Además, es importante enmarcar el cambio individual en el cambio colectivo. Si sabes que hay otras personas que se están implicando como tu es mucho más probable que mantengas nuevas conductas. Las investigaciones de Cialdini sobre la sanción social van en esa dirección. Si además le añades un propósito, como cuidar el planeta para nuestros herederos, todavía mejor, porque la persona le dará un sentido a su conducta.

Apostar por la equidad. Las desigualdades sociales han quedado al descubierto con la crisis sanitaria. Mostrar las vulnerabilidades resulta fundamental para poder apreciar a todas esas personas de profesiones de cuidados que quedaban invisibilizadas y para poder ponerse en la piel de aquellas personas que tienen dificultades económicas. Esto también se da con el cambio climático: mostrar la vulnerabilidad del planeta, nos  permite mostrar más empatía y ponernos manos a la obra a la hora de frenar el cambio climático.

Prepararse mejor para la nueva normalidad.  Es necesario prepararse mejor para dejar una sociedad y un planeta en condiciones que hagan frente a diferentes crisis. Por ejemplo, la Generalitat Valenciana ha promovido que la industria local sea la proveedora de los productos sanitarios (mascarillas, respiradores, etc.) para que no tener que depender de fabricantes extranjeros y poder suministrar inmediatamente en caso de urgencia.

Para saber qué otras herramientas se pueden usar para hacer una buena comunicación de la crisis climática y la sanitaria, recomiendo leer a la investigación Communicating climate change during the covid-19 crisis. Implicar a otras personas para frenar el cambio climático está en manos de todos y todas.

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COMENTARIOS

  1. Las abismales desigualdades sociales estaban ya al descubierto mucho antes de la pandemia sin embargo parecían no importar a la gente.
    (Desde 2015, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del planeta. … economía para el 99% analiza cómo las prácticas de grandes empresas y los más ricos están …Una economía para el 99% Oxfam).
    Cuando, con anterioridad a la pandemia, había manifestaciones en defensa de la Sanidad Pública de ir unas pocas decenas se pasó a ir media docena, lo mismo con la Escuela Pública y para tod@s y otras causas justas.
    Durante la pandemia todo eran aplausos a lxs sanitarixs desde los balcones y ya pasado el susto gordo si te he visto no me acuerdo. Bueno, no, que ahora han puesto la bandera monarcofranquista y sobre ella se vé de todo, desde un toro a un crespón negro. O sea que tranquilos, que semejantes amuletos lo van a solucionar todo.
    ¿Somos inconstantes, superficiales, nos han anestesiado de alguna forma?
    +++++++++++++++++++++++++++
    El pasado 25 septiembre diversas Plataformas en defensa de la Tierra y el Clima emitieron
    el Manifiesto“Justicia climática para salir de las crisis”.
    Durante el año 2018 el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) señaló que quedaban apenas 11 años para evitar un incremento de la temperatura global superior a 1,5 ºC, ese mismo informe señalaba que las regiones mediterráneas sufrirían en mayor grado los impactos del cambio climático. Cabe recordar como la temperatura en el territorio se ha visto ya incrementada en más de 1,7 ºC respecto a las temperaturas preindustriales. Hoy la lucha climática sigue incrementándose en urgencia e importancia, especialmente ante la insuficiencia de los compromisos presentados por todos los países, incluido España.
    El manifiesto que acompaña las protestas pone el acento en cinco pilares que las organizaciones consideran claves para afrontar la transformación a un modelo más sostenible y respetuoso con todas la población mundial y el planeta. En primer lugar, sobre el modelo industrial, señalan la importancia de hacer frente a la explotación tanto de los recursos como de los trabajadores, así como la protección de estos últimos frente a los inevitables cambios en la industria y la necesidad de un empleo sostenible y de calidad. A continuación, apelan a los cuidados y lo fundamental de situar los procesos de sostenimiento de la vida en el centro de una nueva concepción del trabajo necesaria en la transformación ecológica. En cuanto al sector primario, destacan su papel fundamental y buscan avanzar hacia un modelo basado en los productos de proximidad y en la soberanía alimentaria.
    Respecto al turismo, señalan el profundo impacto que ha tenido la COVID–19 sobre el sector como ha dejado patentes los peligros de la sobre-especialización económica, haciendo especial inciso en la necesidad de abrazar un modelo basado en lo local, evitando el fenómeno de las “ciudades-escaparate”. Por último, se centran en el sector público y la importancia de blindar los servicios que cubren los derechos esenciales de la población, siempre objeto de recortes y privatización.
    “Es momento”, concluye el manifiesto, “de impulsar el cambio que queremos, un cambio que ponga en el centro a las personas, los cuerpos, los territorios y la Tierra, sin dejar a nadie atrás. […] Activas y organizadas seguimos luchando por la vida”.

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