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El calor que ha hecho en España durante el mes de abril no ha sido usual. En el aeropuerto de Córdoba se estableció un nuevo récord para el cuarto mes del año en la España peninsular con 38,8 ºC. Tampoco han sido normales las altas temperaturas de Portugal, donde se llegó a 36,9 ºC, ni en Marruecos y Argelia, que superaron los 41 y los 40 ºC, respectivamente, en algunas ciudades. Ahora, un análisis científico hiperrápido certifica que un acontecimiento como el sufrido en los cuatro países a finales de abril habría sido «casi imposible» que ocurriera sin el cambio climático inducido por el ser humano, con temperaturas hasta 3,5 °C más altas en comparación con un planeta sin calentamiento global.
A finales del mes pasado, los países ribereños del Mediterráneo occidental experimentaron una excepcional ola de calor temprana (si bien en España no se consideró oficialmente como tal), con temperaturas locales hasta 20 ºC más altas de lo normal y récords de abril batidos hasta en 6 ºC. Esto se traduce en que el episodio de temperatura extrema haya sido al menos 100 veces más probable debido al clima actual, según constata el World Weather Atribution (WWA) en su nuevo estudio de atribución. En el caso de España, solamente se estudió la parte sur del territorio. Aun así, el equipo de especialistas avisa de que la cifra es conservadora debido a limitaciones técnicas.
Actualmente, el planeta se ha calentado 1,2 ºC respecto a la época preindustrial. De llegar a los 2 ºC, el aumento de temperaturas en un episodio como el de abril podría ser de mínimo 4,5 ºC. Por contra, en un planeta sin cambio climático, el calentamiento hubiese sido de dos grados menos.
Este suceso extremo ha acontecido, además, en un momento crítico para la campaña agrícola de los cuatro países, ya que «se sumó a una sequía plurianual preexistente, agravando la falta de agua en las regiones del Mediterráneo occidental y amenazando el rendimiento de las cosechas de este año», afirma Fatima Driouech, profesora asociada de la Universidad Politécnica Mohammed VI. «A medida que el planeta se caliente, estas situaciones serán más frecuentes y exigirán una planificación a largo plazo, que incluya la aplicación de modelos agrícolas sostenibles y políticas eficaces de gestión del agua», ha enfatizado la experta.
El WWA nunca había hecho un estudio tan rápido como este, según han asegurado algunos de sus autores en la rueda de prensa de presentación del informe. Solo han tardado una semana en analizar la contribución del cambio climático a este episodio de calor (se analizaron las temperaturas entre el 26 y el 28 de abril). A diferencia de otras veces, los datos son preliminares debido a la velocidad del análisis. No obstante, los datos empleados son de alta calidad, como certifican varios especialistas externos, y la ciencia es clara: toda ola de calor a día de hoy está bajo los efectos del calentamiento global.
Roop Singh, asesora principal sobre riesgos climáticos del Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, recuerda que «las olas de calor son los desastres meteorológicos más mortales» y que, en el caso de España, la vulnerabilidad al calor en las zonas urbanas es seis veces mayor que en zonas rurales.
En 2022, episodios como estos provocaron casi 4.000 muertes en España y más de 1.000 en Portugal, según los recuentos de la OMS. Cada año, una media de 262, 250 y 116 personas mueren a causa de enfermedades relacionadas con el calor en Argelia, Marruecos y Túnez, respectivamente.
Además, «las olas de calor que ocurren a principios de temporada suelen ser especialmente mortíferas debido a la falta de aclimatación de la población, la menor preparación para el calor (por ejemplo, la gente aún no ha sacado los ventiladores o los aires acondicionados del almacén), y los efectos de la cosecha», mantiene Singh.
Para evitar más muertes, la experta defiende una planificación urbana que reduzca el efecto de isla de calor «mediante la incorporación de más espacios verdes y azules«. Además, continúa, «se ha demostrado que los sistemas de alerta temprana del calor, los comportamientos simples de autoprotección como beber suficiente agua, los planes de acción contra el calor en las ciudades, los fuertes lazos sociales y la mejora de la percepción del riesgo reducen los impactos sanitarios relacionados con el calor».
En Europa, especialmente, las temperaturas suben de forma más rápida que en cualquier otro continente. Friederike Otto, cofundadora del WWA y profesora titular de Ciencias del Clima en el Instituto Grantham para el Cambio Climático y el Medio Ambiente explica que el Mediterráneo es una de las regiones más vulnerables al cambio climático en el territorio.
«Afortunadamente, los efectos del calor son reversibles», asegura la científica. Pero, para lograrlo, la científica propone una medida que no se está implementando: «tenemos que dejar de usar combustibles fósiles. Si no se detiene rápidamente su quema y no nos adaptamos a un clima más cálido y seco, las pérdidas y daños en la región seguirán aumentando drásticamente».
* Artículo actualizado a las 15:51, hora peninsular española.
Andaluces adictos a procesiones y romerías:
Tantos lloros y emoción para acabar muriendo de calor y de sed.
Cuanta inconsciencia hay en el mundo. Así nos va.
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Ecologistas en Acción, califica de alucinante, la cuestión planteada por el gobierno andaluz, de solicitar desembalsar el pantano del Ágrio, para que <> lleve agua al paso de los rocieros. La frivolidad de esta decisión, no tiene parangón cuando se está en medio de una de las peores sequías registradas, que junto con las temperaturas extremas, jamás registradas en la primavera y que nos trasladan ya de forma definitiva, al escenario mil veces anunciado de calentamiento global.
El vado del Quema es un paso del Guadiamar, en este río se centran todos los males de la Doñana sevillana, que nada tiene que envidiar en afecciones, a la de Huelva.
En los años 70, las transformaciones para poner en cultivo miles de hectáreas de marisma cortaron el principal aporte de aguas a Doñana, el caño Guadiamar. Estas hectáreas se empezaron a poner en regadío extrayendo las aguas del acuífero y llevándolo a su sobreexplotación, registrándose descensos del nivel freático de más de 20 metros. Buena parte de estas extracciones son ilegales, como vienen a confirmar las sentencias del supremo y se centran en varias fincas de grandes propietarios conocidas como los Hatos.
Hay una propuesta de recuperación del Guadiamar pero a día de hoy lo que tenemos son fincas que siguen regando sin problemas, con pozos que siguen funcionando y un aporte extra de aguas que secan el río.
A esto se le suma la consabida sangría del acuífero para los frutos rojos en la zona de Huelva.
El resultado, entre otras afecciones, la seca masiva de pinos y otras especies vegetales que se vienen registrando en el Espacio Natural Doñana.
El vacío creado por la extracción del agua dulce para la agricultura intensiva y el abastecimiento de Matalascañas, se rellenaría con agua salobre, o directamente salada, procedente del mar.
Se rompe así el equilibrio de este acuífero que en condiciones naturales venía descargando en el mar, manteniendo una potente capa de agua dulce procedente de los aportes de la zona de recarga del acuífero, por encima del agua salada sobre la que flota, permitiendo la presencia de pozos de agua dulce en la misma playa.
La Confederación Hidrografica del Guadalquivir dice que aprovechará uno de los desembalses del Ágrio para cubrir la demanda de la Junta, los rocieros tendrán su postal asegurada, los regantes seguirán disponiendo de un agua que en breve podría ser vital para el consumo humano y Doñana seguirá como en los últimos años, seca por encima y salada por debajo, lo que provocará que igual los rocieros pueden tener algo de agua en el Quema pero se quedarán sin los pinos del camino.
Doñana, sin aportes superficiales y con el acuífero seriamente dañado, se muere.
https://www.ecologistasenaccion.org/290974/los-rocieros-tendran-algo-de-agua-en-el-quema-pero-se-van-a-quedar-sin-pinos-en-el-camino/
[…] lie. Spain and several Mediterranean countries registered heat in April that would be “almost impossible” without climate change, as an attribution study recently indicated. The same specialists […]