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Ataviados con sus trajes tradicionales, la visita a Atenas de una pequeña representación de la comunidad arhuaca de Colombia, oriunda de la Sierra Nevada de Santa Marta, una montaña situada en el extremo norte del país, no ha pasado desapercibida. Los arhuacos son una de las cuatro poblaciones originarias, junto con los wiwas, los kogis y los kankuamos, descendientes de los tayrona, que sobrevivieron al ataque de los conquistadores retirándose a zonas montañosas. Esta semana han estado en Atenas invitados en el marco del Festival heleno iberoamericano de literatura LEA y la Feria del libro de Bogotá, que este año tiene como eje «leer la naturaleza».
Entre la representación de los cinco arhuacos llegados hasta el país heleno, hay dos Mamus, los líderes espirituales de las comunidades. La preparación para ser un Mamu empieza desde que son pequeños y a lo largo de su vida su única misión será desarrollar una sabiduría y un conocimiento profundo de la tierra para luego legarla a la comunidad y a las nuevas generaciones.
Mamu Kuncha es uno de ellos. Kuncha, que significa sol, es el líder cultural y político de la comunidad arhuaca de Nabusimake. Educado en la tradición arhuaca, habla exclusivamente iku, la lengua tradicional de los arhuacos. Actualmente es el Mamu principal de la Kankurwa de Seykúmuke y ostenta la máxima autoridad en uno de los dos templos sagrados más importantes. De 1976 a 1986, Mamu Kuncha ejerció como asesor jurídico-espiritual del pueblo arhuaco y a lo largo de su vida ha desempeñado un papel crucial en el establecimiento del sistema educativo arhuaco. En 1990, fue nombrado Mamu Mayor, responsable de la consolidación territorial. El otro Mamu que le acompaña es Mamu Camilo, líder de Katanzama, un pueblo arhuaco junto al mar Caribe. También educado exclusivamente bajo los métodos tradicionales arhuacos, solo habla iku. Actualmente ejerce como jefe del Consejo de Mamus arhuacos de Magdalena-Guajira, Mamu.
Hermanos mayores, hermanos menores y la tarea de proteger la Tierra
Los arhuacos se denominan a sí mismos los «hermanos mayores» de la Tierra. En su cosmovisión, los pueblos originarios ostentan este título; mientras que las poblaciones no originarias son los «hermanos menores», aquellos que «han dejado de escuchar la naturaleza». Mamu Kuncha asegura que se les ha encargado a ellos «la protección de la Tierra y de todos sus elementos: de la energía que se encuentra tanto en las montañas altas como en las montañas bajas o en las cuencas hirográficas. En en la tierra donde habitamos, encontramos todos los principios del ser y del saber arhuaco».
Preguntado sobre el modelo de vida actual, Mamu Kuncha lo tiene claro: «la tierra no nos necesita, pero nosotros sí que la necesitamos a ella, y por eso deberíamos cuidarla y protegerla; para que las nuevas generaciones también puedan disfrutarla». Los arhuacos, que ciertamente disponen de un saber ancestral —de hecho, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad— tiene como «misión» transmitir todos esos conocimientos a sus descendientes para que ellos puedan coger el relevo en «la tarea de proteger la tierra».
«Recuerdo mi infancia y miro hacia atrás y veo que sí, que a lo largo de mi vida, [el planeta] ha sufrido muchos cambios», relata. «La vegetación, los cultivos o el comportamiento de los animales han cambiado. Y los culpables somos los humanos: hemos buscado transformar y agredir a la Madre Tierra. Me han preguntado muchísimas veces qué se debe hacer ante estos cambios que se están dando en el mundo. Yo no tengo la respuesta. Yo sé cómo debe actuar mi pueblo, pero no el resto de la humanidad. Los grandes tomadores de decisiones tienen que buscar sus soluciones. La afectación a la Madre Tierra a causa la explotación indiscriminada de los recursos naturales ha afectado su ritmo».
Los arhuacos ante la emergencia climática
«Si no tomamos consciencia ahora, más adelante, las afectaciones serán peores», advierte Mamu Kuncha, quien considera que «el espíritu humano ha cambiado durante los últimos años (…) Ya no vivimos en paz, ni con nosotros mismos ni con el mundo. El mundo se metió en la carretera de la velocidad y esto está cambiando el ritmo de la naturaleza, de la fauna y de la flora». Y es que también en la Sierra Nevada de Santa Marta, allí en los confines colombianos, se notan los efectos del cambio climático. «Crecen árboles donde nunca antes habían crecido», lamenta.
Los arhuacos, que viven en uno de los lugares del planeta con más especies endémica amenazadas de extinción, consideran que la Tierra está cansada y que eso se manifiesta en el aumento y la proliferación de los fenómenos meteorológicos adversos. Además, no solo están siendo víctimas de la emergencia climática, sino que lo largo de los últimos años, estas comunidades ancestrales han tenido que hacer frente a proyectos de extracción y minería por parte de empresas multinacionales, proyectos hidroeléctricos, saqueos y profanación de sus sitios sagrados o el intento de erradicación de su cultura y sus tradiciones. También han sufrido durante años el fuego cruzado durante el conflicto armado que hubo en Colombia entre militares, paramilitares y otros grupos armados.
Uno de los puntos más interesantes cuando se habla con las comunidades originarias es saber cómo encuentran el equilibrio entre sus tradiciones y la modernidad tecnológica. Mamu Kuncha va descalzo, pero sus acompañantes todos llevan un móvil. «Aparecen nuevas tecnologías, pero el conocimiento arhuaco no las necesita. En los últimos veinte años, hemos visto como la transmisión de los mensajes a través de la tecnología pierde la autenticidad. Los Mamus nos hemos dado cuenta de que tenemos que reservar y preservar nuestros conocimientos y no permitir que la autenticidad de nuestros conocimientos esté en manos de la tecnología; porque esto genera confusión, problemas sociales y dificultades para el entendimiento, porque distorsiona la información. El secreto para mantener intacto el saber arhuaco es resguardarlo», asevera Mamu Kuncha.
Un reconocimiento que tarda en llegar
Si bien actualmente los artículos 7 («El estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación Colombiana») y 8 («Es obligación del Estado y de las personas proteger las riquezas culturales y naturales de la Nación») de la Constitución colombiana sí que instan al respeto a las culturas étnicas y a los saberes ancestrales, al país le ha costado mucho reconocer el legado y el valor de los pueblos originarios.
En Colombia, actualmente dirigido por el izquierdista Gustavo Petro, no fue hasta 1991, cuando se redactó una nueva Constitución, cuando se contemplaron los derechos de los pueblos originarios. En un país en el que hay hasta 450.000 personas pertenecientes a alguno de los 81 grupos étnicos existentes, es mandatario no solo proteger la vida de estas personas sino defender, reconocer y fomentar su riqueza cultural.
La cuestión de la protección de los pueblos originarios, sin embargo, está lejos de ser resuelta; y los debates en relación a cómo se deben conservar los saberes ancestrales de estas personas aún están abiertos. Sin ir más lejos, hace casi un año, en agosto de 2023 se aprobó en Colombia el Decreto No.1345 de 2023. Se trata de un decreto de transición que tiene como objetivo contribuir al Desarrollo del Sistema Educativo Indígena Propio. Este Nuevo Sistema Educativo tiene como objetivo, entre otros, reconocer el sistema educativo de los pueblos originarios y mejorar las condiciones de los y las docentes.
Si bien lentamente, los pueblos originarios, otrora saqueados y violentados de manera sistemática, van poco a poco conquistando derechos y el reconocimiento que se merecen. Porque como concluye Mamu Camilo «el resto del mundo necesita de los conocimientos de estos pueblos para salvar la Tierra y aprender sobre qué está sucediendo en el mundo».
Nota: Mamu Kuncha y Mamu Camilo han estado en Atenas acompañados de Ati Gunnawi, defensora de los jóvenes arhuacos y líder medioambiental, cofundadora de la ONG Becas Climáticas para Jóvenes Latinoamericanos y considerada por la revista Forbes como una de las 100 mujeres más relevantes de Colombia en 2023; Noel Alberto Torres Izquierdo, líder indígena y licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Nacional de Colombia, actualmente secretario de los Mamus Mayores y asesor del Ministerio de Cultura de Colombia sobre la participación de los jóvenes indígenas; y Luis Salcedo, líder arhuaco representante de la Fundación Cuenca del Río, miembro de la Junta Directiva de Dusakawi EPS, miembro de la Junta Directiva del Cabildo Arhuaco del Magdalena-Guajira, y actualmente Gobernador del Cabildo Arhuaco del Magdalena y la Guajira.