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Barcelona y Madrid, en el punto de mira por sus altos niveles de contaminación

La Ciudad Condal ha vuelto a incumplir el valor límite anual establecido por normativa para el dióxido de nitrógeno. Madrid, a pesar de no rebasar la máxima concentración permitida, la sigue de muy cerca. Ante esta situación, Ecologistas en Acción defiende que medidas como las zonas de bajas emisiones son insuficientes para combatir la contaminación de ambas urbes.
Barcelona y Madrid, en el punto de mira por sus altos niveles de contaminación
La boina de contaminación es una imagen frecuente en el cielo de Madrid. Foto: Fernando Sánchez

Hubo una temporada en que en las grandes urbes se podía respirar mejor. Fue en tiempos de pandemia, cuando las restricciones evitaron que los gases de efecto invernadero siguieran al alza durante los años 2020 y 2021. Sin embargo, con el regreso a la nueva normalidad, las ciudades volvieron a ser epicentros de contaminación. Barcelona es una de ellas.

El núcleo urbano ha vuelto a incumplir el valor límite anual establecido por normativa para el dióxido de nitrógeno (NO2). En concreto, ha sido la estación del Eixample la única en toda España que ha rebasado el límite al alcanzar una concentración de 42 microgramos por metro cúbico (µg/m3), según ha explicado Ecologistes en Acció en un comunicado este lunes. 

La máxima concentración permitida desde el año 2010 es de 40 µg/m3. Tal como explica la organización, que ha analizado los datos provisionales de la Generalitat de Catalunya, «Barcelona acumula más de una década de incumplimiento normativo«.

Madrid, a pesar de no haber rebasado el mismo límite por primera vez desde que existen registros, la sigue de muy cerca. La estación de Plaza Elíptica lo igualó con una concentración de 40 µg/m3, frente a los 41 µg/m3 alcanzados en 2020 y 2021. La entidad ecologista insiste en que la capital se mantiene aún «en niveles muy elevados» de NO2.

Además, los niveles de dióxido de nitrógeno en ambas aglomeraciones duplican el nuevo valor límite anual propuesto por la Comisión Europea para 2030 de 20 µg/m3, y cuadruplican la recomendación anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 10 µg/m3.

Tanto Barcelona como Madrid fueron condenadas el pasado 22 de diciembre por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). El órgano sentenció que España no había tomado las medidas adecuadas para impedir el incumplimiento continuado de los límites de contaminación del aire en Madrid y Barcelona entre los años 2010 y 2018. La resolución no conllevó ninguna sanción económica por ser una primera condena sobre el caso.

Medidas insuficientes para frenar la contaminación

Con la entrada del nuevo año, se pretenden aplicar nuevas medidas frente al cambio climático en las grandes urbes que deberían tener un efecto positivo también en los niveles de polución atmosférica. Los municipios españoles de más de 50.000 habitantes, los territorios insulares y los que tengan una población superior a 20.000 personas y superen los valores límite de contaminación tendrán que aplicar en sus territorios las llamadas zonas de bajas emisiones (ZBE).

Esta decisión no es una novedad para Barcelona y Madrid, que aplicaron las ZBE en 2020 y 2021 respectivamente. Por ese motivo, Ecologistes en Acció cree que la medida es insuficiente para frenar la contaminación del aire de ambas. En el caso de Barcelona, la entidad considera que «la medida es ineficaz por afectar a muy pocos automóviles, mientras que en el caso de Madrid lo es por limitarse a dos ámbitos muy reducidos de la ciudad y por ser cada vez más permisivas».

En teoría, unos 150 municipios deberán implementar esta norma, que contempla la restricción de determinados vehículos y el fomento de transporte público. En la práctica, ya están empezando a surgir los primeros desacatos a la nueva obligación legal por parte de los principales ayuntamientos españoles, tal y como denuncia la organización.

«El objetivo de las zonas de bajas emisiones no debería ser acelerar la renovación del parque de automóviles, sino conseguir una rebaja sustancial de los vehículos en circulación, que permita reducir la contaminación atmosférica y acústica, las emisiones de gases con efecto invernadero, los accidentes de tráfico y la ocupación abusiva del espacio público».

Según el Instituto de Salud Global, la contaminación del aire ocasiona cada año hasta 6.000 muertes prematuras en las ciudades de Barcelona y Madrid, la mitad de ellas atribuidas directamente al NO2 que producen los automóviles alimentados por combustibles fósiles, y en particular los vehículos diésel.

Más allá de estas dos grandes ciudades, España la conforman otras localidades que, aunque no incumplen los valores vigentes de contaminación, también están por encima del límite propuesto por la Comisión Europea y de la recomendación de la OMS.

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