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Bruselas pide a 20 aerolíneas que dejen de hacer ‘greenwashing’

Entre las aerolíneas señaladas por "prácticas potencialmente engañosas" están las españolas Vueling y Volotea, y conocidas como Ryanair, Air France, KLM, Lufthansa y Norwegian, entre otras.
La española Vueling es una de las 20 aerolíneas señaladas por Bruselas de hacer 'greenwashing'. Foto: Barcex/Wikicommons.

La Comisión Europea (CE) y organizaciones de consumidores han instado a 20 aerolíneas a acabar con “prácticas potencialmente engañosas” que pueden suponer un “lavado verde” (también llamado ecopostureo, y conocido en inglés como greenwashing). De no hacerlo, se podrían enfrentar a sanciones económicas.

Las aerolíneas en cuestión incluyen, entre otras, a las españolas Vueling y Volotea, así como a Air Baltic, Air Dolomiti, Air France, Austrian, Brussels Airlines, Eurowings, Finnair, KLM, Lufthansa, Norwegian, Ryanair, SAS, SWISS, TAP; y Wizz Air.

Este toque de atención por parte de Bruselas surge a raíz de una denuncia de la Organización Europea de Consumidores (BEUC, por sus siglas en inglés). Ante esto, el Ejecutivo comunitario y la Red de Cooperación para la Protección de los Consumidores (dirigida, entre otras, por la Dirección General de Consumo de España) han enviado cartas a una veintena de aerolíneas identificando una serie prácticas “potencialmente engañosas” que podrían ser ilegales. En la misiva, se les da un plazo de 30 días para adaptar sus prácticas a la legislación de la UE en materia de protección de los consumidores.

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No han sido una sino varias las prácticas “potencialmente engañosas” detectadas por los organismos europeos. Entre ellas, la de crear la impresión errónea de que el pago de una tasa adicional para financiar proyectos climáticos con menor impacto ambiental o de que apoyar el uso de combustibles alternativos en la aviación puede reducir o contrarrestar totalmente las emisiones de dióxido de carbono (CO2) generadas durante el vuelo.

Otra de las técnicas denunciadas es la de utilizar el término “combustibles de aviación sostenibles” (SAF, por sus siglas en inglés) sin justificar claramente el impacto medioambiental de dichos combustibles; utilizar los términos “ecológico”, “sostenible” o “responsable” de forma absoluta o utilizar otras afirmaciones ecológicas implícitas; afirmar que la aerolínea avanza hacia un nivel cero de emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) o hacia cualquier comportamiento medioambiental futuro sin compromisos claros y verificables, objetivos y un sistema de seguimiento independiente; presentar a los consumidores una “calculadora” de las emisiones de CO2 de un vuelo específico sin aportar pruebas científicas suficientes sobre la fiabilidad de dicho cálculo y sin la información sobre los elementos utilizados para dicho cálculo; y presentar a los consumidores una comparación de vuelos en cuanto a sus emisiones de CO2 sin proporcionar información suficiente y exacta sobre los elementos en los que se basa la comparación.

“Si queremos consumidores responsables tenemos que proporcionarles información precisa”, señala Věra Jourová, vicepresidenta de la Comisión Europea. Según la política, que ostenta la cartera de Valores y Transparencia, “cada vez son más los viajeros que se preocupan por su huella ambiental y eligen productos y servicios con mejor comportamiento ambiental”, por lo que “merecen respuestas exactas y científicas, no afirmaciones vagas o falsas“.

Pasado el plazo establecido para que las compañías aéreas respondan, la Comisión Europea organizará reuniones con la Red de Cooperación para la Protección de los Consumidores (CPC) y las propias aerolíneas para “debatir las soluciones propuestas por las empresas”, explican desde Bruselas, quien sostiene que supervisarán la aplicación de los cambios acordados. En caso de que compañías implicadas no tomen las medidas necesarias para resolver los problemas planteados en la carta, las autoridades de la CPC pueden decidir adoptar nuevas medidas de ejecución, incluidas sanciones.

Es inaceptable que las aerolíneas hayan inducido libremente a los consumidores a compensar las emisiones de sus vuelos, algunas veces a un alto precio. Uno nunca puede estar seguro de que los árboles plantados para compensar las altas emisiones de un vuelo vayan a capturar el carbono, si es que llegan a plantarse”, afirmaba en un comunicado Monique Goyens, directora general de la Organización Europea de Consumidores.

Para Pablo Muñoz, coordinador del área transporte y movilidad de Ecologistas en Acción, “la llamada de atención de la Comisión Europea a 20 aerolíneas es una muy buena noticia” pues “el sector ostenta un amplio historial de condenas en diferentes Estados miembro por publicidad engañosa o directamente falsa, y mediante esta acción Bruselas vuelve a poner el foco en su discurso falaz y retardista“. Según Muñoz, “la narrativa de las aerolíneas se asemeja cada vez vez más a la de las grandes petroleras: eslóganes vacíos y ecopostureo mientras de tapado presionan a las instituciones para eliminar cualquier legislación ambiental que les afecte”.

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«El éxito de la industria aérea se debe en gran medida a su capacidad de manejar una creciente complejidad tecnológica y organizativa, contrarrestándola con normas elaboradas de forma gradual y empírica. Pero las tensiones que la crisis climática está empezando a crear en el sector piden un nuevo enfoque regulatorio», asegura el autor.

COMENTARIOS

  1. La UE permite el uso de sustancias cancerígenas en tuberías de agua potable
    La UE publicó el 23 de abril la Decisión (UE) 2024/367 de la Comisión, que presenta un listado de sustancias que los Estados pueden emplear en materiales en contacto con el agua potable.
    Ecologistas en Acción ha encontrado entre estas sustancias varios cancerígenos, reprotóxicos, mutagénicos y disruptores endocrinos que podrían contaminar peligrosamente el agua de toda la población: cloruro de vinilo, formaldehido, ftalato de bis, ftalato de dibutilo, 2,6 disocionato de tolueno, fenol…
    La organización ecologista exige al Ministerio de Sanidad que prohíba tajantemente el uso de estas sustancias peligrosas en las tuberías o cualquier otro material que toque el agua potable.
    Para Ecologistas en Acción, carece de toda lógica que sustancias tóxicas que jamás serían permitidas en materiales en contacto con alimentos por el riesgo de que se liberen y contaminen la comida, sí se permitan en materiales en contacto con el agua, que pueden contaminar de idéntica manera.
    Koldo Hernández, portavoz de la organización ecologista, ha declarado: “Un agua saludable es un derecho de la población y un asunto de salud pública. Por esta razón, exigimos al Ministerio de Sanidad que revise esta lista y, haciendo uso de su potestad ministerial, prohíba el uso de las sustancias nocivas publicadas por la Decisión 24/367 en cualquier material o producto en contacto con el agua potable”.

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